tag:blogger.com,1999:blog-79513350529899870282024-03-13T05:00:29.863+01:00Sirope de alceArantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.comBlogger109125tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-31165818911090808702021-07-20T23:44:00.005+02:002021-07-20T23:46:50.901+02:00Meet cute: amor en tiempos de pandemia (una historieta Harlequín... sin receta)<p>Durante la pandemia se me han ocurrido muchas cosas para publicar posts agudos y ocurrentes sobre la hecatombe colectiva que estamos viviendo. Todas esas ideas quedaron enterradas por una avalancha de trabajo, y tuve que resignarme a que otra vez iba a pasar un año sin escribir nada que no fueran respuestas a los cientos de correos electrónicos de estudiantes ansiosos que inundaban mi buzón. Pero esta semana, durante una de las raras cenas tranquilas en las que Monsieur M. y yo podemos hablarnos frente a frente sentados a la mesa de un modesto restaurante, él me dijo, con su habitual e irritante zenitud y estilo directo: «Si quieres escribir, escribe. Lo que sea. Si sigues sin escribir y esperas a tener tiempo, no solo no lo harás jamás, sino que te vas a oxidar tanto que cuando quieras retomarlo, te vas a desanimar». </p><p>Ante mi respuesta de que ahora durante las vacaciones tengo tiempo pero no parezco tener nada interesante que contar (este año de rutina extrema de dar clases a distancia, sacar al perro y poner lavadoras no parece ser muy propicio para la inventiva), y su respuesta despiadada de que eso no ha parecido frenarme nunca en el pasado (auch), le digo medio en broma que podría lanzarme a la novela Harlequín. «Por qué no», dice él, imperturbable. Así que heme aquí, intentando desincrustarme la roña de los engranajes narrativos, y regalándoos esta me temo que muy mediocre historieta Harlequín con cero pretensiones literarias que se lee bien en la playa. Porque si no se puede ser Almudena Grandes, al menos una intentará ser Corín Tellado :-). A mí escribirla me ha proporcionado un rato agradable de vacaciones mentales, y me ha permitido reanudar el contacto con mi lengua materna, que a veces queda un poco enterrada por el inglés y el francés en el que vivo. Lo que me dio la idea para escribir esta historieta es la idea de la proximidad física con desconocidos, algo a lo que esta pandemia nos ha deshabituado y que se ha convertido en una especie de fantasma incluso para alguien como yo, que no soy particularmente tocona y corpórea. Espero que la disfrutéis. </p><p>******************</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXGrVoRiXXXn107IFDxM9qnv-ARDPF6vWwMcMQ_6nzr8kp5idOg58-tP78Arusv7HfZI33SMPz5nX4fz5hpMuoWuq_AXlM6kTnn0I5Z8eRM2yQdtx4jwF9JVGg_MGbTHSftMOsmgOQw4W9/s600/poster%252C504x498%252Cf8f8f8-pad%252C600x600%252Cf8f8f8.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXGrVoRiXXXn107IFDxM9qnv-ARDPF6vWwMcMQ_6nzr8kp5idOg58-tP78Arusv7HfZI33SMPz5nX4fz5hpMuoWuq_AXlM6kTnn0I5Z8eRM2yQdtx4jwF9JVGg_MGbTHSftMOsmgOQw4W9/s320/poster%252C504x498%252Cf8f8f8-pad%252C600x600%252Cf8f8f8.jpg" /></a></div><p><i>MEET CUTE</i> (AMOR EN TIEMPOS DE PANDEMIA) </p><p>El atrio del Hospital General Judío de Montreal, una inmensa sala sin columnas que lleva a la entrada principal, está lleno a rebosar, como si la pandemia no existiera. La alarma de incendios resuena mientras la aglomeración compuesta de una mezcla de personal sanitario en uniforme, pacientes, gente que trabaja en la administración y guardias de seguridad desfilan de manera relativamente ordenada (tan canadiense, esto) hacia las puertas principales. Los guardias de seguridad elevan la voz para dar instrucciones de vez en cuando, pero mantienen un tono tranquilo. La gente se mira con curiosidad, como preguntándose en silencio si esto no es un inoportuno simulacro de evacuación del hospital. Aunque ya no es obligatoria, muchos se han puesto la mascarilla al encontrarse súbitamente hombro con hombro con una multitud de personas, algo a la que ya nadie está acostumbrado tras casi un año y medio de distanciación física obligatoria. Es justamente esta proximidad con todos estos cuerpos de desconocidos la que hace emanar del gentío una extraña sensación, mezcla de júbilo y de precaución. Es probablemente también la razón por la que la gente no parece tener prisa ni se precipita hacia las puertas, sino que se mueven de manera acompasada, arrastrando un poco los pies. </p><p>Ana, que ha venido con sus colegas de la universidad para asistir a una formación sobre las medidas sanitarias que habrá que respetar a la vuelta a las clases en presencial, se ha separado de sus compañeros profesores porque cuando la alarma ha empezado a sonar a ella la ha sorprendido de camino al cuarto de baño, no tanto por necesidad como por darse diez minutos de descanso de la formación. Necesitaba una pausa de escuchar cuál es el protocolo de lavado de manos correcto mientras sus compañeros tomaban nota aplicadamente en sus cuadernos. Si Ana escucha una vez más lo importante de un lavado de manos exhaustivo, es muy probable que se prenda fuego al pelo gritando obscenidades. Así que se impone una expedición al cuarto de baño con parada ante la máquina de café pútrido del hospital. </p><p>Ana es una mujer morena de cuarenta y nueve años, no es bajita pero tampoco se la puede calificar de alta, su constitución tira a delgada pero su amor por la cocina y la buena comida se ha establecido con rotundidad en sus caderas y en su trasero. Tiene un culo redondo, poco pecho, el paso más bien atlético de las personas bastante activas físicamente, unos inmensos ojos grises rodeados de unas arrugas que prueban que sonríe a menudo, y que sonríe con ganas. Los labios sorprendentemente carnosos suelen adoptar por defecto una sonrisa torcida que anuncia un buen sentido del humor. Ana no es una mujer fea, pero tampoco es una de esas bellezas que cortan la respiración. Probablemente lo más atractivo en ella sea ese aire de confianza en sí misma que suelen tener algunas personas que han sobrepasado los 40 y comienzan a conocerse relativamente bien y han hecho las paces con quiénes son, y a las que les importa una mierda lo que los demás piensan de ellas. Eso, o su culo redondo. Vete a saber. Ana ha pasado hace ya casi una década a ese limbo de invisibilidad en el que entran todas las mujeres a los cuarenta. No piensa mucho en su belleza porque hace ya mucho que nadie la nota ni le habla de ella: sí, su marido le hace el comentario ocasional que se espera de él cuando se arregla un poco más de lo habitual para salir a cenar, pero esos comentarios son hechos con más cortesía que deseo. Ana mentiría si dijera que no echa un poco de menos la época en la que las miradas de los hombres se posaban sobre ella en el metro, pero al mismo tiempo esta nueva invisibilidad le produce un alivio considerable, y el anonimato que procura le encanta. Ella lleva tiempo invirtiendo en otros aspectos de su persona más durables que la piel lisa o unos muslos bien firmes, y vive la transición a la «edad madura» de manera bastante asumida. Luce dos mechones blancos en las sienes con orgullo, y le muestra el dedo medio a cualquiera que le diga que no teñirse el pelo a su edad es «de dejadas».</p><p>Hoy lleva unos simples vaqueros de tono oscuro, una camiseta negra de manga corta cubierta por una cazadora de cuero estilo motero, unas zapatillas de deporte y una pequeña mochila negra. Es de esas mujeres que se visten joven sin hacer esfuerzos por parecer joven, sino porque es como se ha vestido siempre. No lleva puesta mascarilla, la ha metido en la mochila para poder tomarse el café y no ha vuelto a pensar en ella.</p><p>El caso es que Ana escucha la alarma y piensa que la ha salvado del peor café de toda la provincia de Quebec y de cuarenta y cinco interminables minutos más de descripción de normas de higiene de base. Gira sobre sí misma (conoce bien el hospital, ha sido paciente en él) y se dirige hacia el atrio, incorporándose a la corriente de personas que salen de oficinas y salas de espera. Ana no siente especial inquietud, está acostumbrada a los ejercicios de evacuación de incendios de la universidad. </p><p>Antes de llegar a la gran sala que es el atrio, y como el ritmo de marcha se ha ralentizado hasta casi pararse debido a todos los afluentes de personas que salen de los pasillos secundarios para dirigirse al principal donde se encuentra ella, se pone a observar a la gente a su alrededor. Siempre le ha gustado mirar a la gente en sitios públicos, y ese tic se ha agudizado desde que la mascarilla dejó de ser obligatoria y de nuevo es posible ver las caras de la gente que la rodea. Los que están absortos en sus propios pensamientos y bajan la guardia, dejando que su expresión facial refleje lo que están pensando. Los grupos que conversan. A su derecha hay un grupo de cinco personas, tres mujeres y dos hombres, que por el uniforme de pantalón y blusa de manga corta azul parecen enfermeros. Están hablando animadamente y con un buen humor evidente. «Quizá ellos también estaban padeciendo una formación», piensa Ana. El pensamiento la hace sonreír elevando la comisura derecha de la boca, y uno de los hombres del grupo, que se encuentra junto a ella a su derecha, sorprende su sonrisa y le lanza una sonrisa furtiva en respuesta, tan rápida que casi parece haberla imaginado. A la derecha del hombre una de sus colegas bromea con una voz clara y fuerte (una de esas voces recias de enfermera que está acostumbrada a preguntar a la gente mayor «qué tal vamos hoy» y si «hay ganas de desayunar un poquito»): -«Si un paciente me dice que no le gusta Harry Potter, se acabó. No merece sobrevivir». Ana reacciona sin pensar y como está pegada al grupo replica de manera instantánea: -«Totalmente de acuerdo. Y tiene que haber llorado la muerte de Dobby, o no tiene entrañas dignas de ese nombre». El hombre joven que le ha sonreído y se encuentra ahora pegado a su lado derecho la mira con sorpresa y le dedica una sonrisa radiante. Ana se queda mirando la sonrisa un poco deslumbrada pero la respuesta de la enfermera rubia con la voz fuerte atrae su atención: -«¡Ahí estamos de acuerdo! ¡Usted sí que sabe!». -«Me alegro de saber que esperará un poco antes de darme una sedación letal», responde Ana con rapidez, arrepintiéndose un poco en el último minuto porque tiene sobrada experiencia con personas que no siempre entienden su humor negro. La enfermera rubia lanza una carcajada franca y el hombre a su lado emite una risa suave. </p><p>Mientras avanzan a paso de tortuga le dirige una mirada furtiva. «Siempre es bueno saber que el público apoya los estándares sanitarios de mi colega», dice sonriente y con una voz grave y agradable, dirigiéndose a Ana. Ella sonríe de vuelta: -«Parece de muy buen humor, probablemente la alarma la ha salvado de un paciente desagradable». -«¿Y tú, qué haces aquí?», lanza el hombre. El tuteo repentino la sorprende. En Quebec el tuteo entre desconocidos no es tan frecuente como en España, salvo quizás entre la gente muy joven. Él es joven, ella calcula que en los treinta, tiene un aspecto como de gitano, moreno con el pelo muy negro y excepcionalmente brillante peinado hacia atrás de una manera que resulta un poco retro para alguien tan joven y con un mechón indisciplinado que cae delante de un ojo, la tez ligeramente tostada, los ojos de un verde fulgurante, la nariz aquilina y una barba muy recortada que no intenta ocultar un mentón huidizo, sino que pone de relieve el ángulo de una mandíbula fuerte y deja ver una barbilla con la sombra de un hoyuelo. Tiene un aspecto como de un Django Reinhardt más guapo (tiene facciones más equilibradas, más simétricas), o de un joven Johnny Depp. A pesar del uniforme azul y del estetoscopio que le cuelga del cuello, no tiene aspecto de enfermero, sino de alguien que debería estar rasgando las cuerdas de una guitarra en un antro de jazz, con un pitillo colgando de los labios. Su francés es definitivamente quebequés, así que está segura de que ha nacido aquí, debe ser hijo o nieto de inmigrantes. </p><p>La pregunta la pilla por sorpresa y examina su cara. Le gusta lo que ve y aparta un poco la mirada: -«He venido por una formación, pero ya una vez aquí estaba considerando morirme». Él se ríe de nuevo. Su risa es musical y anima toda su cara. Definitivamente es una cara muy agradable de ver. -«¿Y tú?», dispara ella, tuteándole también. A él parece sorprenderle agradablemente lo directa que es. Ana ha pasado su vida profesional en anfiteatros delante de estudiantes que muestran grados diferentes de entusiasmo por escucharla, y se dirige a la gente con una facilidad que dan años de experiencia de intentar captar la atención y establecer lazos con un auditorio de desconocidos. -«Oh, yo no soy más que la mujer de la limpieza», dice él, con sonrisa traviesa. -«Ya», responde ella, socarrona, lanzando una ojeada abierta a su estetoscopio. -«Bueno, la verdad es que limpiar es una buena parte de mi trabajo», ríe él. -«Tú no pareces pertenecer a la fauna del hospital», sigue, mirándola sin ninguna vergüenza. -«Profesora en la universidad vecina, en formación sobre las normas sanitarias para la vuelta a las clases», dice ella con una mueca. La mirada atenta de él sigue clavada en su cara y se desliza por sus rasgos: de los ojos a la boca, se detiene un buen momento en la boca y vuelve a los ojos, su cuello. Azorada y un poco picada, ella sigue hablando porque no está acostumbrada a que un desconocido le haga sentir incómoda, y menos aún un desconocido más joven que ella: -«Espero que no hayas sido alumno en uno de mis cursos, en cuyo caso me disculpo de antemano por todo el sufrimiento que te haya infligido», dice con tono de disculpa burlón, y su mejor aire de profesora. -«No, imposible», dice él, sin dejar de mirarla directamente a los ojos. -«Me acordaría». No dice nada más y ella enrojece hasta la raíz del pelo. Él ríe, y en medio de todo el ruido murmura algo entre dientes que ella cree entender, algo como «no sabía que hubiera gente que aún se ruborizaba». </p><p>Un movimiento súbito de la multitud les empuja uno contra el otro. Ella se disculpa rápidamente y él la mira divertido aplastada contra su pecho. -«No te preocupes. Estoy totalmente vacunado. Imagino que tú también, como la mayoría de los profes». Ella asiente, momentáneamente incapaz de hablar. Él es más alto, la sobrepasa de una cabeza, y tan cerca a ella no se le escapa que tiene hombros anchos y un torso musculoso. No se le escapa porque la blusa azul que lleva él es muy fina, tiene un cuello en uve que deja ver el fino vello moreno que cubre el principio de los pectorales y el hecho de que no lleva nada debajo. Los bíceps sobresalen de las mangas del uniforme, llenándolas. «Por supuesto que estar cachas es útil para levantar a los pacientes», piensa ella, con una risita interior, y de pronto empieza a sentirse bastante acalorada, probablemente por el tropel de gente que la rodea. Se oye gritar brevemente una indicación a un guardia de seguridad y la muchedumbre hace otro movimiento brusco de oleada. La evacuación tranquila y ordenada parece un poco menos ordenada ahora y ella se sobresalta. Viendo su cambio de expresión, él se pone serio también y le dice: -«No te preocupes, solo están dirigiendo el tráfico. Vamos a salir de aquí, estamos demasiado apiñados». Y tras decir esto le agarra una mano (Ana tiene los brazos doblados delante del pecho intentando inútilmente utilizarlos para interponer una distancia aceptable entre ella y él) y la lleva lentamente hacia la pared más cercana del gran atrio circular. Aún están rodeados estrechamente de gente, pero los movimientos aquí son menos bruscos. </p><p>-«Ya. Podemos esperar un poco aquí, de todas maneras estoy casi seguro de que es un simulacro. Siempre eligen los peores días para hacerlos», le dice, bajando la cabeza para que ella le oiga en medio de todo el jaleo. Ana ha levantado la suya al mismo tiempo y recibe su aliento en la cara. Su aliento es caliente y huele a algo dulce. Ana se queda paralizada mirándolo y se da cuenta de lo alarmantemente consciente que es de su proximidad. Él no hace ningún intento de alejar su cara de la de ella, y ella se da cuenta vagamente de que no le ha soltado la mano con la que le ha guiado hasta aquí. Con la otra mano, él toca delicadamente la barbilla de ella con el índice y le levanta suavemente el rostro. Durante lo que parecen horas, días, un tiempo interminable, se miran a los ojos. Ella al principio le devuelve la mirada con desafío, con una voluntad firme de no dejarse apabullar por un chaval como una colegiala. A él parece gustarle ese desafío, y lentamente sus labios se abren en una sonrisa. La sonrisa es extrañamente dulce para la situación, para una mujer desconocida. Ella olvida su desafío, olvida la alarma de incendios, olvida la multitud en el atrio del hospital, olvida la distanciación, la pandemia y a sus colegas de trabajo, que quizás estén preguntándose dónde está. Olvida a su marido y la diferencia de edad que tiene con este chico y olvida la existencia del tiempo. Olvida todo eso, de hecho, lo aparta de su mente diciéndose que todo eso importa una mierda ahora mismo, porque ahora mismo está pasando algo que no entiende muy bien, y que no se está imaginando. Y se pierde en sus ojos. Él baja aún más la cabeza, muy lentamente, manteniendo la mirada de ella todo el tiempo como haciéndole una pregunta y dejándole tiempo para negarse, y deposita un beso en sus labios. Un beso muy leve, ligero como una pluma. Tentativo. Aleja su cara de la de ella con una interrogación en los ojos y todas las muchedumbres enloquecidas del planeta no podrían romper esa mirada que los une ahora mismo. </p><p>Ana es una mujer racional, cartesiana, lógica hasta la extenuación. También es leal y entregada por completo. Pero al mismo tiempo es impulsiva, lo es a los cuarenta y nueve tanto como lo era a los veinte, y tiene plena consciencia de que la vida se termina siempre demasiado rápido, y que arrepentirse de los besos que se han dado siempre es mejor que lamentar los que no se dieron. Y de todas maneras, el arrepentimiento no forma parte de su gama habitual de emociones. Así que esta vez abre la mano que él retiene aún dentro de la suya y la apoya abierta en su pecho. Él respira tan rápido como ella, y parece experimentar un momento fugaz de incertitud. Ella se pone de puntillas y lo besa. Y esta vez ese beso lo devora todo. El mundo a su alrededor parece orbitar a toda velocidad y ser tragado por ese vórtice que es ese beso. Él toma una bocanada de aire que suena bastante como un jadeo y presiona aún más sus labios contra los de ella, al mismo tiempo que enlaza su cintura con un brazo fuerte y la atrae hacia su cuerpo, mientras que con la otra mano le sostiene la nuca. El dedo meñique se pierde brevemente en el nacimiento de su pelo y lo acaricia. Un empujón de un grupo de secretarias ayuda la maniobra y ella se encuentra pegada a él de todas las maneras posibles. Ella abre los labios y sus lenguas se tocan, se tantean, se saborean, se funden. El último retazo de pensamiento racional que le queda a Ana lo dedica a pensar en lo bien que besa este desconocido con aspecto de gitano. Él parece pensar lo mismo, más que nada porque la tela de los pantalones del uniforme que lleva es muy fina y deja sentir claramente lo excitado que está. La mano de él se desliza por su espalda, y su dedo pulgar roza el nacimiento de su pecho, sin llegar a tocarlo. El rastro que deja quema como si fuera ácido. Las manos de Ana se enlazan tras el cuello de él. Se besan con la avidez de los que se besan por primera vez, y con la extraña familiaridad de los amantes que se conocen desde hace mucho tiempo. Sus bocas encajan perfectamente, sus lenguas parecen conocerse, sus cuerpos se saludan con la felicidad de los que se han esperado largos años. Un par de personas que están junto a ellos los miran, sorprendidos, y uno de ellos emite una risilla. Un mensaje de megafonía avisa al público presente que ha sido una falsa alarma, y que todo el mundo puede volver con calma a su puesto.</p><p>Ellos no lo oyen, perdidos en ese beso de bienvenida, de despedida de andén de tren o de llegadas internacionales de aeropuerto. La multitud en torno a ellos va dándose gradualmente la vuelta, mientras su beso continúa en medio de la marea humana. Finalmente, con un suspiro, sus bocas se separan. Los dos se miran, asombrados. Se separan lentamente. Primero el torso, después las caderas, cuando cada uno da un paso atrás. Finalmente, ella deja caer la mano que aún acariciaba su antebrazo, él mira la mano y la alianza que lleva en ella. No dicen nada. Ella se pasa la mano por el pelo, anonadada, y él la observa expectante. Ana hace un movimiento con la mano, algo entre una despedida y una advertencia, se gira y se va a toda prisa hacia la puerta, una ruta ahora dificultada por toda la gente que camina en sentido opuesto. </p><p>Esa noche, cuando Ana vuelve a casa, su marido la encuentra ausente y silenciosa, y atribuye su mutismo al cansancio. Ana parece aturdida y su estado no cambia durante semanas. En su memoria el beso se repite una y otra vez, es lo último en lo que piensa antes de dormir y lo primero al despertarse. Cinco semanas exactas después del beso con un desconocido, Ana vuelve al hospital por un chequeo de rutina. La noche anterior apenas ha dormido, y esa mañana se ha arreglado con un cuidado especial. Sabe que el hospital es enorme y que encontrarse con el enfermero desconocido del que ni siquiera sabe el nombre es sumamente improbable, y eso suponiendo que no esté de vacaciones. Pero aun así, va al hospital con el corazón en un puño, y cree verlo un par de veces. Cada vez el enfermero se gira para revelar que es otro, sin barba ni aspecto de gitano, y cada vez la decepción es mayor. </p><p>El verano pasa lento, pesado y húmedo, y llegan septiembre y la vuelta a las clases. La rutina diaria impone su dictadura y el beso del hospital comienza a ser algo lejano, comienza a tener la pátina brumosa de algo que Ana ha soñado. El primer día de su segundo curso, Ana está subida a la tarima del profesor mirando la lista de la clase después de haber dado la presentación de su curso, mientras los estudiantes van saliendo de la sala. Cuando levanta finalmente la vista, ve desde la parte superior de sus gafas de leer que queda un estudiante al fondo de la sala. Ana se quita las gafas y comienza a decir al estudiante que si quiere hablar de algo en particular con ella, aún le quedan diez minutos disponibles antes de su próximo curso. El estudiante se acerca lentamente al estrado mientras habla, y entonces lo reconoce: reconoce los ojos verdes, el pelo negro y brillante, la barba, la tez de gitano. El estómago de Ana parece volverse del revés como un calcetín. Ella no termina su última frase, lo mira boquiabierta mientras él le devuelve la mirada con la misma intensidad, y solo se le ocurre decirle: -«No puedes estar aquí. No puedes ser mi alumno, tendrás que cambiar de grupo. La ética no me lo permite. No quiero tener este tipo de conflicto». Para inmediatamente después barbotar: -«¿Cómo demonios me has encontrado?».</p><p>-«Tu acento. Y buenos días a ti también», dice él, sonriendo ahora abiertamente. </p><p>-«Pero en esta universidad hay centenares de profesores de origen extranjero. Y ni siquiera sabes mi nombre.», farfulla ella. </p><p>-«La navaja de Ockham», replica él, encogiéndose de hombros. «La respuesta más probable suele ser la más simple. Empecé por el sitio web de la escuela de lenguas, y afortunadamente había fotos de todos los profesores». Interpreta mal la expresión de asombro de ella: -«No te preocupes, no soy un chalado acosador. Solo quería volver a verte. No te voy a molestar, pienso anular la matrícula. La verdad es que no tengo tiempo de tomar cursos de idiomas», dice, riendo. </p><p>Ana no sabe si sentirse halagada, preocupada, feliz, o furiosa. Al final termina por invadirla una oleada de todas estas emociones al mismo tiempo. Una indignación súbita parece ganar terreno y comienza a subir por su garganta como la espuma en un cazo de leche hirviendo. -«Mira, no sé qué vienes a hacer aquí, pero sé perfectamente el aspecto que tengo. El aspecto de una señora de mi edad. De una señora de mediana edad. Tengo patas de gallo, celulitis abundante y varices. Y es mucho más probable que me opere antes de hemorroides que de ninguna de estas otras cosas. No me engaño ni engaño a nadie: sé que no parezco ni más joven ni soy particularmente sexy para una mujer de mi edad. Tengo probablemente diecinueve años más que tú. No sé qué demonios quieres». Mientras habla, recoge su portátil y sus libros, lo mete todo en la mochila con un movimiento brusco y se dirige hacia la puerta. Él se adelanta y se para en el umbral, sin bloquear totalmente el paso. Su actitud deja claro que si ella quiere salir, puede salir y él no hará nada por impedírselo. De alguna manera perversa esta actitud parece ponerla de peor humor.</p><p>-«No tengo ninguna mala intención, puedes creerme. No he hecho ninguna apuesta con mis amigos. Esto no es un reto, ni un pasatiempo. Simplemente tuvimos un encuentro… particular, y a pesar de lo que puedas pensar, yo no voy por ahí besando a desconocidas...», hace una pausa, como pensándolo mejor: -«Bueno, lo he hecho una vez, pero estaba muy borracho, en una fiesta y tenía veinte años». Ella resopla e intenta avanzar hacia la puerta, pero para en seco cuando él continúa: -«Lo que nos pasó fue… no sé, tuvimos un momento de… contacto muy… curioso. Y quería saber por qué». </p><p>-«¿Quieres saber por qué?», le espeta Ana. -«Deberías saberlo, tú has estudiado enfermería. Feromonas. Feromonas y mucho tiempo de distanciación física con otros seres humanos, lo cual nos ha dejado a todos ávidos de contacto físico. Eso es todo». Ana obvia lo más evidente, que sería decirle que tiene pareja, que vive desde hace más de veinte años con un hombre. No sabe por qué. En parte es porque nunca ha creído necesario manifestarse como propiedad de un macho de la especie para impedir los avances no deseados de los demás machos, pero sospecha que ahora mismo su feminismo no es la razón por la que se calla. De hecho, ahora mismo Ana no sabe qué demonios quiere. No sabe si está increíblemente feliz o angustiada de verle. No sabe si quiere irse de esa aula o quedarse. </p><p>-«Romántica, además de guapa. Guau», dice él, con una sonrisa torcida que se parece extrañamente a la de ella. Levanta las manos, con un gesto apaciguador: «Mira, no quiero más que tomar un café contigo y conocerte mejor.»</p><p>Ella lo mira especulativamente y le contesta: -«¿Sabes que cuando nos conozcamos mejor todo esto va a perder justamente la parte de magia que tiene el beso a una desconocida, la proximidad con una extraña… entonces te darás cuenta de que soy una mujer que se acuesta a las diez de la noche, que hace los crucigramas de La Presse con sus gafas para la presbicia, y conoce nombres de actores y actrices de películas en blanco y negro». Se mantiene firme delante de la puerta, con expresión severa. </p><p>-«Realmente eres dura de pelar, ¿eh?», pregunta él, divertido y a la vez un poco desanimado. </p><p>-«No has visto nada. Mira, ¿por qué no sales con chicas de tu edad? Tienen la piel firme y están en TikTok, o en Snapchat, o donde sea que están ahora las chicas». </p><p>-«La verdad es que estoy cansado de la gente de mi edad. La gente de mi edad se conoce por aplicaciones de contactos y se consume como si fueran patatas fritas. Mientras estás con una persona sientes que esa persona está pensando que sí, que le gustas, pero que probablemente hay algo mejor en alguna otra parte. Es bastante deshumanizador y más bien triste».</p><p>-«Me matas de pena. La tragedia Millennial», la voz de Ana rezuma sarcasmo. -«Lo que realmente encuentras emocionante e interesante no soy yo, es que yo represento una forma de exotismo para ti. Y lo que te hace sentir que compartimos algo especial es ese momento de contacto físico que tuvimos, dos desconocidos. Un momento de extrema cercanía con una persona que dos minutos antes estaba lejos. Eso va a desaparecer en cuanto empecemos a hablar. Créeme», continúa con tono persuasivo. </p><p>-«Bueno, saber que haces los crucigramas de La Presse sí que me ha dado un poco de bajona, la verdad», responde él, sonriendo. Ella emite como respuesta un sonido entre un resoplido y un gruñido. -«Mira, tengo treinta y un años, estoy crecidito. El que me trates con condescendencia es tan molesto como si yo te tratara a ti como a un animal de feria por nuestra diferencia de edad. Quiero conocerte. ¿Puedo conocerte?», su rostro se ha puesto serio.</p><p>Ana gruñe de nuevo. -«Un café. Y terminamos la conversación antes de que todo empiece a ponerse patético». </p><p>Él se precipita para sujetarle la puerta, con una sonrisa radiante. Los dos salen del aula, el pasillo está casi vacío, él hace preguntas y escucha la respuesta atento mientras mira cómo se anima la cara de ella al responderle. El eco de sus pasos se mezcla con el de sus voces. </p><p> </p><p><br /></p><p><br /></p>Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-32463875480736936262019-04-06T00:22:00.002+02:002019-04-06T12:57:17.824+02:00Ay, doctor<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-"Estoy cansada. Anormalmente cansada", dice la bloguera, sentada ante el doctor Pham, su médico de cabecera, un paciente señor vietnamita de edad indeterminada (entre los cuarenta y muchos y los 60, calcula ella, pero vaya usted a saber).</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-"¿Desde cuándo se siente usted "anormalmente cansada"?" , pregunta el doctor Pham, con expresión llena de interés. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-"Hum, desde el 2011", responde la bloguera, haciendo un cálculo rápido. El amable doctor deja traslucir un ligero gesto de incredulidad. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-"¿Desde...hem, el 2011, dice? ¿Pasó algo en particular ese año?"</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-"A ver, que le cuente... en el 2010 acabé de escribir una tesina que finalmente no revolucionó el mundo de la lingüística, pero que como la tuve que redactar en francés, un idioma que apenas comenzaba a dominar, me costó sudores, sangre y rechinar de dientes. En el 2011 me diagnosticaron, operaron e irradiaron un cáncer de mama. Diez días después del final de la radiofritura, encontré un trabajo de profe asociada de español en una universidad montrealesa. Como era EL trabajo soñado, y como toda profe que comienza en cualquier institución, trabajé como una pirada para montar los cursos desde cero. Pocos meses después, mi marido, un señor quebequés grande y zen, y que finalmente no ha eliminado tanto el apego como yo creía, se jubiló de su trabajo principal y nos mudamos al sexto pino, porque su sueño era vivir la jubilación donde el alce perdió la cornamenta, y yo en principio estaba de acuerdo. La mudanza, después de acumular trastos en la barraca montrealesa durante una década, fue casi tan estresante como el cáncer. Una vez en el sexto pino, perdimos a nuestro gato Alfonso y adoptamos a la Chica, una perraza escapista y listísima. Y ahí fue un empezar y no parar de catástrofes: a mi quebequés de marido le diagnosticaron un linfoma, se nos inundó el sótano de la casa mientras él estaba en plena quimio, tuvimos que excavar prácticamente un par de bocas de metro en el jardín para arreglarlo, perdí la mitad de mi curro debido a recortes en educación y se nos murió Julieta, nuestra gata geriátrica, todo ello el mismo año. El mismo año en el que el fisco nos hizo una auditoría por un error en la declaración de la renta y que se me rompieron dos fundas de molares, dos, con el mismo bocado de comida. La misma semana en que se fastidió el coche y nos costó una burrada. Poco a poco todo se ha ido arreglando: mi quebequés de marido está en forma, después de excavar otra carísima trinchera nuestros problemas de drenaje parecen resueltos, trabajo como profe sustituta para paliar la falta de curro y me alimento a base de batidos porque la masticación es una cosa que un profe sustituto, en toda su esplendorosa precariedad, no puede permitirse. Hemos puesto la casa a la venta y vamos a probar el decrecimiento, que es una manera güay de decir que ahora somos demasiado pobres para vivir en un caserón con una maldición encima. Ah, y la hormonoterapia que sigo por lo del cáncer me está acelerando la menopausia y básicamente ya no duermo, dormito entre sofoco y sofoco. Para relajarme, me he convertido al minimalismo y estoy tirando por la ventana la mayor parte de mis posesiones, lo cual me vendrá bastante bien cuando toque mudarse. Todo parece haber entrado en orden."</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">El médico hace rato que me escucha con la cabeza apoyada en una mano, moviendo las cejas. Cuando paro para tomar aire, carraspea un poco y me dice:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-"Señora, no me extraña que esté usted cansada. Yo llevo solo cinco minutos escuchándola y necesito una siesta". Toma notas. -"Está notando síntomas de premenopausia, me dice. ¿Tiene usted saltos de humor? ¿Se siente depresiva?"</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-"Depresiva, no, aunque si sale un perro en cualquier anuncio, lloro y berreo como una madalena. Y saltos, lo que se dice saltos de humor... mi humor oscila básicamente entre dos emociones: irritable y derrengada. Aún no le he pegado a nadie, probablemente porque estoy demasiado cansada para hacerlo. Así que si encuentra usted un suplemento que me haga recuperar fuerzas, le advierto que igual salgo en los periódicos."</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">El buen doctor garabatea un poco más, hace alguna pregunta sobre mi alimentación (que fluctúa entre vegetarianismo y chocolaterianismo, todo ello regado con abundante café, le digo), me toma la tensión y me despide con un papel para pedir una analítica completa, diciendo: -"La fatiga es la causa más habitual de consulta al médico de familia". Él mismo parece un poco cansado diciendo esto. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Salgo a la calle. La primavera montrealesa asoma la nariz. Hace un sol radiante. Respiro hondo, escucho a las gaviotas que chillan jubilosas en torno a los cubos de basura de un restaurante, y arrastro mi cansancio hasta el metro, contenta a pesar de todo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-20622173703931980492018-09-06T01:57:00.003+02:002018-09-06T15:48:11.815+02:00Bodas de porcelana<div style="text-align: justify;">
Interior, noche. La hora de la cena en la apacible y muy, muy lejana Muffin Manor. Esposa Nutricionazi enarca las cejas y mira fijamente a Monsieur M., un señor quebequés grande, zen, y que ha eliminado el apego para casi todo salvo para cuando se trata de limpiar la quincalla acumulada en su taller.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Monsieur M., empuñando la cuchara, defensivo: -«¿Qué? Me dijiste que me cuidara un poco el colesterol y me sirviera el helado en un bol. Pues eso.»</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3RpXhS8vFE6PPKHvfnZqz1yC5O2K23ft4Va_CM536VFVKIdRWl2TYyou0m_-qIwlP6eJc-aJVlhQw6Sd-H9skm3L8i1I8hEyOuhQX29tfPgt_iGAXzKvF3BtNBb3uSEZAW_17qBuMldbP/s1600/20180905_192339.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3RpXhS8vFE6PPKHvfnZqz1yC5O2K23ft4Va_CM536VFVKIdRWl2TYyou0m_-qIwlP6eJc-aJVlhQw6Sd-H9skm3L8i1I8hEyOuhQX29tfPgt_iGAXzKvF3BtNBb3uSEZAW_17qBuMldbP/s320/20180905_192339.jpg" width="240" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-20702529928781598432018-05-15T00:19:00.001+02:002018-05-15T17:11:32.004+02:00Formartillear (un post sin receta)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT0C-nV7xHZHpLpM1PlXS1YKrpgnrBPcgVr2cxjv89JgroShxZ9FSG7TgotVVf6v9T-FjxPmLtSPCaUM0mhPg_FgXNtQjcpb4ROr0q0A3sLVpXHgmAEJUw09APTMzWadDySjtH3bfRouBV/s1600/09a878758c762dcb00dcb8d4e7e45142.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="822" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT0C-nV7xHZHpLpM1PlXS1YKrpgnrBPcgVr2cxjv89JgroShxZ9FSG7TgotVVf6v9T-FjxPmLtSPCaUM0mhPg_FgXNtQjcpb4ROr0q0A3sLVpXHgmAEJUw09APTMzWadDySjtH3bfRouBV/s320/09a878758c762dcb00dcb8d4e7e45142.jpg" width="256" /></a></div>
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<br />
<div style="text-align: justify;">
Estoy un poco preocupada. Creo que esta, ajem, «ligera» irritación que me invade últimamente y que yo atribuyo en parte a la perimenopausia (desde que tuve <a href="http://arantza-shithappens.blogspot.ca/" target="_blank">la Big C</a> me están inhibiendo los estrógenos a saco... parece que producía suficientes para abastecer a un país de la talla de Mónaco), se me empieza a notar en la cara. Inluso cuando no estoy particularmente de mal humor. Y eso que razones para la cólera no me faltan. Ni a mí, ni a cualquier ser dotado de una vagina (o no dotado y que se identifique como mujer).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La inhibición de estrógenos, aunque probablemente sea la única inhibición que practico (esa, y la de no arremeter contra alguien con un bate de béisbol en ciertas ocasiones), produce como efecto secundario el engorde (ya no tengo ni que comer donuts... solo pensar en ellos y reviento las costuras de los vaqueros pitillo), los sudores nocturnos que hacen que una no transpire como una persona normal, sino como un camión cisterna, y una mala hostia generalizada y unas ganas de acabar con el patriarcado a golpes del ya mencionado bate. Y es que, citando libremente a la maravillosa tuitera Embajadora del Odio, esto del patriarcado en España (y no solo en España), es como la barra de herramientas de Windows: una vez que está instalada por defecto, no la quita ni Cristo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Bueno, igual lo de la mala hostia ya era un rasgo que me caracterizaba antes de que me bajara el nivel de estrógenos, y lo de las ganas de acabar con el patriarcado también. Yo ya era aprendiz de feminista antes de que estuviera de moda (yupi, ya era hora) y de que existieran compañeras admirables como <a href="https://www.barbijaputa.com/" target="_blank">Barbi Japuta</a>, y lo digo sin presumir (no soy pionera de nada, solo vieja), porque era una feminista pésima. Lo de calificarme de aprendiz, es porque el feminismo es una metamorfosis. A veces da acelerones a velocidad de Hulk, y a veces es algo más progresivo. Una nace, el sistema establecido empieza por agujerearle los lóbulos de las orejas, y no para de agujerearle su sentido de la autonomía, su validez, su capacidad de ocupar el espacio público y su autoestima, hasta que o una se harta o se doblega. Yo opté por hartarme.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Con lo que leo últimamente en los periódicos españoles (mi principal fuente de información sobre lo que pasa en la piel de toro, me temo... aunque intento leerlos variados), los motivos para la mala hostia, perimenopáusica o no, abundan. Entre las Manadas de sanos hijos de... del católicobeneméritopatriarcado; los jueces pornófilos que inquietan (pienso en si tendrá una pareja, pobre ella) por sus extrañas nociones de lo que es el disfrute femenino; lo que la ley española considera como violación; las insistentes columnas de Javier Marías, que ha decidido ajustarles las cuentas a todas las mujeres que lo rechazaron cuando tenía mucho acné (no se pierdan la próxima semana el grandioso artículo «Si es que lo van pidiendo, con esas faldas tan cortas que llevan» en El País Ranciomachista, el periódico de los que quieren que todo siga igual), etc. etc, a veces me digo que tomarse una pausa de tanta bonita información me sentaría de miedo. Justamente, de miedo, me está sentando estar tan informada de lo que pasa en la, euh, patria.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En fin. Que me pierdo. A lo que iba. A si mi «ligera irritabilidad» de cuarentona en hormonoterapia se me nota en la cara, por lo que me ha pasado esta tarde cuando he entrado en una tienda de la cadena Staples, que aquí se llama Bureau en Gros y que recupera aparatos electrónicos. Si aún pueden ser reparados, los manda a una escuela de formación profesional para que los chavales practiquen con ellos. Si están totalmente inservibles, supuestamente se ocupan de reciclar todos los metales y contaminantes. Yo iba roja de un encantador sofoco y con un cadáver de impresora en los brazos. La cajera llama a la gerente cuando me ve, porque ella es nueva y no sabe muy bien cómo va lo del reciclaje. O porque le doy miedo, vete a saber. Mientras la gerente rellena el formulario de cesión del aparato que tengo que firmar, aprovecho para hacerle una pregunta:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Señora Perimenopáusica: - «Justamente, tengo un ordenador portátil del que también me quiero librar, pero la batería está tan muerta que no consigo encenderlo para formatear el disco duro. Y claro, no me apetece darlo lleno de información. ¿Qué me recomienda?»</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La gerente me mira con una sonrisa juguetona y me dice: -«Fácil. Desatornilla la base y le suelta unas hostias al disco duro con un martillo. Y nos lo trae. <i>Voilà</i>.». La gerente, una señora un poco mayor que yo, como en unos cincuenta discretos y elegantes lo dice así, «soltar unas hostias». Empieza a caerme bien.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Yo, digoo, Señora Perimenopáusica, pensativa: -«Entonces, más que de formatear, estamos hablando de <i>formartillear</i>.»</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Gerente, me mira con cierto afecto: -«Exactamente, <i>madame</i>. Yo la veo a usted capaz.»</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Yo: -«Oh, por capaz, soy perfectamente capaz, créame. Va a ser un placer.» (Pienso en lo que <i>realmente </i>entiendo yo por placer, y por «tener una actitud distendida y de jolgorio», y me dan ganas de preguntarle si no tiene en la trastienda algo para formartillear ya mismo, a falta de no poder formartillear algunas cosas del sistema operativo de mi país natal).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Gerente (inclinándose un poco para acercarse a mí, por encima del mostrador del servicio al cliente) susurra: -«Usted déle. Que motivos no nos faltan.»</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Si esto no es sororidad de manual, no sé yo qué puede serlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-125073884851842322017-10-31T02:45:00.000+01:002017-11-06T14:11:26.504+01:00Cementerio indio (cuento especial de Halloween). Sopa de calabaza y boniato al curry rojo tailandés<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Una noche fría de finales de octubre en Quebec, una profesora española cuenta una historia junto al fuego. Su auditorio es su vieja amiga Violeta, que ha venido a visitarla un par de semanas. Es uno de esos anocheceres encapotados y glaucos de finales de octubre en la región de los Laurentides, cuando los árboles que rodean Muffin Manor han perdido su esplendor rubí y amarillo, y solo queda el cobre de las hojas secas y el verde negruzco de las coníferas. Fuera, las ramas casi desnudas se mueven con el viento. Dentro, la chimenea arde y las dos amigas rodean con las manos sendas tazas de chocolate, las mejillas aún frías del paseo con Kraken, el perro de la casa, que duerme satisfecho en su rincón del sofá. El resplandor tamizado de las lámparas contribuye al calor de la habitación.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «Esta es la historia de la Maldición del Cementerio Indio», comienza la anfitriona. Hace una breve pausa a modo de preámbulo, para dar más efecto a su palabras. Una oportuna y violenta ráfaga de viento (el tiempo ha sido tormentoso durante los dos últimos días, y las temperaturas en descenso anuncian que la nieve está cerca) hace que las ramas de la enredadera que cubre la fachada de la casa golpeen contra el cristal de la ventana del salón. Violeta se sobresalta un poco y mira afuera, al anochecer que se oscurece a toda prisa. Contenta del clima que se ha creado, la anfitriona prosigue: - «Érase una vez (las historias hay que comenzarlas como es de ley) una pareja que vivía en Montreal, en una barraca montrealesa típica de los años 50. Ella era de origen inmigrante y se dedicaba a la enseñanza y a escribir y cocinar compulsivamente. Él era quebequés, grande, fuerte, zen y había eliminado el apego». </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «Esa pareja me resulta extrañamente familiar», observa Violeta.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «Tú escucha y calla», dice la narradora, con una soltura producto de muchos años de amistad. «Pues bien: la pareja en cuestión estaba bastante harta de las reformas interminables de la barraca, reformas que hacían ellos mismos, con la ayuda ocasional de un operario un poco peculiar».</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «Ese operario... ¿no sería un tipo bretón que se llamaba <a href="http://micocinaenmontreal.blogspot.ca/2009/07/menage-trois.html" target="_blank">Jules</a>, no? Porque me suena bastante». Insiste Violeta.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «El nombre da igual. Calla y tómate el chocolate antes de que se enfríe. Le he echado marshmallows». Violeta, obediente, se aplica a sorber los marshmallows en miniatura que flotan y se funden encima de la espumosa <a href="https://www.instagram.com/p/BRrFTchlOQC/?taken-by=arantzatoquero" target="_blank">taza de chocolate</a>. - «Como decía, la pareja estaba harta de las reformas de la barraca y de vivir en la ciudad. Especialmente él, que era lo menos urbanita del mundo. Así que cuando ella terminó sus estudios y encontró un trabajo, decidieron vender la barraca montrealesa e irse al campo. Bueno, al campo no. Sería más exacto decir al bosque. Muy lejos de la ciudad y de toda civilización. Al sexto pino». </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Violeta abre la boca con la intención de decir algo, pero un «chuuttt» autoritario le hace pensárselo mejor. Mira su taza de chocolate y da un buen trago, pintándose un bigote de espuma. Mientras se relame, su buena amiga continúa: - «''Compremos nuevo'', decía la pareja antes de encontrar la cabaña en el bosque de sus sueños. ''Y no tendremos que hacer obras'', añadían. Así que se mudaron, ellos y sus dos gatos, una gata geriátrica y un gato... <a href="http://micocinaenmontreal.blogspot.ca/2009/03/alfonso-y-la-operacion-biquini.html" target="_blank">corpulento</a>. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «Lo dicho... muy familiar, todo», dice Violeta. Su amiga coge una galleta del plato y se la inserta en la boca. Violeta no parece muy desdichada con la situación. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «El primer año, todo fue bien. La pareja se instaló, pintaron y decoraron Muffin Manor a su gusto, es decir, al gusto de ella, y vivieron felices y cubiertos de pelos de gato. Al segundo año de vivir allí, empezaron a pasar <i>cosas».</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «<i>¿Cosas? </i>¿Qué quieres decir con <i>cosas</i>? ¿Qué tipo de cosas?»</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «Sucesiones de eventos desafortunados. Al principio fueron cosas pequeñas, y la pareja no las asoció unas con otras. Zonas del terreno en las que la vegetación moría de manera inexplicable, zonas circulares, perfectamente delimitadas. Como una quemadura. Animales muertos que aparecían en el jardín: perdices, liebres, hasta esqueletos de ciervo. Ellos lo atribuían a <a href="http://siropedealce.blogspot.ca/2013/02/galletas-del-bosque-con-especias-y-un.html" target="_blank">los depredadores habituales</a> de la región: zorros, coyotes. Lo raro era que normalmente esos depredadores devoran a sus presas, no suelen abandonar los cadáveres enteros». </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «Quizá los habitantes de la casa sorprendieron a los animales antes de que pudieran comerse a las presas», apunta Violeta, ahora más atenta a la narradora de la historia que a su taza de chocolate. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «Eso pensaron ellos. Pero los eventos se multiplicaron. La lavadora desbordaba sin que ni él, bastante manitas en cosas de fontanería, ni más tarde el fontanero (al que llamaron tras varias inundaciones del lavadero) pudieran explicarlo. Las luces explotaban al encenderlas, literalmente. El electricista tampoco pudo aportar una explicación, en una casa de nueva construcción y con una instalación eléctrica tan reciente. Invasiones de insectos en cantidades fuera de lo normal para la región y la época del año: avisperos numerosos, algunos de ellos subterráneos (los más peligrosos si alguien desafortunado mete el pie dentro), invasiones de orugas que cubrían literalmente la fachada de la casa, mientras los vecinos más cercanos no tenían ese problema. Nidos de culebras silvestres, que se retorcían en un amasijo en el porche delantero y disuadieron a la propietaria de sentarse plácidamente en el escalón de la entrada con su café matinal.»</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «Ugh, ugh, ugh», dice Violeta, arrugando la nariz. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «La pareja decidió eliminar la piscina del jardín tras pagar cantidades de dinero astronómicas para reparar numerosos problemas. Lo decidieron la mañana en la que encontraron al gato de los vecinos ahogado, flotando en el centro. Ella no entendió al principio qué era aquella mancha blanca y negra: fue cuando se acercó a la piscina que se dio cuenta. El pobre animal había intentando -en vano- salir de la piscina, y había hecho profundos arañazos en la pared de plástico. Las semanas siguientes, él tuvo que deshacerse de los cadáveres de una liebre, un mapache y dos ardillas. ''Si sigo así, voy a dedicarme a sepulturero'', bromeó con ella. ''Pues nuestros gatos no han sido, son demasiado perezosos hasta para cazar ratoncillos'', dijo ella, ''aún menos para matar a un mapache que es casi del doble de su tamaño''. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Las noches en las que él estaba en Montreal dando sus cursos, ella solía oír ruidos de patas y zarpas correteando y arañando el tejadillo del primer piso. Las primeras veces se asustó mucho, con la oscuridad era imposible ver qué animal hacía ese ruido, a pesar de que salió numerosas veces a mirar,con una linterna y todo el coraje del que disponía, ella, que había vivido toda su vida en la ciudad.»</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Violeta escucha, los ojos muy abiertos. Alarga una mano sin mirar, y, como para reconfortarse, acaricia la masa sólida y oscura del Kraken, que ahora ronca a pata suelta en el sofá. Los ronquidos restan un poco de dramatismo a la historia, en este crepúsculo ventoso y un poco lúgubre. </span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">«Los sonidos de animales continuaron, sin que ninguno de los dos encontrara ni rastro de lo que los producía. ''Mapaches'', concluyó él. ''O ardillas''. No te preocupes, por aquí no se suele ver a muchos osos pardos y de todas maneras, meterían más ruido''. ''Siempre tan tranquilizador'', gruñó ella. ''Podrías haberme advertido antes de mudarnos del <a href="http://siropedealce.blogspot.ca/2015/11/malrollismo-campestre-una-historia-de.html" target="_blank">mal rollo</a> que puede dar el campo a veces''. ''A mí solo me da mal rollo lkea un sábado, <i>mon p'tit loup'', </i>replicó él, besándole el pelo. Y las cosas parecieron calmarse durante un breve periodo de tiempo.</span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Adoptaron a un perro en la protectora de animales, y toda la familia parecía entenderse bien.</span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> </span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">»</span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «De verdad que esa pareja me suena mucho. Ya, ya me callo. Sigue contando, yo voy a ir calentándonos una sopita para cenar.» Violeta la anima a seguir, mientras sirve en sendos tazones una crema de calabaza de un naranja profundo. </span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «Fue a partir de ese momento cuando las cosas se pusieron feas. Encontraban calaveras de ciervos tan a menudo que él bromeaba con empezar a fabricar lámparas con ellas y venderlas. A uno de los gatos, que empezaba a aclimatarse al cambio de paisaje lo suficiente como para aventurarse a salir al jardín, le ocurrió algo extraño después de uno de sus primeros paseos por el terreno. Una mañana fría de septiembre llegó a una de esas ''calvas'' inexplicables que se producían en el césped a pesar de los cuidados que le prodigaba la pareja, y se cayó cuan largo era. Ella lo vio desde la ventana, corrió a recogerlo, y lo llevó al veterinario. Lo llevaba en el regazo mientras conducía, el pobre animal inmóvil, pero aún respirando suavemente. El veterinario tuvo que administrarle la eutanasia el mismo día. Un cáncer fulgurante. Lo enterraron en un islote junto al estanque, él llorando todo el tiempo mientras cavaba el agujero, y ella plantó bulbos de crocus blancos, que son las primeras flores que aparecen en el deshielo. Es por eso que aquí en Quebec los llaman los ''perfora nieves''. Durante semanas y semanas ella fue incapaz de mirar hacia el pequeño túmulo de piedras con el que él marcó la pequeña tumba, sin ponerse a llorar. A partir de ese día, todo empezó a acelerarse.</span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Él empezó a notar dolores en el mentón y en el tórax, dolores fuertes que le impedían dormir. Se le hincharon los ganglios de manera anormal, y le diagnosticaron un linfoma incurable. La quimioterapia podía ralentizar mucho el progreso del cáncer, así que tuvo que pasar por numerosos ciclos muy duros. Ella pasó el verano limpiando y vaciando el trastero de objetos inútiles, como si despojarse de lo que no fuera estrictamente necesario fuera a ayudar a que la vida no abandonara a su hombre. Lo cierto es que se sentía impotente y necesitaba ocuparse en algo. Cuando él acababa de terminar el tratamiento y daba muestras de responder muy bien, ella estaba moviendo cajas en el sótano y descubrió unas horribles manchas negras en el suelo y las paredes, en un rincón del trastero. Temerosa de que ese moho se extendiera y perjudicara al ahora casi inexistente sistema inmunitario de él, llamó a un reparador. Dos semanas más tarde descubrían que la casa tenía graves problemas de drenaje, y que esa humedad y ese frío que nunca conseguían eliminar del todo, se debían a que estaban viviendo con veinte centímetros de agua acumulada bajo el parqué del sótano. Así que aseguradoras, reparadores, fontaneros, y una buena parte de sus economías pasaron desfilando durante el tiempo que tardaron en achicar el agua de ese lago interior. El otoño llegó</span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> de nuevo y pasó. La nieve cubrió todo el jardín y él, repuesto de su cáncer, reconstruyó el suelo y las paredes del sótano. El deshielo, que siempre parece que no va a llegar jamás, terminó por fundir toda la nieve, y los crocus de la tumba del gato brotaron... de un color violeta muy oscuro. ''Un error en el etiquetado'', pensó ella. Salvo que la primavera anterior habían brotado blancos. No le dio muchas vueltas, estaba ocupada en otras cosas. </span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Y fue entonces que encontraron el primer indicio. Ella al principio no lo asoció con nada de lo que estaba ocurriendo. Su naturaleza profundamente cartesiana se lo impedía. Fue una broma de una amiga, tras un accidente que terminó con uno de los coches de la pareja (pero del que ella salió ilesa), que comentó ''Pobrecita mía, tanta mala suerte seguida es casi imposible, a ver si esa casa vuestra está construida encima de un cementerio amerindio y habéis pescado una maldición...''. Ella rió de buena gana y no le dedicó ni un minuto de sus pensamientos al tema. Hasta que la excavadora que tenía que rehacer el canal de drenaje en torno a la casa desenterró el primer montón de huesos.»</span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Violeta, con las manos ocupadas por dos tazones de sopa y un par de servilletas colgadas del antebrazo, detiene el movimiento de alargar el cuenco a su amiga y se queda mirándola, un poco boquiabierta. </span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">La narradora la mira, y hace un movimiento de cabeza, como asintiendo. Toma el tazón de manos de su amiga y sigue contando. «La pareja llamó a la Sûreté du Québec</span><span style="background-color: white; color: #333333; font-family: "roboto_regular" , "arial" , sans-serif; font-size: 17px;">, la </span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">policía provincial. Los restos parecían viejos y debatieron brevemente llamar al servicio de arqueología de los parques nacionales, pero ninguno de los dos podía afirmar que no eran recientes. Así que la policía mandó a gente del servicio de identificación forense, que vinieron, inspeccionaron la excavación, recogieron muestras de tierra y se llevaron los huesos tras envolverlos con extremo cuidado. Los restos eran claramente humanos, puesto que entre ellos había un cráneo. Prometieron dar noticias. Pasaron algunas semanas. Los ruidos nocturnos en el tejado empeoraron, siempre cuando él no estaba en casa. Una noche sonó un golpe tan fuerte en el tejado, que ella le llamó por teléfono y le pidió que viniera a casa. No vieron lo que era, pero hablaron con el servicio de la Fauna por teléfono. Les dijeron que era posible que un oso pardo se hubiera aventurado cerca de la casa, en primavera suelen estar hambrientos. </span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">A pesar de todos los infortunios, la pareja era bastante feliz. La salud de ambos iba bien, y se sentían capaces de enfrentarse a todo con apoyo mutuo. Su gata geriátrica murió también, esta vez de manera menos inesperada. Él la enterró junto a su primer gato y comentó algo sobre abrir un cementerio de mascotas. Siguieron con su rutina: las clases, los paseos por el bosque con el perro. Ella solía encontrarse con uno de sus vecinos durante esos paseos, el propietario de un bosque colindante, que solía ir a cortar madera para su estufa de leña. Esos encuentros, un poco incómodos al principio, empezaban a ser algo deseable, porque en algunos de los paseos ella había notado cosas extrañas. Como un claro bastante parecido a esas zonas agostadas del jardín, un claro casi perfectamente redondo, con la hierba amarilla de un aspecto quemado. En ese claro reinaba un silencio extraño, cuando ella llegaba con el perro y se paraba a escuchar, los pájaros y los insectos parecían haber desaparecido. </span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">A veces, el vecino y ella conversaban un poco. En una de esas conversaciones, el vecino, un tipo enjuto, serio y más bien circunspecto, le contó, notando su acento extranjero, que esa región en la que vivían solía ser territorio amerindio, concretamente atikamekw. Tras mascullar un comentario vagamente racista, observó que ahora los atikamekw vivían en las reservas y vendían ''porquerías a los turistas''. Y desapareció. Y cuando digo desapareció,lo digo literalmente: esa fue la última vez que ella lo vió. Días más tarde tuvo un accidente con su vehículo todoterreno y murió en el acto. Las tierras se vendieron y el nuevo propietario no era muy fan de los perros, así que ella cambió la ruta de sus paseos. </span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">El servicio de identificación forense llamó y confirmó que los restos encontrados eran humanos, que tenían unos doscientos años, y que por restos de cuero y de ropa recogidos junto a la osamenta, probablemente pertenecían a un hombre de las Primeras Naciones, como llaman aquí a las tribus amerindias autóctonas de Quebec. Les dijeron que les mandarían unos documentos para firmar, dándoles permiso para conservarlos y exponerlos en un museo. Tras esa llamada, ella empezó a investigar un poco en Internet sobre los pueblos amerindios originarios de esa región, pero al cabo de un tiempo, olvidó el tema.</span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Un nuevo problema en la casa (esta vez de desagüe), hizo que que la pareja tuviera que excavar de nuevo en el jardín. Esta vez la pala mecánica tropezó con un esqueleto completo, casi intacto. Cuando los llamaron para ir a echar un vistazo, vieron que estaba acostado de lado, en posición fetal. Y que a sus pies había un par de objetos, uno de ellos parecía un cuchillo. De nuevo llamada a la Sûreté, y esta vez tras oír las palabras ''fosa común'', ella se puso a investigar de nuevo, esta vez con bastante más ahínco, sobre ritos funerarios amerindios</span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">.»</span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-«¿Y?», la apremia Violeta. </span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «Muchos pueblos amerindios de Canadá, como los hurones, los iroqueses o los innus, entierran a sus muertos en fosas comunes. En posición fetal, como símbolo del renacer después de morir. Con objetos que pueden necesitar en el Más Allá. También celebran una Fiesta de los Muertos». Breve silencio y mirada a la calabaza decorada en la repisa de la ventana, lista para Halloweeen. «Se cree que--» un ruido enorme en el tejado, con una vibración que repercute en toda la casa, la interrumpe. Las dos amigas miran al techo, y tragan saliva ruidosamente. Kraken se levanta de un salto y corre hacia la puerta. Se planta delante y empieza a gruñir de manera, sorda, baja. </span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">La narradora se fuerza a mirar a la chimenea, como si no escuchara el ruido de un correteo de patas y de arañazos que proviene del tejadillo exterior que cubre el porche. Ninguna de las dos hace la más mínima mención de salir. Ella llama al perro, que no le hace caso, y mira a través de la puerta acristalada con la cabeza gacha, las orejas pegadas al cráneo y la cola entre las patas. </span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-«...se cree que hacer ofrendas como platos de comida, armas de caza y ropas, puede aplacar a los espíritus de las personas enterradas. Como pagar un precio por la paz eterna». Termina, mirando la cara asustada de su amiga mientras el perro sigue gruñendo cada vez más alto frente a la puerta principal. El gruñido, viniendo de un animal normalmente dulce y sumiso, hace que los pelos de los brazos de Violeta se ericen. </span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «Y-y qqué-qu-qué vas a hacer?», pregunta Violeta, olvidando usar la tercera persona. </span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">- «Mañana es Halloween. He preparado pan, he apartado algunas prendas de ropa, he comprado un cuchillo de caza. Tú y yo vamos a cavar, bonita».</span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">***************</span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhe8hovJnrXAytDVQ8qW4jXgpNzWnz_kBYThZ9S7JPKi4xpNWk5ACRBBjHO6Tqf2AcH16IK9_q2SrITSOUyDOrty_KOvntvtJNdUV6TfhK6SdVJUky6QtEu9kSmjrljMywAU2LOS2Vh_Pio/s1600/hallo2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="404" data-original-width="404" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhe8hovJnrXAytDVQ8qW4jXgpNzWnz_kBYThZ9S7JPKi4xpNWk5ACRBBjHO6Tqf2AcH16IK9_q2SrITSOUyDOrty_KOvntvtJNdUV6TfhK6SdVJUky6QtEu9kSmjrljMywAU2LOS2Vh_Pio/s400/hallo2.jpg" width="400" /></a></div>
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<u style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">SOPA DE CALABAZA Y BONIATO AL CURRY ROJO TAILANDÉS</u></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">INGREDIENTES (para unas 4 a 6 raciones)</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<ul>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1 cucharada sopera de aceite de oliva</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1 cebolla mediana, picada en daditos</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">2 dientes de ajos, en rebanadas</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1 cucharada sopera de jengibre fresco rallado (o 2 de té de jengibre en polvo)</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1 cucharada sopera de pasta de curry rojo tailandés </span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1 cucharadita de té de cúrcuma rallada (yo encuentro fresca, pero en polvo también vale)</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1 boniato, pelado y cortado en cubos</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">2 zanahorias grandes, peladas y cortadas en rodajas</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1 taza de calabaza, en dados (yo he usado <i>butternut</i>)</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">4 tazas de caldo de verduras (o de pollo, si no sois vegetarianos)</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">3/4 de taza de lentejas rojas</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1 cucharada sopera de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Salsa_de_pescado" target="_blank">salsa de pescado</a> asiática (ídem que por el caldo de pollo, salsa de soja si queréis que la receta sea vege)</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1 cucharada sopera de jugo de lima</span></li>
</ul>
<div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Después de la cocción:</span></div>
<div>
<ul>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1 lata de leche de coco</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1/4 de cucharada de té de sal (o al gusto)</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1 cucharada de té de salsa de pescado</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1 cucharada de té de jugo de lima</span></li>
</ul>
<div>
<span style="background-color: white; color: #111010; font-family: "arial" , "tahoma" , "helvetica" , "freesans" , sans-serif;">ELABORACIÓN</span></div>
</div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Calentar el aceite en una cazuela. Sofreír la cebolla a fuego medio-alto hasta que se ponga translúcida. Añadir el ajo y el jengibre, sofreír durante un minutillo más. Agregar la pasta de curry y la cúrcuma y revolver para que coloree bien la cebolla, hasta que huela. Más o menos un minuto. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Añadir la calabaza, la zanahoria y el boniato en cubos, sofreírlos un poco, echar las lentejas, la salsa de pescado y el jugo de lima. Verter el caldo y cuando rompa a hervir, bajar el fuego y dejar hacer hasta que las zanahorias y la calabaza estén hechas. Unos 40 minutos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Batir todo hasta obtener una crema untuosa. Echar la leche de coco, la salsa y el jugo de lima. Batir un poco más y corregir de sal. Servir con pepitas de calabaza y un hilo de leche de coco, acompañada de una buena historia de miedo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> </span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9ZY4lMS-LfexMqtC64Dg2U4LKdaNWZBnRYs-bBZR9HOLQ3b_c1MbaEnRk0VBqtp7xqWd0_0hx7t0LjUIjitYMI4u22GsK6Af5uIiRQRVTV_XZj-q55CapsHNpTozKZ1zq7oLvGFA8keuS/s1600/hallo1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="453" data-original-width="454" height="398" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9ZY4lMS-LfexMqtC64Dg2U4LKdaNWZBnRYs-bBZR9HOLQ3b_c1MbaEnRk0VBqtp7xqWd0_0hx7t0LjUIjitYMI4u22GsK6Af5uIiRQRVTV_XZj-q55CapsHNpTozKZ1zq7oLvGFA8keuS/s400/hallo1.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-89459915875313862562017-10-02T18:09:00.000+02:002017-10-02T18:12:04.446+02:00Santa Madre's App<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Hace mucho que no os cuento nada de mi Santa Madre. ¿<a href="http://siropedealce.blogspot.ca/2011/06/santa-madre-20.html" target="_blank">Recordáis</a>? Mi Santa Madre es esa intrépida heroína de la tercera edad, que está intentando <a href="http://siropedealce.blogspot.ca/2011/06/santa-madre-world-wide-web-de-aquellos.html" target="_blank">recuperar el tiempo perdido </a>durante el franquismo antes de que vuelva de nuevo a gobernar Españññia. Y se ha ido a Benidorm con una amiga.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Pues bien, creo que hoy es precisamente el momento de hablaros de ella de nuevo, os va a sentar bien después de la bonita jornada democrática de ayer, siempre es tranquilizador hablar de gente mayor que no sangra debido a un porrazo de la poli nacional. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Mi Santa Madre no solamente no sangra, sino que, gracias a Estoico Hermano, el informático más dicharachero y reservado de Barrio Sésamo, ahora tiene teléfono inteligente. Android. Y ha descubierto Whatsapp. </span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Si bien la generosidad y grandeza del alma de mi hermano es laudable, su iniciativa de enseñarle a mi Santa Madre a mandar mensajes (y fotos, muchas, y vídeos, muchos) por Whatsapp quizá lo sea un poco menos. Porque si mi Santa Madre ya es bastante estilo libre en esto de la comunicación (vamos, que si le da un ictus, por escrito sería difícil darse cuenta), ahora que ha caído en las garras del autocorrector, está alcanzando grados de surrealismo nunca vistos. Eso, o le da a las drogas (la gente mayor ahora toma muchas pirulas, hay que desconfiar). O le está dando un principio de demencia muy divertido. Para muestra, una captura de pantalla vale mil palabras: </span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfmDxTqgha7CtYeXiiVKFeDME7g6MRY2XyGGpAvDYap-lB6vlEINhTW8tBzFOwiO4epdWIxhPpxcysyVqiLPwdz26uu3hpEWXOHjwiePZemBBf11QMJerV94nksKoj2fiZ2M1qbI8C2G9r/s1600/SMApp1.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="770" data-original-width="391" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfmDxTqgha7CtYeXiiVKFeDME7g6MRY2XyGGpAvDYap-lB6vlEINhTW8tBzFOwiO4epdWIxhPpxcysyVqiLPwdz26uu3hpEWXOHjwiePZemBBf11QMJerV94nksKoj2fiZ2M1qbI8C2G9r/s640/SMApp1.png" width="323" /></a></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUwk76JeIuPlynQJI4CrDpM45qJZ3zMJWICh9XQws27wO8R4gYDTxVvo23IkpqvI1zK7uDrVsBIMxZxG0SZQ2Mxl5nMf0_Jfr7ScUxnfFxv2Pz410hYHTEPbQ90zrjMg4tUjACQ4yLLkQj/s1600/SMApp2.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="901" data-original-width="391" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUwk76JeIuPlynQJI4CrDpM45qJZ3zMJWICh9XQws27wO8R4gYDTxVvo23IkpqvI1zK7uDrVsBIMxZxG0SZQ2Mxl5nMf0_Jfr7ScUxnfFxv2Pz410hYHTEPbQ90zrjMg4tUjACQ4yLLkQj/s640/SMApp2.png" width="276" /></a></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2uU7kPf5cZoAN7oP15RVY4utiJirGUpvk8qwU0hBISac-KYadfE0TUvUet1DzfEKWif3lXkHDFc62YLKK9c9MLLueUyaz6wtAkNbuDau8UDwv2Ns0pUUdBVTGIHHiTsDvakrEUx-Ejh0C/s1600/SMApp3.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="942" data-original-width="391" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2uU7kPf5cZoAN7oP15RVY4utiJirGUpvk8qwU0hBISac-KYadfE0TUvUet1DzfEKWif3lXkHDFc62YLKK9c9MLLueUyaz6wtAkNbuDau8UDwv2Ns0pUUdBVTGIHHiTsDvakrEUx-Ejh0C/s640/SMApp3.png" width="264" /></a></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg70MP09y1T-DRSaqV6H0e4AyZBk0iV0CSPIb3FAUJorfTIfX_A8e6ZgH-ofP36iySDaz0abVnWL3u5CFucVjmmRGvEsW6aueEnoUBgbaXLhiy_aPXiGgXi7o7AnzpXo7Lsp7d_W2qkxiVF/s1600/SMApp4.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="750" data-original-width="391" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg70MP09y1T-DRSaqV6H0e4AyZBk0iV0CSPIb3FAUJorfTIfX_A8e6ZgH-ofP36iySDaz0abVnWL3u5CFucVjmmRGvEsW6aueEnoUBgbaXLhiy_aPXiGgXi7o7AnzpXo7Lsp7d_W2qkxiVF/s640/SMApp4.png" width="332" /></a></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7IsL2K0OqDhMwFr5QVyXNWZuyFxw7vckAOMqKxIs8nEH76583oK-_tk_ge2DFcQe-vmrkoIfBERsHnZSYU7eVs0qIDPlF65tSTXm3pdr7oShUI2_bVuKNcWvEI1uJHfaS4XS3hiDzxD3M/s1600/SMApp5.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="815" data-original-width="391" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7IsL2K0OqDhMwFr5QVyXNWZuyFxw7vckAOMqKxIs8nEH76583oK-_tk_ge2DFcQe-vmrkoIfBERsHnZSYU7eVs0qIDPlF65tSTXm3pdr7oShUI2_bVuKNcWvEI1uJHfaS4XS3hiDzxD3M/s640/SMApp5.png" width="306" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com18tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-14215412394245508152017-09-22T17:35:00.005+02:002017-09-24T13:51:27.320+02:00Intolerancia (el retorno): Aussie Bites (bocaditos de vuelta al cole)<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;">Hace ya muchos años que me quedé con el título este de «aspirante a escritora». Tener aspiraciones no tiene nada de malo en sí, el problema es cuando una se queda... aspirando. Más que escribiendo. Cuando cada vez que piensas en lo que harías si tuvieras tiempo (y no dinero, porque si tuviera dinero, me largaría de viaje y comería en restaurantes ridículamente caros, y que os den a todos), y lo que piensas es «escribir», y no lo haces, empieza a ser difícil encontrar excusas para seguir llevando dignamente el título de aspirante. Bueno, en mi caso excusas no faltan, en los últimos años ha habido un cierto número de catástrofes que se han abatido sobre mí. He estado ocupada en <a href="https://www.instagram.com/p/BWS1F5Blv8o/?taken-by=arantzatoquero" target="_blank">cosas de la más alta importancia</a>. Pero aún así, he sacado tiempo para compartir un sinfín de memes idiotas en Facebook, para verme todas las temporadas de «Juego de Tronos» y para teñirme yo misma mechas de -varios- colores absurdos en el pelo. </span></span><br />
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;"><br /></span></span>
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;">Así que he estado meditando largamente con qué texto trascendente volver a ensillar el caballo de la escritura y partir al galope. O al trote, consultando abundantemente la RAE y varios diccionarios de sinónimos, que la escritura es una cosa que se oxida rápido cuando no se practica. Algo lúcido, brillante, revelador. Al final he decidido que si espero a que se me ocurra algo lúcido y brillante, iba a ser como lo de la tesina que iba a revolucionar el mundo de la lingüística (bueno, esa, la terminé) y voy a tirarme otro año sin publicar nada, así que he optado por escribir sobre macarrones sin gluten, que total, va a a cambiar tanto el mundo como ese texto brillante y trascendente que probablemente nunca llegará.</span></span><br />
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;"><br /></span></span>
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;">Yo soy de probarlo todo al menos una vez. Bueno, casi todo. Ciertas prácticas eróticas que impliquen una cabra viva y un guante de béisbol, por ejemplo, no necesito probarlas para saber que no me gustan. Con la invasión de la moda "el gluten es el origen de todo mal" que ha arrasado Norteamérica, han llegado al mercado un montón de productos que me intrigan. Mi única experiencia previa con la pasta sin gluten antes de que demonizar a esta pobre proteína estuviera de moda, fueron unos macarrones a base de arroz que fueron lo más triste que he comido nunca. Y el pan sin gluten... masticar cartón sería una experiencia organoléptica más satisfactoria. Pero voy paseando por el súper y veo algo nuevo. Pasta a base de guisantes. </span></span><br />
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;"><br /></span></span>
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;">Hasta ahora, he probado pasta a base de harina de garbanzos, de lentejas y de alubias. Todas ellas malísimas. Que no se diga que no lo intento. Pero veo el contenido proteínico de estos rotini, y como he vuelto en serio al ejercicio por primera vez después del <a href="http://arantza-shithappens.blogspot.ca/" target="_blank">cáncer</a>, y tengo como objetivo levantar a Monsieur M. en press de banca, los compro. Y los cocino, respetando escrupulosamente el tiempo de cocción (al dente). Y los pruebo y concluyo que son como el resto de la pasta sin gluten que he probado: una puta mierda chiclosa e insípida. Y que si uno no es celíaco, no hay ningún motivo para infligirse ese castigo (lean mi próximo post: "No, no eres intolerante al gluten, idiota, solo quieres llamar la atención"). Así que el resto se lo va a comer la Chica, que la legumbre es buena para ella y las propiedades organolépticas de la comida se la sudan totalmente, a juzgar por la velocidad a la que la traga.</span></span><br />
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;"><br /></span></span>
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;">Esto me lleva a lo de la intolerancia (tranquilos, ya llego). No sé si ya ha llegado a España este furor anti gluten, esta caza de brujas al pobre trigo. O a los lácteos. Aquí es una epidemia. La gente va por ahí proclamándose «intolerante» al gluten, y contando a cualquiera que quiera oírlo (y a cualquiera que no) cómo eliminar esta malvada proteína de la dieta ha hecho que su sistema digestivo funcione mejor (manera sutil de decir que expelen menos flatulencias), su piel brille más, tengan menos migrañas y su pene haya alargado dos centímetros. Sí, sí, porque ya hasta los productos <i>«enlarge your penis»</i> se anuncian como <i>«gluten free»</i> en Canadá. Ayer, sin ir más lejos, en Costco una de esas amables señoras que te dan a probar muestras de productos me ofreció un pedazo de loncha de tocino precocinada afirmando que era sin gluten. Lo único que me hizo contenerme para no arrebatarle la loncha y darle con ella de bofetadas en la cara fue que la pobre era una mandada y probablemente repetía las sandeces que le habían obligado a decir para promocionar el producto. </span></span><br />
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;"><br /></span></span>
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;">En mi modesta y poco fundada opinión, esta intolerancia es un claro síntoma de los males que nos aquejan en estos tiempos. Si os fijáis, en cuestiones de comida (que son las más importantes de todas las cuestiones), hemos llegado a un punto en el que la gente se define más por lo que NO come que por lo que come.«Yo soy vegetariano, no como carne ni pescado». Vale. Puedo entenderlo. Por una gran cantidad de razones medioambientales, y éticas, entre otras. «Yo soy vegano. No consumo ningún producto de origen animal, ni miel, porque es un producto de la explotación apícola». Vaaale. «Yo como paleo, limito al máximo los cereales y todos los glúcidos, y solo como la carne ecológica que he cazado yo mismo golpeándola con una quijada de tigre. Ajem. «Yo soy crudivegano (porque calentar las verduras altera su aura), locavoro (solo como productos de la agricultura local), intolerante al gluten y solo compro cosas de agricultura orgánica». Aarrgh. La lista de lo que puedes comer empieza a ser angustiosamente corta, e inversamente proporcional a la lista de la gente a la que puedes irritar cuando te invita a cenar a su casa. </span></span><br />
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;"><br /></span></span>
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;">La cosa ha llegado a un punto que <a href="http://interculturaycocina.blogspot.ca/" target="_blank">una buena amiga</a> que da cursos de cocina de vez en cuando, me comenta que empieza a ser imposible, con toda la gente </span></span><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">que se matricula </span><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">con restricciones alimentarias a cual más variopinta. En plan... «quiero aprender a hacer una paella sin sal, sin alimentos de origen animal -es posible-, sin cebolla, sin ajo, sin tomates, sin arroz...». Un día supe que la decadencia de Occidente está llegando a su apogeo cuando en la sección de cocina de mi librería favorita de Montreal, vi un libro de cocina paleo... para perros. </span><a href="https://www.instagram.com/p/5fj977vLlQ/?taken-by=arantzatoquero" style="font-family: arial, helvetica, sans-serif;" target="_blank">No me lo invento.</a><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Si pongo más los ojos en blanco me dan dos vueltas completas dentro de las órbitas. Sabes que el mundo se va a la mierda cuando la gente decide aplicar a su perro la misma dieta absurda que siguen ellos, y cuando Trump gana las elecciones. Lo cual me lleva al tema central de este post (sí, tiene un tema central, aunque no lo parezca, concentraos, coño): la intolerancia. Y el retorno. No el mío, el mío da igual. El retorno de la intolerancia, si es que alguna vez se fue de verdad. </span><br />
<span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Si lo que comemos (o lo que no) es sintomático de los tiempos que vivimos, entonces estamos claramente jodidos. Porque en Canadá comemos (bueno, yo muy poca) </span><a href="http://www.eldiario.es/consumoclaro/por_derecho/ttip-ceta-protestas-peligros_0_560644345.html" style="font-family: arial, helvetica, sans-serif;" target="_blank">carne clorada</a><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">, en todo Occidente hacemos </span><a href="https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2017/05/31/articulo/1496229435_278442.html" style="font-family: arial, helvetica, sans-serif;" target="_blank">necedades </a><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">con aguacates (que me encantan) solo porque están de moda aunque no sean un </span><a href="http://www.lavanguardia.com/natural/20170208/413985071733/aguacate-peligros-cultivo.html" style="font-family: arial, helvetica, sans-serif;" target="_blank">cultivo sostenible a gran escala</a><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">, nos ponemos malos con </span><a href="https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2015-08-18/un-nuevo-estudio-desmonta-por-completo-la-dieta-paleolitica_966488/" style="font-family: arial, helvetica, sans-serif;" target="_blank">dietas absurdas</a><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> (yo es ver un hashtag </span><a href="http://www.lavanguardia.com/vivo/nutricion/20170607/423241299196/clean-eating-instagram-comida-ortorexia.html" style="font-family: arial, helvetica, sans-serif;" target="_blank">#cleaneating</a><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> o #detox y poner pies en polvorosa), y mientras, en otra dimensión, </span><a href="https://es.wfp.org/hambre/datos-del-hambre" style="font-family: arial, helvetica, sans-serif;" target="_blank">795 millones de personas</a><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> no pierden el tiempo en esas chorradas, porque, bueno, solo poder comer, lo que sea, ya molaría. Nosotros aquí, compitiendo por ver quién come menos cosas, y una buena parte de la humanidad muriéndose (literalmente) por comer algo. Eso sí que es inmoral, y no los vestidos de la Pedroche (esos son solo ilógicos) y creedme, no soy muy dada a usar esa palabra.</span><br />
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;"><br /></span></span>
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;">El hecho de que cada vez más gente que sigue estas modas se declare «intolerante» al alimento maligno en cuestión (el trigo, los cereales en general, los carbohidratos, los lácteos, qué sé yo) para legitimar su restricción autoimpuesta, es un riesgo añadido para la gente que tiene que vivir con alergias e intolerancias alimentarias no imaginarias, ya que produce un efecto de cansancio que hace que por ejemplo, en los restaurantes, se tome menos en serio a una persona que necesita una información precisa sobre lo que contiene su comida. Porque puede terminar en el hospital. </span></span><br />
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;"><br /></span></span>
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;">No me sorprende, en esta época en la que pasearte por la sección de comentarios de cualquier artículo de periódico hace que pienses que solo un Armagedón de fuego y meteoritos explosivos podrá enderezar esto. En esta época de intolerancia generalizada, en la </span></span><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">que los racistas, fascistas, xenófobos, misóginos, homófobos y fundamentalistas religiosos se están desacomplejando y salen a la luz correteando afanados por todas partes como las cucarachas a las que sorprendes en la cocina al darle al interruptor.</span><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Intolerancia a los musulmanes (y a los inmigrantes en general), a las feministas (y a cualquier mujer que decida afirmarse), a la gente que piensa que un niño no siempre tiene pene y una niña no siempre tiene vagina, a los que creen que nuestros representantes políticos deberían servirnos a nosotros y al bien común y no servirse ellos y apilar privadamente bienes comunes. Y mira que detesto la palabra «intolerancia», porque, ¿cuál es la alternativa? ¿La tolerancia? La tolerancia no es suficiente. Yo tolero, arrugando mucho la nariz, cosas que me cuesta soportar pero que tienen derecho a existir: el olor de la Chica cuando ha tenido un encontronazo con una mofeta, los nacionalismos (aunque ahora mismo a los catalanes los entiendo bastante), la comida que cocina mi cuñada quebequesa. Pero tolerar no es suficiente. Lo difícil es dar un paso más, e intentar la aceptación. Ese músculo también se desarrolla, basta con exponerse a la diferencia a menudo. Ya veréis, no duele. Salvo si es uno de los pasteles de carne de mi cuñada. Entonces sí. Pero para eso están los antiácidos. Si tan solo existieran las pastillas antifacha...</span><br />
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;"><br /></span></span>
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;"><br /></span></span>
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;">********************</span></span><br />
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;"><br /></span></span>
<span style="color: #1d2129; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span style="background-color: white;">Si habéis llegado leyendo hasta aquí, merecéis una receta. No insistiré mucho en lo que no tiene (no lleva harina de trigo, ni huevos, qué coincidencia ;-), sino en lo que sí contiene, un montón de cosas ricas. Es una receta para la vuelta al cole, para remplazar esas barritas de cereales llenas de azúcar que les dan a los críos por algo más consistente e infinitamente más rico. La receta no es un invento mío, es una versión casera y menos malvada de un producto que se vende en Costco y que me encanta: los Aussie Bites (bocaditos australianos, vaya). Como imitación, me han quedado de superar el original. Vamos, que están de probar uno y dejar de creer en dios (atención, estos bocaditos no son aptos para los intolerantes al ateísmo). Porque quién quiere ser modesto cuando en el fondo sigue siendo un poco de Bilbao. </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimwLHByyfINlLboIhyphenhyphenxI3wboU9ODiioUZaNniUdFsWYRntO1uAGSWnKR2jVAGckgFEretNysybPbs8_-s7tHrZReXHqsBfaMmfyal0aMpXAak1d7C5suTFBypuK7903oRp4im0ABPN4M9-/s1600/20170903_142807-horz.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: small;"><img border="0" data-original-height="1029" data-original-width="1600" height="409" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimwLHByyfINlLboIhyphenhyphenxI3wboU9ODiioUZaNniUdFsWYRntO1uAGSWnKR2jVAGckgFEretNysybPbs8_-s7tHrZReXHqsBfaMmfyal0aMpXAak1d7C5suTFBypuK7903oRp4im0ABPN4M9-/s640/20170903_142807-horz.jpg" width="640" /></span></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">BOCADITOS DE VUELTA AL COLE (AUSSIE BITES)</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">INGREDIENTES</span><br />
<br />
<ul>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1 taza de avena instantánea para gachas</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">3/4 de taza de harina de avena integral (o utilizar la avena ya mencionada molida)</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1/4 de taza de semillas de chia molidas (al primero que hable de súper alimentos en los comentarios, lo acogoto con una barra de pan sin gluten) mezcladas con 2 cucharadas soperas de agua (sirve de sustituto al huevo)</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1/4 de taza de azúcar</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1/4 de taza de albaricoques secos</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1/4 de taza de pasas (de Corinto mejor)</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1/4 de taza de semillas de girasol (sin tostar y sin sal, preferible)</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1/4 de taza de coco rallado</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1/4 de taza de quinoa (cocida previamente, y lo mismo que con la chia, si créeis que de verdad existen los súper alimentos, los Reyes Magos y los políticos honrados, no vengáis a dar la tabarra con ello)</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">2 cucharadas soperas de semillas de chia enteras</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1/4 de taza de miel</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1/4 de cucharada de té de bicarbonato </span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1/4 de cucharada de té de sal</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1/4 de taza de mantequilla fundida (remplazar por más aceite si queréis una receta vegana, pero recordad que no estáis obligados a decírselo a todo el mundo)</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1/4 de taza de aceite de colza o de girasol</span></li>
<li><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">1/2 cucharada de té de extracto natural de vainilla</span></li>
</ul>
<br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">ELABORACIÓN</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Precalentar el horno a 185º. Aceitar (yo uso aceite de coco, le da un toque de sabor particular) dos bandejas de moldes de mini muffins (da para unos 24 bocaditos mini, una docena en tamaño madalena grande). </span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Triturar en pedacitos en el robot de cocina los albaricoques secos. Reservar. </span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Moler en el robot 1 taza de la avena para gachas. Pulsar hasta que la avena esté bastante pulverizada, con consistencia de harina gruesa.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Añadir los 3/4 de harina de avena o el resto de la avena para gachas, el azúcar, los albaricoques triturados, las pasas, las semillas de girasol, el coco rallado, las semillas de chia, la sal y el bicarbonato. Darle unos viajes hasta que las pasas estén picadas en pedacitos. </span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Incorporar el aceite de colza, la mantequilla fundida, la miel (más fácil de verter si el medidor está pringado del aceite medido previamente), la quinoa cocida y el extracto de vainilla. Darle al robot un poco más hasta que todo esté mezclado, pero no demasiado. La idea no es hacer un puré liso. </span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Llenar los moldes hasta la mitad, presionando la masa con dedos untados de aceite. Estos bocaditos no son de textura esponjosa, no esperéis que «suban» como un bizcocho. La consistencia es realmente de barra de cereales, compacta pero jugosa. </span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Hornear a 180º unos 12 o 13 minutos, hasta que los bordes estén dorados. sacar del horno y dejar enfriar en los moldes. Esperar a que hayan enfriado del todo antes de desmoldar. Se conservan en un recipiente herético :-) fuera del frigo, unos diez días dependiendo del calor que haga. Los hacéis con vuestros hijos como excusa, que lo sé. No os los comáis todos. Pillines.</span></div>
Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com33tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-50761410229641088692015-11-10T22:29:00.001+01:002015-11-10T22:29:16.157+01:00Crónicas indocentes (1)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgR-RviyDvPRFX9ipjJVvUYd_PKV9RuLkWsLREntTNQPUignaHzgARLwy_QVI_vsLKVieKpwi4_TeqoK1XGXJR6br0HPg3SZXAKeQNlGCiX2r3-ucFCFQQOq1yx2RrvWwcPn0hEhuRmgS1B/s1600/gafas.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgR-RviyDvPRFX9ipjJVvUYd_PKV9RuLkWsLREntTNQPUignaHzgARLwy_QVI_vsLKVieKpwi4_TeqoK1XGXJR6br0HPg3SZXAKeQNlGCiX2r3-ucFCFQQOq1yx2RrvWwcPn0hEhuRmgS1B/s320/gafas.jpg" width="165" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Momentos estelares de falta de diplomacia en clase: </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /> Estudiante (hablando de un texto sobre la crisis en España): -"¿Qué significa "fuga de cerebros"?"</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /> Yo: - "Lo que pasa en esta clase cuando intento explicar cualquier concepto a las ocho y media de la mañana." </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Me entra la risa floja, de ésas con ronquidos como de cerdo. Hago
esfuerzos por ponerme seria bebiendo un sorbo de café, me carcajeo,
estoy a punto de expulsar el café por la nariz, me tapo la cara con unas
hojas.</div>
Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-56099558173102391782015-11-08T06:55:00.000+01:002017-09-24T14:29:18.362+02:00Malrollismo campestre (una historia de miedo otoñal)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLuPGygqy8SRtXE8n_arNY9M_XxHn7ENjr0tWhIKlnDYOt9zrnYCgDm5jfE79YSZ7ZlsTsGd8CheEdfQ61zwO3B1S1rFPfa-02sfmff2_d67UP2Gnf_b897ftciWta61tZVOnjsZgX-SH5/s1600/aubrisson.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLuPGygqy8SRtXE8n_arNY9M_XxHn7ENjr0tWhIKlnDYOt9zrnYCgDm5jfE79YSZ7ZlsTsGd8CheEdfQ61zwO3B1S1rFPfa-02sfmff2_d67UP2Gnf_b897ftciWta61tZVOnjsZgX-SH5/s400/aubrisson.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: xx-small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Monsieur M., la Chica y yo volvemos tarde de una fiesta (la fiesta admitía invitados perrunos). Sí, para nosotros tarde son las once y media (somos unos salvajes y llevamos una vida de decadencia y rock & roll). Estamos ya en nuestro barrio, el Sexto Pino, a dos casas de Muffin Manor, cuando de repente, veo un obstáculo delante del coche. Monsieur M. pega un frenazo. Las luces del coche iluminan el obstáculo con ese efecto túnel que suele tener la bruma (vivimos en zona lacustre, aquí siempre hay bruma por las noches ): el obstáculo es un esqueleto, en medio de la carretera. Grande. Sorprendentemente grande, lo bastante para que el coche hubiera tenido problemas para pasarle por encima. Le faltan la cabeza y una pata. La luz blanca y deslumbrante de los faros revela otros incómodos detalles, como que la carcasa no es uno de esos viejos esqueletos blancos y pulidos por la intemperie como suelen verse por los bosques que rodean a Muffin Manor. Es una carcasa fresca, los despojos aún llevan adheridos unos voluminosos jirones de carne y mechas de pelos marrón oscuro. Más inquietante aún: hay un reguero de algo que tiene toda la pinta de ser sangre.</span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Yo: -"ESO... ¿Qué es?"</span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Monsieur M., con su habilidad característica para lo obvio: -"Un esqueleto".</span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Yo, con un gruñido: -"Ya lo veo. Pero un esqueleto... ¿de QUÉ? Porque es bastante grande."</span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Monsieur M. se encoge de hombros, las manos en el volante: -"Hum. Ciervo. Un macho de buen tamaño , adulto. O un alce joven."</span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Yo, mirando fijamente el túnel de luz de los faros: -"¿Y qué lo ha arrastrado hasta aquí? Porque los zorros que he visto por la zona son pequeños, del tamaño de un gato doméstico. No podrían con ESO", haciendo un gesto con la mano abierta hacia el cadáver. </span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Monsieur M., poniendo esa expresión ligeramente ausente que pone cuando quiere hacerse el loco: -"Eeh, no, un zorrillo no, normalmente no cazan nada más grande que liebres o perdices. Estooo, mira, parece que lo que sea ha abandonado ahí la presa hace poco, probablemente cuando nos ha oído acercarnos. No salgas del coche a tomar fotos ni nada, ¿eh?", dicho lo cual, arranca de nuevo sorteando cuidadosamente los restos del pobre bicho. </span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Yo (sospechando): -"Si no es un zorro, el depredador que ha hecho eso es bastante más grande, ¿no?"</span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Monsieur M. hace un ruido vago, sin querer mojarse: -"U-huh". </span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Yo, mirándole con los ojos entrecerrados: - "¿Cómo de grande? ¿No decías que estábamos un poco al sur para los osos?"</span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Monsieur M., de repente muy concentrado en la carretera: -"Euh, bueno..."</span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Yo, cada vez más boquiabierta: -"¿OSOS? ¿Me has dejado pasearme TODO el invierno pasado sola por el monte en raquetas con la Chica y sabías que aquí hay OSOS?"</span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Monsieur M., con la vista muy-muy fija en la carretera: -"Bueno, el paseo parecía relajarte..."</span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Yo, levantando la voz llena de incredulidad y despertando a la Chica, que se yergue en el asiento trasero: -"¿RELAJARME? ¿Y qué hubiera pasado si un oso me mastica durante el paseo? ¿Quieres librarte de mí? Porque existen métodos más rápidos y seguros."</span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Monsieur M.: -"Ningún riesgo de que pasara eso, mon p'tit loup. Cuando te relajas, hablas como un cotorra. Te oían llegar todos los osos en cinco kilómetros a la redonda. "</span></div>
Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-19236391567840472982015-07-11T05:13:00.000+02:002015-07-11T05:15:01.281+02:00¿El día de la marmota?¡No! ¡Temporada de conejos! (¿O era de patos?)<div style="text-align: justify;">
¿Por dónde empiezo? Por el culebrón. El culebrón no es una historia en tres mil capítulos protagonizada por Rosario María de la Encarnación, (ya sabéis que tengo problemas para encontrar tiempo para terminar<a href="http://siropedealce.blogspot.ca/search/label/follet%C3%ADn" target="_blank"> mis historias por entregas</a>), el culebrón es literalmente un <a href="https://instagram.com/p/4nH7ElPLvw/?taken-by=arantzatoquero" target="_blank">culebrón </a>de algo más de un metro que me encontré hace un par de semanas tomando el sol a diez centímetros de mi pie derecho, mientras me tomaba mi relaxing cup de cafelito con leche matinal sentada en el primer escalón del porche de Muffin Manor. Ni que decir tiene que el cafelito me pareció mucho menos relajante después de descubrir el tamaño que pueden alcanzar los reptiles en este país nórdico.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El culebrón tuvo varios capítulos tras el episodio piloto, que fue recibido con grandes alaridos del público pero con críticas bastante negativas. Ahora debe de andar debajo del porche, reproduciéndose con fruición.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mejor empiezo por el cumpleaños de Violeta. Hoy es el cumpleaños de Violeta (bueno, para ella ya no, pero en horario canadiense aún lo es). Iba a decir que Violeta es mi mejor amiga, pero eso suena un poco ingrato para con otras/os mejores amigas/os que tengo a los que también quiero mucho. Digamos que Violeta y yo nos conocemos hace la friolera de veintiocho años, y que la antigüedad cuenta porque todos mis amigos están sindicados y yo respeto la convención colectiva. Así que aunque con los años Violeta y yo hemos cambiado mucho (ambas para mejor, creo), ella aún conserva lo suficiente de la Violeta original para que yo siga fiel a las actualizaciones, o, al contrario, las actualizaciones me gustan tanto que mantengo la suscripción. Recuerdo que cuando la conocí ambas teníamos quince años y ella había leído a Mishima. Y que yo pensé que si no se suicidaba igual podríamos ser buenas amigas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pensándolo mejor, creo que voy a hablaros de la marmota. Este año, y pese a todo lo que nos ha caído (y no, no hablo de la crisis, aunque en mi trabajo en la universidad nos hayamos visto afectados por recortes), (y no, tampoco hablo del clima, porque aquí los cambios de temperatura cataclísmicos son de lo más normal) nos las hemos arreglado para plantar de nuevo un huerto. Con mimo y paciencia planté las semillitas de mis tomateras en abril, dentro de casa, porque aún quedaba nieve fuera. Con cuidado infinito las transplantó en el jardín Monsieur M. Con cariño y abnegación plantamos acelgas, vainas, berza, guisantes, lechugas. Con gula, nocturnidad y alevosía vino <a href="http://micocinaenmontreal.blogspot.ca/2008/09/cmo-eliminar-una-marmota-o-persuadirla.html" target="_blank">Doña Marmota</a> (o una pariente cercana, aquí hay muchas) a zamparse los brotes tiernos de todo lo mencionado, y a coronarlos con unos arándanos y unas fresas de postre. Acto seguido se hizo una madriguera bajo el cenador, con vistas a la huerta (por la cosa de ir siguiendo de cerca la evolución de la cena), con tres salidas. Una combinación de una linterna encendida dentro de la madriguera, una radio en la peor cadena de FM de Quebec día y noche (Justin Bieber es un arma de destrucción masiva), la Chica insertando el cabezón alternativamente en las tres salidas del agujero y otros métodos disuasivos indignos (pero no sangrientos) hicieron que la marmota decidiera mudarse.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A pesar de que ésta <a href="http://micocinaenmontreal.blogspot.ca/2008/09/cmo-eliminar-una-marmota-sequel.html" target="_blank">no es la primera invasión de marmota que he vivido</a>, y de que las estaciones tan marcadas de Quebec se suceden con rituales que se repiten (palear nieve, plantar calabacines, decorar calabazas), no vivo el día de la marmota una y otra vez. Ni siquiera cuando nos anunciaron que todos esos problemas de salud que habían fastidiado tanto a Monsieur M. durante el otoño pasado y el invierno de este año resultaron ser un linfoma. Sí recuerdo haber pensado: -«Joder, <a href="http://arantza-shithappens.blogspot.ca/" target="_blank">cáncer otra vez</a>», pero el tiempo ha demostrado que vivir un cáncer en carnes propias y acompañar a alguien que lo vive, es muy diferente. Acompañar es infinitamente más jodido. Cuando el que lo sufres eres tú, te dices que las cosas no van tan mal, estás acostumbrado a vivir en tu cuerpo, ciertamente si te estuvieras muriendo te darías cuenta, ¿no? Cuando acompañas a alguien, toda la información que obtienes es de segunda mano. Y cuando le duele a otro, no sabes qué hacer. Mientras te duele a ti te mantienes ocupado. Por el momento es Monsieur M. el que se mantiene ocupado con sus ciclos de quimio, sus pastillas, sus escáners, sus oncólogos, su zenitud irritante e irreductible (bendita sea), sus libros del Dalai Lama y de cómo construir armarios. También lee sobre métodos no violentos para ahuyentar marmotas. Me comentó algo sobre que la orina humana les huele a depredador y puede ser una manera ecológica de espantarlas, pero con todo lo que le están chutando en el cuerpo entre la quimio y los contrastes radioactivos, le dije que de ecológico nada, y que si se meaba en los tomates éstos terminarán brillando en la oscuridad. Decidió abstenerse.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo de la marmota me lleva a contaros que en el sexto pino en el que vivo, aparte de ciervos, alces, gansos salvajes, zorros, mapaches, ardillas, mosquitos, culebrones y marmotas, también hay liebres salvajes y conejos. Los conejos no son salvajes, son de una vecina que tiene una guardería en casa y ha decidido expandirla en zoo, porque total como ya tiene a su cuidado varias fieras salvajes en pantaloncitos cortos y Crocs, algunos animales más no son un problema. Para ella. Para nosotros empiezan a serlo. Hay un conejo blanco y negro particularmente caradura que ha cogido la costumbre de venir a nuestro jardín, mirar desafiante a la Chica, que, atada, quiere arrancarle la cabeza amorosamente, y zamparse metódicamente todas las zanahorias (es un clásico, este conejo), los rábanos, las lechugas y las pocas fresas que nos dejó la marmota. Esta mañana una amiga estaba de visita y, tras contarle la historia, se ha acercado al conejo, que parece bastante acostumbrado a la gente (claro, cuando no está saqueando mi huerto vive en una guardería), lo ha acariciado con amabilidad (el conejo se dejaba de buen grado) y cuando ha querido cogerlo en brazos para llevárselo de nuevo a su dueña, Bugs le ha mordido la mano con todas sus ganas. Yo estaba ahí, en el jardín, sujetando a la Chica con toda la convicción no violenta de mi casi vegetarianismo, cuando he visto con mis propios ojos el Ataque del Conejo Psicópata. Hoy he perdido mi inocencia. Yo pensaba que los conejos eran seres suaves, timoratos, peluchosos, herbívoros. No agresivos maníacos con ojos rojos desorbitados. Mientras mi amiga se desinfectaba la mano y yo llamaba al ambulatorio para preguntar si tenía que ir a darse alguna vacuna, mi buen humor un poco desplazado ha hecho que varias veces explotara de risa cuando explicaba a la enfermera por teléfono que «a mi amiga le ha mordido un conejo no vacunado».Lo del buen humor era más que nada porque Monsieur M. me ha anunciado que su escáner a mitad del tratamiento muestra que está en remisión, sus ganglios relucientes y libres de cáncer al 95%. Aún le quedan tres ciclos de quimio por terminar y bastante anemia residual, pero le he dicho que de eso me ocupo yo: esta noche estofado de conejo para cenar. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNaIM40kxgcwFblOdcbZCKww6a4MWUJPOuLwVVDwQ2tDam91PsbWMqMHBDBjL_qSjKzvvxMSckDwAKbvON7iikGsezyBFniPiXKanVEz11n99aIcokt1FUf4jmugfLCFO2SRnlT82Yom7H/s1600/10405631_953692824670519_2893630878647240141_n-horz.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: justify;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNaIM40kxgcwFblOdcbZCKww6a4MWUJPOuLwVVDwQ2tDam91PsbWMqMHBDBjL_qSjKzvvxMSckDwAKbvON7iikGsezyBFniPiXKanVEz11n99aIcokt1FUf4jmugfLCFO2SRnlT82Yom7H/s640/10405631_953692824670519_2893630878647240141_n-horz.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-63300787876613451872015-03-12T00:55:00.000+01:002015-03-12T00:56:32.759+01:00Los 10 últimos años de mi vida en 30 búsquedas Google<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1ZKWL76LOwunBeZ16OAVW20DNO2HNHLnjfzKL5gVXx3Cav3zAWobZNH36kRHbwRCw1hHpVV5O2U11W_61EVCojX-MEeGNZiUVWeHY2rZo7fQtWKeXWyD1wRUNbXnXfEhZfxD70STnKaoY/s1600/secretaria.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1ZKWL76LOwunBeZ16OAVW20DNO2HNHLnjfzKL5gVXx3Cav3zAWobZNH36kRHbwRCw1hHpVV5O2U11W_61EVCojX-MEeGNZiUVWeHY2rZo7fQtWKeXWyD1wRUNbXnXfEhZfxD70STnKaoY/s1600/secretaria.jpg" height="400" width="318" /></a></div>
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<br />
<br />Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-86494048153566179772014-10-31T13:55:00.002+01:002014-10-31T13:57:24.992+01:00Misterio<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHq19-k39rI6GIkmD7fc0JWYvjsPkJSxiosUOHpXt3ws2d3xiLA_0QGoquepDPpQM4Svy0dcNgInTYYNwl0E5TdKTeE_RSu_yytonvw0tj6BZ6C2PgrXHGZMY-0PbFyyA4SBywHDoWtMmF/s1600/pin+up+witch.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHq19-k39rI6GIkmD7fc0JWYvjsPkJSxiosUOHpXt3ws2d3xiLA_0QGoquepDPpQM4Svy0dcNgInTYYNwl0E5TdKTeE_RSu_yytonvw0tj6BZ6C2PgrXHGZMY-0PbFyyA4SBywHDoWtMmF/s1600/pin+up+witch.jpg" height="400" width="322" /></a></div>
<br />
<br />
- «Parece que se mudó al sexto pino y nunca se volvió a saber de ella... ya no actualiza el blog. Debe de andar poniendo cepos a los castores y untándose la cara con barro. Y ya no cocina. Come todo crudo y sin desollar. Rollo Apocalypse Now, pero en nórdico.»<br />
<br />
- «¿Se la habrá comido un oso? O peor, ¿se habrá hecho del PP en la distancia, y se habrá montado una secta satánica en aquellos bosques canadienses?»<br />
<br />
- «Igual se ha muerto. Mira que alguna intentona fallida ya hizo.»<br />
<br />
- «Te apuesto a que le ha dado un infarto cerebral, y ahora la pobre está en terapia reeducativa, y lo único que puede escribir es GGGDDFZZZXWWWGGJJJRR...»<br />
<br />
- «O probablemente cocina cuando puede y le sale del arco del triunfo, engulle las cosas sin fotografiarlas previamente, corrige y prepara clases y saca a pasear a la Chica y trabaja como una bestia en general, y ha decidido minimizar -por el momento- toda actividad que no sirva para: a) ponerse ropa limpia b) comer c) pagar las facturas.»<br />
<br />
- «La muy perra. Y nos deja así.»<br />
<br />
- «Ya.»Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-84295315484188135492014-03-18T18:40:00.002+01:002014-03-18T18:46:26.531+01:00Ya, ya<div style="text-align: justify;">
...sé que me echáis de menos, chiquitines. Para entreteneros la espera hasta que lleguen meses más cálidos y livianos, sabed que también ando por <a href="http://instagram.com/arantzatoquero" target="_blank">Instagram</a>, documentando la vida en el sexto pino con cutrefotos de teléfono, que es lo único que me da tiempo a hacer entre pila y pila de exámenes por corregir. Así podéis chafardear, cotillas míos. Que sé que os gusta. </div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwdIfGikmAk9M0kp1w7TYt2XdnyUDRxbQu55xwDF6BELLxpQw05MZ3WVnZWLjIivq8K5g7bzebSA8YW7ntwntc0m61gIlHf3vN8O5ITnapEEqWYpf-DcrkYjR9NWKckOx5qVLqNUR0hx3L/s1600/vintage_camera_pinup_girl_photo-r2309fd83465643d0a53575efb55653db_wetpr_8byvr_512.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwdIfGikmAk9M0kp1w7TYt2XdnyUDRxbQu55xwDF6BELLxpQw05MZ3WVnZWLjIivq8K5g7bzebSA8YW7ntwntc0m61gIlHf3vN8O5ITnapEEqWYpf-DcrkYjR9NWKckOx5qVLqNUR0hx3L/s1600/vintage_camera_pinup_girl_photo-r2309fd83465643d0a53575efb55653db_wetpr_8byvr_512.jpg" height="400" width="278" /></a></div>
<br />Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-85698340840807960842014-01-29T02:40:00.003+01:002014-01-29T13:46:22.320+01:00Profesoras enmascaradas...a todos los que escribís amablemente diciendo que echáis de menos leerme más a menudo, tenéis dos alternativas: <br />
1. pagarme un sueldo a escote para que me gane la vida escribiendo, o<br />
2. leer mis tonterías profesorales en <a href="https://www.facebook.com/profesorasenmascaradas" target="_blank">Facebook</a>, en "Profesoras enmascaradas", la página de terapia colectiva nada políticamente correcta para profesoras de ELE para adultos (las profesoras son para adultos, no la página... eso también suena mal) y para universitarios, que no siempre son exactamente lo mismo que adultos :-). O para profesores, punto. Donde se dice todo eso que no les decimos a los alumnos.<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
No es lo mismo que las recetas, no. Engorda menos. Pero desahoga más.</div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0T3TXv8JwJVDlhaG_RqH518HvAN_-tA0-VHmC1KaWvk8XLg7RtKSg2nQGm6jtFEIQbzEBaESX03M55TGo8UUgBEttGRUrvJj0i-hbLVBE3IVdFRBA_t5N9j5kbdnfr2YJiM5Tc9iP8uvS/s1600/$T2eC16J,!)sE9swm(yjsBR(ov3p8h!~~_35.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0T3TXv8JwJVDlhaG_RqH518HvAN_-tA0-VHmC1KaWvk8XLg7RtKSg2nQGm6jtFEIQbzEBaESX03M55TGo8UUgBEttGRUrvJj0i-hbLVBE3IVdFRBA_t5N9j5kbdnfr2YJiM5Tc9iP8uvS/s1600/$T2eC16J,!)sE9swm(yjsBR(ov3p8h!~~_35.JPG" height="320" width="317" /></a></div>
<br />
<br />Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-5111145321627242552014-01-15T15:22:00.002+01:002014-01-15T21:07:34.470+01:00Elige tu propia aventura: elegía de una cuarentona<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjP0i4BBCfZWjd9bRX2CE1gbT0iH_nt124e3l3VUVsBkJ_2OXc5TE2uTaxFQoPxGP_IUqzkKWh228PRlqrVnCc8xwt1hDFhma3C0qZcZwRyAvXGqXJ6hWr3vu7TTHy0AOG1c_ESM2b6AME7/s1600/magnets-old-enough-to-know-better-too-young-to-give-.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjP0i4BBCfZWjd9bRX2CE1gbT0iH_nt124e3l3VUVsBkJ_2OXc5TE2uTaxFQoPxGP_IUqzkKWh228PRlqrVnCc8xwt1hDFhma3C0qZcZwRyAvXGqXJ6hWr3vu7TTHy0AOG1c_ESM2b6AME7/s320/magnets-old-enough-to-know-better-too-young-to-give-.jpg" height="320" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: xx-small;"> (Imagen de Anne Tayntor)</span><i><br /></i></div>
<br />
<i>«Dentro de cada persona vieja hay una joven que se pregunta qué demonios ha pasado.»</i><br />
<i><br /></i>
Tengo cuarenta y un años, y empiezo a sentirme vieja. Francamente, me parece un poco pronto. No sé muy bien cuánto hay de objetivo en este sentimiento mío de vejez, teniendo en cuenta que mi cara aún está razonablemente lisa (salvo por las patas de gallo más que incipientes, y esas las he merecido a fuerza de reírme, así que creo que han valido el precio), aún soy capaz de entrar en ropa que no tiene aspecto de una tienda de campaña de seis plazas, y en general me siento cómoda con la novedad y la gente más joven que yo. Quizá sea esta fatiga crónica mía, o la crisis de los cuarenta, o que estoy escribiendo este post al amanecer gélido de Quebec y a estas horas el sentido del humor aún no se me ha despertado (por eso NUNCA escribo a estas horas, para que no me tiente ponerme seria y hacer el consiguiente ridículo espantoso). El caso es que me siento, si no vieja, menos joven que antes.</div>
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<br /></div>
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Son los pequeños detalles los que me recuerdan que soy cada vez menos joven: los hombres que antes me miraban discretamente en el metro y hasta me dirigían una sonrisa, ahora miran a chicas de la edad de mis estudiantes. Creo que esa parte en concreto del envejecimiento no me pesa mucho: una de las cosas que tenemos que aprender las mujeres para sobrevivir y ser razonablemente felices es a no medir nuestra valía a través de los ojos de otros. Pero eso no quita que un piropo bien lanzado solía levantar la autoestima de buena mañana. Si tan sólo pudiéramos tener la autoestima alta en la misma época de la vida en la que se tienen los pechos y los glúteos altos... qué mujeres seríamos, señores. Pero no. La vida funciona como una polea: cuando los unos bajan, la otra sube. Para equilibrar, imagino. </div>
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<br /></div>
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Otra de las cosas que contribuye a esta sensación, aparte de trabajar con gente de veinte tacos que puede ingerir cantidades asombrosas de grasa saturada y azúcar ante mis ojos y embutirse en unos vaqueros pitillo de talla negativa, es que cada vez más a menudo empiezo a tener esa impresión de <i>déjà vu</i>. La atribuyo a que de vez en cuando hay cosas (olores, sabores o canciones, sobre todo) que extraen recuerdos de las profundidades del disco duro, memorias que no recordabas guardar ahí, cuidadosamente dobladas y envueltas en papel de seda. Cuando empiezas a ser consciente de la gran cantidad de recuerdos que conservas así, es cuando empiezan a servir de unidad de medida de lo vivido. Que empieza a ser bastante. Y ya ni os cuento si empiezas a ver morir a gente que quieres. El reloj comienza definitivamente a imponer su tictac, tictac. Hoy ha muerto <a href="http://amediavoz.com/gelman.htm" target="_blank">Juan Gelman</a>, uno de mis poetas preferidos de antaño. Bueno, ya. Acabo de rozar mi límite personal: nunca hablo de la muerte antes de las ocho de la mañana. Y sin haber tomado un café. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Todo esto viene a que el otro día andaba yo medio trabajando medio leyendo tonterías en facebook, ese gran invento para perder el tiempo sin hacer nada interesante como escribir, salir al mundo exterior o prestar atención a la gente que te rodea, cuando <a href="https://www.youtube.com/watch?v=2BOjXYUWhiY&feature=youtube_gdata_player" target="_blank">una canción de los ochenta</a> que compartió una amiga hizo que una de esas cajas de recuerdos se abriera con un «¡pop!» repentino. Lo peor es que el recuerdo en sí es lamentablemente corto y en su mayor parte difuso, salvo alguna imagen sorprendentemente nítida. Como ya es bastante que esté escribiendo un post sin ni siquiera una receta para justificar este empeño mío en pensar que lo que lanzo al ciberespacio puede sentarle bien a alguien, encima no voy a aturdiros con recuerdos de mis años mozos.</div>
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<br /></div>
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Sólo diré, pues, que este recuerdo en concreto tenía guardada en el papel de seda la cara de un chico de diecinueve o veinte años, de pelo castaño, anchos hombros y un cuerpo curiosamente adulto para una cara tan joven, para un par de ojos tan limpios y aún no cargados de historias. Mi yo de veinte años volvía de una de sus innumerables noches de juerga, tarde, cuando tarde empieza a ser pronto, y en ese recuerdo aún huelo la humedad del aire de antes de despuntar el día, las hojas mojadas de los árboles del parque, siento el frío penetrando la ropa insuficiente, el sueño que me pesa en los párpados, la sorpresa del encuentro con este chico con el que ha habido más desencuentros que reuniones, no por nada en especial, sino porque hay gente con la que quisieras pasar más tiempo y sólo aparecen en tu vida así, de pasada, en estaciones de autobús, en colas de secretaría, en finales de noche de fiesta. El encuentro siempre es fugaz y siempre lleno de posibilidades, los dos lo dejan pasar y se dicen que están destinados a encontrarse de nuevo otra vez. Tienen la certitud esa tan joven de disponer de todo el tiempo del mundo. Así que tu yo de veinte años habla con él, los dos pares de ojos enlazados, la distancia cautelosa, tu yo de entonces dice algo que quiere ser inteligente y divertido a la vez, mirando su boca, sus ojos, su boca. Esa veinteañera que era yo no dudaba en lanzarse y arrepentirse de lo vivido, en lugar de arrepentirse de no haberlo intentado. Pero no entonces. No esa noche. No con él. Él parece andar en el mismo debate interno. Y los dos se besan prudentemente en las mejillas, y se despiden sin saber que no volverán a verse hasta veinte años más tarde. </div>
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<br /></div>
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¿Qué tiene que ver este recuerdo con el sentirse vieja? Supongo que es porque no creo en el destino. Me inclino al ateísmo, no creo en ningún tipo de designio superior que haya trazado de antemano nuestros caminos. Nuestros caminos los vamos trazando nosotros, como podemos, aunque, en su mayor parte, la vida es una caótica suma de azares. Pensar que controlamos nuestro destino es uno de los absurdos que nos han enseñado y que tenemos que desaprender cuando crecemos. Elegimos algunas cosas, cierto. Como uno de esos libros de «elige tu propia aventura», cada giro en el camino, cada tangente que tomamos nos obliga a renunciar a otros caminos posibles. Estamos eligiendo el final de la historia que nos apetece vivir en ese momento, pero no estamos viviendo muchos otros finales dispares. Firmemente convencida de que la nostalgia es un lastre, una vez elegido el camino no suelo mirar atrás. A fuerza de conducir mirando sólo al retrovisor uno puede terminar empotrado en un árbol. Debe de ser, pues, la edad, la que hace que ahora de vez en cuando eche un vistazo atrás. No muy largo, sólo una ojeada a lo que podría haber sido. Eso es envejecer (¿madurar?) para mí: no es la falta de posibilidades de vivir una vida diferente, es empezar a contar todas las vidas que has ido dejando atrás y asombrarte del número. Y cuando te gusta escribir, la ventaja es que durante el momento que dura la ficción puedes elegir otro final a tu historia, el final en el que te pones de puntillas y le plantas un beso al chico de la mirada brillante. O en el que, cuando lo encuentras veinte años después, unas cuantas penas y aventuras más tarde, cuando ya no es un chico sino un hombre, en lugar de trabar de nuevo la mirada en la suya, en el mismo parque, y limitarte a abrazarlo un poco más fuerte que lo meramente amistoso, tomas otro desvío, eliges un final alternativo. No necesariamente mejor que el <span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">que vives ahora, sólo diferente. </span></span>Porque cuando seas (más) viejo, recordarás los besos que no has dado más que algunos que diste.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">Y como decía el gran Gelman, «Sefiní»: <span style="background-color: white; color: #666666; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18.48px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;"> </span></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18.48px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">Basta </span></span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18.48px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">por esta noche </span></span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18.48px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">cierro</span><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18.48px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;"> la puerta </span></span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18.48px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">me pongo</span><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18.48px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;"> el saco </span></span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18.48px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">guardo</span><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18.48px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;"> los papelitos</span></span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18.48px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">donde</span><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18.48px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;"> no hago sino hablar de ti</span><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18.48px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;"> </span></span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18.48px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">mentir sobre tu paradero</span><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18.48px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;"> </span></span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: white; display: inline ! important; float: none; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18.48px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">cuerpo que me has de temblar</span></span></span>Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-52247679085140478222013-12-24T14:28:00.000+01:002013-12-24T14:28:24.362+01:00Felices Fiestas <div style="text-align: justify;">
A esa familia de lectores y lectoras que hacéis que mantenga este blog abierto contra viento y marea porque sois un poco como mi Santa Madre: estáis lejos, pero no me olvidáis y siempre esperáis algo bueno de mi parte. Un abrazo fuerte y un Año Nuevo lo más feliz posible para vosotros y toda la gente a la que queréis. </div>
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<br /></div>
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(Advertencia: esta foto de la Chica ha sido producida libre de todo maltrato animal, pero con una cantidad escandalosa de galletitas para recompensar esa pose llena de paciencia que parece decir: -«Eehm, ¿esto era REALMENTE necesario?»)</div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgi7yrupEdbJTZ9DmL8mFnJyyHKN8m3rXwVgcOnoWXqTIu3uWad8aWsrs454N4sx3s47QAZn1NXIByx1Qu9agBXkyHsWJLdeB5T6c0yOKXQlbic0PO0GCLmfoX7ToQM1F_YZCuRMjxkP6mH/s1600/ChicaNoel.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgi7yrupEdbJTZ9DmL8mFnJyyHKN8m3rXwVgcOnoWXqTIu3uWad8aWsrs454N4sx3s47QAZn1NXIByx1Qu9agBXkyHsWJLdeB5T6c0yOKXQlbic0PO0GCLmfoX7ToQM1F_YZCuRMjxkP6mH/s400/ChicaNoel.jpg" width="400" /></a></div>
<br />Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-31609716145250350992013-12-22T19:26:00.002+01:002013-12-23T20:23:45.401+01:00La Gran Evasión: biscotti de avellanas y chocolate<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyNIY3V8b3avSiJhjX1eqG4BxFpJx3oIb_5DdqTOBndjFRC-vG-BorR8BJc6X1HIdogxsVXx-W8yY8rprvY9-5zk_9Q8U-YCKlDcxie21-OFfsJxznM0a7SUkiUnTg8DHQKkfJ2bcVwKwa/s1600/biscotti5.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyNIY3V8b3avSiJhjX1eqG4BxFpJx3oIb_5DdqTOBndjFRC-vG-BorR8BJc6X1HIdogxsVXx-W8yY8rprvY9-5zk_9Q8U-YCKlDcxie21-OFfsJxznM0a7SUkiUnTg8DHQKkfJ2bcVwKwa/s640/biscotti5.jpg" width="640" /></a><span style="font-family: inherit;">Cuando miro atrás me doy</span> cuenta de que una de las cosas que más ha cambiado con los años (y probablemente con el <a href="http://arantza-shithappens.blogspot.ca/2011/01/merde-alors.html" target="_blank">cáncer</a>) es mi nivel de energía. Recuerdo que durante toda la veintena y la treintena tenía la energía suficiente para alimentar en electricidad a una ciudad -pequeña- de provincias. Hoy no creo que llegara a encender el tostador. Por eso tengo el blog un poco abandonado, porque trabajar con el sudor de mi frente y vivir (comer, ducharme, ir al súper, sacar a la perra) terminan con todas las reservas. Y no me quedan para escribir. Estoy muy ocupada durmiendo: en el sofá, en la cama, en el tren, en las conferencias, en los funerales... el número de capítulos de series que he dormido últimamente es incontable. Mi especialidad es dormirme en los policiacos, cuando el inspector por fin va a contarnos quién demonios es el asesino. </div>
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Pero no me quejo, estoy cansada, pero viva. Y tengo trabajo. Lo único que constato es que este cansancio crónico afecta a mi antaño irritante espíritu navideño. Cuando llegan las fiestas la huída se me antoja cada vez más atractiva. Hasta escribí <a href="http://siropedealce.blogspot.ca/2010/12/un-cuento-de-navidad-montreales.html" target="_blank">un cuento</a> sobre eso. Especialmente cuando nos toca a nosotros acoger a toda la horda familiar, fantaseo con comprarme un billete de última hora a Cayo Coco, a Pittsburgh, a Santa Cruz de Tenerife, a Saskatoon, adonde sea. Y pasar las fiestas durmiendo en un hotel. Un poco triste, lo sé. En mis fantasías más ocultas lo llamo La Gran Evasión (así, con mayúsculas), pero en mi imaginación prescindo totalmente de Steve McQueen. Me avergüenza decir que a veces prescindo incluso de Monsieur M. De lo que no prescindo es de una pila de novelas de crímenes, unas tabletas de Lindt y mis peores-mejores pijamas de franela. Probablemente si se materializara, esta fantasía sería bastante deprimente y perdería encanto en los primeros quince minutos. Pero cuando tengo el antebrazo hundido en el trasero de un pavo y mientras lo relleno espero a que lleguen las masas de sobrinos, cuñadas, niños de los sobrinos y novios borrachuzos de las cuñadas, hay ratos en los que practico la visualización positiva y me visualizo roncando bajo un edredón. Cada uno sobrevive como puede. Mi técnica es hibernar. </div>
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O lo era <a href="http://siropedealce.blogspot.ca/2013/05/arf-arf-arf.html" target="_blank">hasta que llegó la Chica</a>. A la Chica le da igual que tenga sueño, un pavo por rellenar, clases por preparar y pilas de exámenes por corregir. Cuando es hora de pasear, es hora de pasear. Con medio de metro de nieve, con viento huracanado, con lluvia. Y cuando es hora de jugar, se me echa encima con sus treinta y tantos kilazos y me avasalla sistemáticamente hasta que cedo y juego. Desde que ha empezado a nevar (y aquí en Quebec llevamos cubiertos de un glaseado helado desde hace un mes), me he dado cuenta de que la Chica adora el invierno: salta en la nieve, se revuelca en ella, se la come a grandes bocados, mete la cabeza en ella hasta las orejas. El mundo es un gigantesco sorbete. Este ser peludo parece tener toda la energía y el entusiasmo que a mí me faltan. Menos mal que son contagiosos.</div>
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La Chica está resultando ser mejor alumna que algunos de mis estudiantes: mis esfuerzos pedagógicos combinados con galletitas han dado como resultado que ahora la perra da la pata, se sienta, se levanta, se acuesta, gira sobre sí misma a ritmo de salsa, recoge cosas del suelo y nos las trae, no roba comida, no se come zapatos ni bolsos, no muerde a las visitas, no se hace pis en casa sino que llama a la puerta con una campanilla para anunciar que necesita salir al jardín, respeta rigurosamente la prohibición de dormir en el sofá y subir al piso de arriba y masticar a Julieta... en suma, es el perro modelo. Salvo por un pequeño detalle: la Chica presenta un caso bastante importante de ansiedad de separación. Por lo que parece, el hecho de haber sido abandonada ha provocado que cada vez que nos vamos y la dejamos sola un par de horas, en su mente perruna ella está convencida de que no vamos a volver a ver nunca más. Y ese convencimiento la vuelve loca. Literalmente. </div>
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La hemos dejado en una habitación grande y vacía del sótano, con sus juguetes, su cama, un hueso y calefacción, y casi echa la puerta abajo. Bueno, primero se la comió parcialmente y luego la echó abajo. Hemos probado a dejarla en la galería cubierta, la primera vez consiguió abrir el cubo del reciclaje y comerse una cantidad de plástico que casi me mata del susto, y la segunda (el reciclaje sabiamente cambiado de sitio) casi consigue destrozar una mosquitera y tirarse por la ventana. Todo ello en las dos horas que pasamos en el cine. Cambio de estrategia: la dejamos fuera, en el enorme cercado con caseta que le construyó Monsieur M. en el jardín este verano. El cercado la estresa menos, pero consiguió romper la tela metálica de la puerta (destrozándose las uñas y las patas en el proceso) y escaparse al jardín. La pobre es tan obediente que, una vez libre, respetó pese a todo la prohibición de no salir de los límites del terreno y nos esperó pacientemente en el porche. Cercado, toma dos: la Chica demostró sus habilidades de equilibrista, se subió al tejadillo de su caseta y consiguió saltar la valla. Arañándose la barriga en el proceso, pobre mía. Me la encontré errando por el caminillo de bajada a casa, cuando, ya de noche, salió al encuentro del coche muy asustada. Abrí la puerta del copiloto y cuando saltó al asiento a mi lado y empezó a comerme a besos me dio una llorera que no pude aparcar durante unos minutos. La idea de que lo pase mal hasta ese punto me rompe el corazón. Y el miedo de que pueda hacerse daño. Ahora el cercado está prácticamente blindado y a prueba de fugas, pero con días a temperaturas de veintitrés bajo cero no podemos dejarla fuera durante un par de horas. Los perros también se congelan. Monsieur empieza a estar un poco desanimado de reparchetear puertas y cercados, y dice que por qué la próxima vez que tengamos que irnos sin ella no le dejamos la tarjeta de crédito y las llaves de casa para que entre y salga cuando quiera, que le va a dar menos trabajo. </div>
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Resultado: la Chica nos acompaña a todas partes. Es eso, o atiborrarla a calmantes y dejarla en casa. Por el momento es muy joven e intentamos enseñarle lo de «Di no a las drogas». Así que viene con nosotros a Costco, al banco, a la oficina de correos y a las invitaciones a cenar. Menos mal que es muy educada y se sienta muy formal en las casas ajenas. Eso sí, vigilándonos durante toda la cena, no vaya a ser una estrategia para abandonarla allí.<br />
<br /></div>
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Entrenamiento gradual, diréis. Ya. Lo hemos probado. La Chica no tiene ningún problema con estar tranquilita royendo un hueso encerrada en cualquiera de esos sitios, la galería, el sótano, el cercado. Cuando estamos en casa podemos salir al jardín y dejarla sola con libre acceso a toda la casa y no sube al piso de arriba, no toca el sofá ni la comida en el mostrador de la cocina, se comporta como un angelito peludo. Porque sabe que estamos por ahí cerca. Ella no quiere escaparse de casa, no es tonta, sabe que está muy bien en Muffin Manor. La prueba es que cuando se fuga de todos esos sitios no se va. Ella lo que quiere es estar con nosotros. </div>
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¿Qué cuál es la relación de esta historia de evasiones perrunas y mi Gran Evasión soñada? Pues la perspectiva, chicos. Sorprendente cómo un perro puede ponerte las cosas en perspectiva. La Chica tiene sus prioridades, y la primera de la lista parece ser estar con la gente a la que quiere. Porque no sabe si será la última vez que volverá a verlos. Algo en lo que pensar cuando esas cenas familiares en Navidades os den una pereza horrible. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgv1gAlRx-XFuYl54eZ-LPhQn2OCOBgPUOHv-Eu4MM9aGJLD7kJfa6Z48NsbwZo9UOPrZbMnvUnZYAG4x2oZYXqnBfRfnatpC0u-HUP0RizoMBL2Pup4Em7xCdffzWonPRRmJIycXpc_Unf/s1600/biscotti4.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgv1gAlRx-XFuYl54eZ-LPhQn2OCOBgPUOHv-Eu4MM9aGJLD7kJfa6Z48NsbwZo9UOPrZbMnvUnZYAG4x2oZYXqnBfRfnatpC0u-HUP0RizoMBL2Pup4Em7xCdffzWonPRRmJIycXpc_Unf/s640/biscotti4.jpg" width="640" /></a></div>
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Para ponernos un poco en el espíritu navideño y hacer un dulce clásico para regalar a los colegas del trabajo, por ejemplo, aquí va mi última obsesión: los <i>biscotti</i>. Receta tradicional italiana que recibe ese nombre porque se hornea dos veces, los <i>biscotti </i>son muy agradecidos: se conservan largo tiempo, contienen muy poca grasa y azúcar, se pueden aromatizar a muchas cosas y son fabulosos untados en un cafecito. Bueno, en realidad, untarlos en el café es obligatorio si no queréis romperos un diente al comerlos. Quizá sea por eso mi obsesión con estos dulces tradicionales: últimamente carburo a café. </div>
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Aquí os dejo la receta y unas fotos de la Chica y los paisajes que rodean Muffin Manor. Un abrazo y tapaos bien por las noches :-).</div>
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<u><i>BISCOTTI </i>DE AVELLANAS Y CHOCOLATE</u><br />
<br />
INGREDIENTES<br />
<ul>
<li>1 taza de avellanas (también pueden ser almendras) peladas</li>
<li>1/4 taza de pepitas de chocolate o de un buen chocolate cortado en pedacitos </li>
<li>2/3 de taza de azúcar blanco</li>
<li>2 huevos</li>
<li>1 cucharadita de café (1/2 de té) de extracto de vainilla o de almendra (si hacéis la versión con almendras)</li>
<li>1 cucharadita de café (1/2 de té) de Gianduia, Frangélico (si utilizáis avellanas) o de Amaretto (si los <i>biscotti </i>son de almendra)</li>
<li>1 cucharada de té de levadura en polvo (tipo Royal)</li>
<li><span style="font-family: inherit;">1/4 de cucharada de té de sal</span><span style="font-family: inherit;"> </span></li>
<li><span style="font-family: inherit;">1 taza y 3/4 de harina integral </span></li>
</ul>
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<span style="font-family: inherit;"> </span><span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: white; color: #111010; display: inline ! important; float: none; font-size: 13px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: 18px; text-align: start; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">ELABORACIÓN</span></span></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">Precalentar el horno a 180º. Tostar las avellanas (o las almendras) en una bandeja durante unos 8 a 10 minutos, hasta que empiecen a soltar aroma y estén ligeramente doradas. Picar en mitades. Reservar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">Batir los huevos y el azúcar vigorosamente con unas varillas, hasta que blanqueen y espesen (unos 5 minutos). Cuando levantéis las varillas, la mezcla debería formar «churretes». Añadir el extracto de vainilla y el licor y batir bien. </span></div>
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<br /></div>
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<span style="font-family: inherit;"></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">En un bol aparte, mezclar la harina, la sal y la levadura. Añadir los ingredientes secos a la mezcla de huevo y azúcar y mezclar hasta que desaparezca la harina. Incorporar las avellanas y el chocolate. Amasar todo dentro del bol, si la masa es demasiado líquida, podéis </span>añadir un poco de harina, pero hacedlo gradualmente y añadid sólo la necesaria para poder sacar la masa del bol y trabajarla en la encimera. Darle la forma de medio «tronco», una media luna bastante aplastada. Unos 30 cm. de largo y unos 6 de ancho, pero... ¿quién demonios piensa en medir cuando amasa? </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hornear unos 25 minutos en una bandeja de aluminio de las de hacer galletas previamente aceitada, hasta que los bordes estén ligeramente dorados y la masa empiece a ponerse firme. Sacar del horno y dejar enfriar en la bandeja encima de una rejilla. Bajar la temperatura del horno a 165º.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pasar la masa con mucho cuidado a una tabla de cortar, y cortarla en rebanadas de un centímetro más o menos. Si la masa se rompe mucho, esperad a que se enfríe un poco más. Si no utilizáis chocolate la masa se cortará más fácilmente. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Colocar los <i>biscotti </i>de nuevo en la bandeja, y hornear unos 10 a 15 minutos. Darles la vuelta. Hornear unos 10 a 15 minutos más o hasta que estén dorados. El tiempo puede variar dependiendo de si habéis utilizado chocolate o no, y de la cantidad de harina que hayáis añadido durante el amasado. Sacar del horno, dejar enfriar y guardar en una lata hermética. Se conservan estupendamente durante más de dos semanas. Si son para regalar, podéis atar varios con un lazo o un cordel rojo, y presentarlos con un paquete de buen café. La versión de chocolate y pistacho que aparece en las fotos podéis encontrarla <a href="http://www.marthastewart.com/356047/chocolate-pistachio-biscotti" target="_blank">aquí</a>, aunque sin mi toque saludable. </div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0GtwLJF5Wfd7Mfdcm0EYGkUA0hvyagX2mjpOANv3XEMBRWQAoJkjl0jYjbOhx0HbL62zK_Ub4g_W780CP8t3w0HcbEKqWa6a2OcJMsto_AoB6020_9QiQxGbjtcZCpeS1Ee3sh3oENYUC/s1600/biscotti6.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0GtwLJF5Wfd7Mfdcm0EYGkUA0hvyagX2mjpOANv3XEMBRWQAoJkjl0jYjbOhx0HbL62zK_Ub4g_W780CP8t3w0HcbEKqWa6a2OcJMsto_AoB6020_9QiQxGbjtcZCpeS1Ee3sh3oENYUC/s640/biscotti6.jpg" width="640" /></a></div>
<br />Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-75216105699900366452013-11-09T16:28:00.001+01:002013-11-09T17:55:55.117+01:00Zenitud<div style="text-align: justify;">
En Quebec no se sale tanto de bares como en España (bueno, sospecho que, en los tiempos que corren, en España ya no se sale tanto como en España). Sí, hay bares, pero no tienen ese papel social de sala de asambleas-anexo al salón de casa-discoteca-guardería-restaurante. Son sitios en los que se bebe alcohol. Y punto. No se permite la entrada a los niños, y si uno quiere un café, o comer algo, tiene que irse a una cafetería (que aquí se llaman <i>café</i>). </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo del clima probablemente es uno de los motivos por los que la vida social transcurre bastante en casa. Los jóvenes salen y son tan juerguistas como los de cualquier otro país, en los bares se liga como en los de cualquier otro país, pero una vez que una ha pasado los treinta y cinco, se ha emparejado y ha contraído una hipoteca , una noche de noviembre a cinco bajo cero tendrían que arrastrarme atada a un par de caballos salvajes para hacerme salir, no de casa, sino simplemente del pijama. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Así que se invita a los amigos y familia a cenar, y ellos te invitan, y uno puede tener una vida social al calor de la chimenea y en zapatillas de peluche. Esto sí que es un país civilizado. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por eso esta noche vienen a cenar <a href="http://micocinaenmontreal.blogspot.ca/2009/02/sexo-en-montreal.html" target="_blank">Flaming-Hot-Sister-In-Law</a>, de la que os hablé hace milenios, y que tras dos intentos fallidos empieza a desesperar de que exista un hombre para ella, y la Walkyria, de la que quizá no os he hablado aún. La Walkyria es la hija de Monsieur M. (sí, soy una malvada madrastra), un metro ochenta y ocho centímetros de mujer, con unas piernas que le empiezan a la altura de las axilas, un busto que mucha gente envidia lo bastante como para pagarse uno igual a plazos, una cara de modelo de lencería y un carácter extrañamente idéntico al de su padre, salvo por lo de la zenitud y lo de eliminar el apego (ella es bastante zapatoadicta). Vamos, como un camionero con la pinta de una portada del Sports Illustrated. Le gustan cosas como conducir excavadoras y quads, jura como un carretero borracho, suelta unos eructos más sonoros que los de su padre y lleva unas uñas y pestañas postizas que hacen que el contraste sea aún más sorprendente. La Walkyria afirma que no encuentra un novio que le dure porque los tíos de su edad son todos unos inmaduros, yo no dudo de su criterio, pero creo que probablemente cualquier tío debe de tener serias dificultades para mantener una erección junto a una amazona semejante. Creo que los aterroriza. Yo cuando sea mayor quiero ser como ella, pero ya empieza a hacérseme tarde. Me sobran años y me faltan centímetros. Muchos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El caso es que esta noche tenemos invitadas con sólidos apetitos estimulados por los desengaños amorosos, y yo tengo una pila de redacciones por corregir, de mp3 de mis alumnos por escuchar y otras cosas varias que me obligan a decirle al <a href="http://siropedealce.blogspot.ca/2012/03/las-recetas-del-ejecutor-aloo-gobi.html" target="_blank">Ejecutor </a>(Monsieur M.) que va a tener que ponerse las mallas de superhéroe y esta cena va a tener que currársela él solito. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Esta mañana, a unas horas del evento, lo veo tranquilo, tomándose el segundo cafecito y leyendo el periódico en el mostrador de la cocina y le pregunto ante la puerta abierta de nuestro semidesértico frigorífico, sospechosa: </div>
<div style="text-align: justify;">
-«¿Qué vamos a cenar esta noche?» </div>
<div style="text-align: justify;">
Monsieur M.: -«Pollo.»</div>
<div style="text-align: justify;">
Esposa Trabajadora: -«Ah. ¿Y qué más?»</div>
<div style="text-align: justify;">
Monsieur M., tomando otro sorbito de café, sin levantar la vista del periódico: -«Pollo.»</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Rectifico: en mi próxima vida no quiero ser la Walkyria, quiero ser hombre.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjawh-jjtAxSud5sdaxQmcaRo-kcmgUO1Z3mmxEfgQBWIityTKH2YdHgLklx0pifJWJeQpUw_dwko_BHvat9oksbHgRer0Jp2G0X0CkTW3cMc79M09h5buWCJ897fT1XD5-Jl0Su8EFBJce/s1600/vegas+2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="326" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjawh-jjtAxSud5sdaxQmcaRo-kcmgUO1Z3mmxEfgQBWIityTKH2YdHgLklx0pifJWJeQpUw_dwko_BHvat9oksbHgRer0Jp2G0X0CkTW3cMc79M09h5buWCJ897fT1XD5-Jl0Su8EFBJce/s400/vegas+2.jpg" width="400" /></a></div>
</div>
Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-25181435177258849472013-10-24T17:32:00.002+02:002013-12-22T17:59:35.871+01:00Poultrygeist (Night of the Chicken Dead): una historia «gore»<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Queridos lectores: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Sepan que echo de menos escribir. Sepan que me gusta dar clases casi por encima de todas las cosas, pero no más que escribir. Pero por el momento hay que atender a lo necesario. Y pagar las facturas. Sepan que leo sus comentarios sobre cómo echan de menos el blog y se me encoge el corazoncillo. Para que vean que no los olvido, y como los que me siguen fielmente desde hace años saben que me encantan esta época del año, <a href="http://siropedealce.blogspot.ca/search/label/oto%C3%B1o" target="_blank">el otoño</a>, <a href="http://siropedealce.blogspot.ca/2011/11/booh.html" target="_blank">Halloween</a>, <a href="http://siropedealce.blogspot.ca/2011/10/octubre-ah-octubre.html" target="_blank">las calabazas</a>, los murciélagos, los dulces en formato bolsillo de niño (bueno, <b>todos </b>los dulces) y las historias de miedo, hoy me tomo un respiro momentáneo de la vida real y vuelvo a la virtual. Con unas estampas de mi locura cotidiana y una receta <i>gore</i>. Para perros, además. ¿Una «perroceta»? ¿Una «perreceta»?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">ESTAMPA 1</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Como saben, desde que me mudé al campo la población de este zoo en el que vivo ha experimentado muchos cambios. Alfonso, nuestro gato-perro adorado murió hace ya un año (sniff), Julieta, nuestra gata veterana, empezó a estornudar desde que entró por la puerta de Muffin Manor (yo pensaba que era alérgica al campo, pero resulta que es un virus), y no se le pasó hasta que adoptamos a la Chica, un cruce boyero de Berna-border collie-Kraken del abismo de treinta y tantos kilos que come como todos ellos juntos. </span><br />
<br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Lo de la terapia de choque funciona, créanme: fue poner a Julieta delante de la Chica, que meneaba el rabo y jadeaba con su mejor expresión de -«Arfarfarfgatogatogato¿puedolamermordisquearjugarconél?», y cortársele los estornudos. Así, de golpe. Y mudarse al piso de arriba y no querer volver a bajar nunca más a afrontar al Kraken excesivamente amistoso que la mira desde el pie de la escalera. </span><br />
<br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Julieta es el reflejo de los gustos de la humana que vive con ella: en su vejez se ha vuelto como una de esas viejas locas inglesas de las novelas góticas: encerrada en sus aposentos del piso de arriba de la mansión, donde los sirvientes (nosotros) le llevan las comidas y le hacen compañía. De vez en cuando<span style="background-color: white;"><span style="line-height: 18px;"> pasa por el rellano de las escaleras. La Chica la mira con anhelo desde el piso de abajo (respetando </span><span style="line-height: 18px;">escrupulosamente</span><span style="line-height: 18px;"> la prohibición de correr escaleras arriba y masticar a la gata), agita la cola como una posesa, lloriquea y pone caritas de «qué buena soy, ven a jugar conmigo». Julieta se sienta y la mira desde las alturas, con el profundo desdén que sólo un gato puede mostrar. Abusando un poco del buen carácter de la obediente Chica, empieza a lavarse la cara y los bigotes con parsimonia. Si pudiera hacerle un corte de mangas, lo haría. Monsieur M. contempla la escena y le dice a la perra, acariciándola, lleno de empatía: «Sííí. Ya sé que ESO vive arriba. Pero no, lo siento, no puedes subir y comerte ESO. ESO forma parte de la familia desde hace más tiempo que tú.» </span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En las últimas semanas Julieta ha vuelto a estornudar y moquear profusamente. Estamos considerando adoptar a un mastín. Eso debería cortarle los estornudos por una buena temporada. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJ3ikADAKkn1fwRNUjUWNhNFtEjVdSo15sjSyyitCxu6ItjsGET_M62T00qvBBL62UClIrn8wEgrJebt_g2mFW7PRTYUqRyO2ltFryDtDokOZKDVZ8av8VcuV1psEzKBL70ak41ySLdEw4/s1600/ChicaJuli.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJ3ikADAKkn1fwRNUjUWNhNFtEjVdSo15sjSyyitCxu6ItjsGET_M62T00qvBBL62UClIrn8wEgrJebt_g2mFW7PRTYUqRyO2ltFryDtDokOZKDVZ8av8VcuV1psEzKBL70ak41ySLdEw4/s640/ChicaJuli.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">ESTAMPA 2</span><br />
<br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Una señora cuarentona pero juvenil
(sí, qué pasa) y con un encantador acento hispánico hace la compra en
un supermercado de la capital de provincias más cercana al sexto pino,
donde vive con una gata aristocrática, mocosa y enclaustrada, una
perraza de treinta y tantos kilos de amor bruto, un zorro que da vueltas
por su jardín esperando que la gata reclusa salga a dar una vuelta, dos
mapaches que se sirven en el compost como si fuera un buffet, y un
señor quebequés grande, zen y que ha eliminado el apego. Tanto, que no
puede soportar hacer la compra. Así que la señora ha comprado todo lo
necesario para sobrevivir en las profundidades del bosque durante una
semana, y se dispone a poner en práctica su plan. Tras contemplar a la
perra tragando -sin masticar- ese pienso de veterinario carísimo que se
supone limpia hasta la última partícula de sarro de la dentadura canina
-siempre que se mastique, imagino-, y tras calcular lo que le cuesta al
mes pagar por esa comida sintética, se dispone a cocinar para el público
más agradecido que ha tenido nunca: la Chica. La señora ha calculado
que sustituyendo una de las dos comidas de la Chica por comida de
verdad, no sólo mejorará la salud de la perra y su estado de felicidad
general (a ver a quién le hace ilusión comer bolitas secas dos veces al
día durante el resto de sus días), sino que les saldrá más barato. Mucho
más. Con lo que ahorren, podrán pagarse un crucero. O casi.</span></span><br />
<br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Tras
informarse abundantemente de lo que constituye una dieta sana y
equilibrada para un perrazo, se da cuenta de que necesita hacer acopio
del ingrediente de base: carne. Y es que la señora y el monsieur, si
bien no son exactamente vegetarianos, digamos que comen carne roja unas
dos veces al año. Tres, si andan por el lado salvaje. Ellos son más de
pescado, tofu y algún pollo o pavo ocasional. La Chica parece llevar
bien este casivegetarianismo: a ella le encanta masticar brécol,
manzanas, calabaza, zanahorias, frambuesas, el plástico de su bol del
agua, un pedazo de cuerda con el que juega y el periódico, especialmente
el que es un poco conservador, La Presse (una vez le dimos un Journal
de Montréal, pero lo digirió bastante mal... quizá fue la horrible
sintaxis). Casi todo ello de origen vegetal. Pero no sólo de verdura
vive el perro. Necesita proteínas. </span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La
señora empuja el carro lleno de yogur, col, acelgas, tomates, peras,
lechuga, manzanas y se dirige resueltamente al mostrador refrigerado de
la carnicería. Allí respira hondo y abre su mente a un nuevo mundo de
vísceras hasta ahora desconocido: ternera de oferta para guisado (la que
más nervios tiene, pero no cree que a la Chica le importe, teniendo en
cuenta que no mastica la comida), hígado de buey (recuerdos de infancia,
puajpuajpuaj), una bandejita de poliestireno llena decorazones de
pollo, un corazón de cerdo de la talla y aspecto de un corazón humano <i>(Jesuschrist on a piece of toast), -</i>«Corazones
para mi corazoncito», piensa la señora con una risilla extraviada. La
octogenaria junto a ella la mira con desconfianza. Lo de apilar
corazones de animales diferentes en el carro no es sanguinolencia
gratuita, es que el corazón es lo más cercano a cualquier otra pieza de
carne muscular y mucho más barato que el filete. Ni idea de para qué lo
usa la gente que no tiene perro. La señora ve bandejas con riñones
(también de cerdo, de un tamaño perturbadoramente humano), pero decide
que ha tenido suficiente y se dirige a la caja. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La
cajera, de unos diecinueve años pero con aspecto de dieciséis, es como
todas las cajeras quebequesas de su edad que suelen tocarle a la señora:
amable, servicial, totalmente desconocedora de cualquier verdura que no
sean las patatas o las zanahorias (-«Hum, <i>voyons</i>, ¿dónde está el
código de la coliflor?», mirando a una alcachofa), con un universo
gastronómico increíblemente limitado para alguien que trabaja rodeado de
comida. Empieza a escanear laboriosamente mis exóticas verduras y llama
continuamente al encargado para que le diga cuál es el código de esta o
aquella planta desconocida (cielos, he comprado acelgas), probablemente
maldiciendo entre dientes a estos condenados inmigrantes que comen cosas
raras, pero con una sonrisa muy profesional. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Cuando
terminamos la parte vegetal de la compra y empieza a desfilar la
casquería, su expresión cambia: una cosa es que una compre -y coma,
puaj- cosas improbables como una alcachofa, pero este despliegue de
órganos internos empieza a ser demasiado. Parece un capítulo de «Hannibal».
Al ver la reacción de la cajera y la del jovenzuelo que mete su compra
en las bolsas, la señora decide quitarle hierro a la cosa con una
bromita: -«Je, es para una película <i>gore </i>casera que estamos rodando.» La cajera deja de sonreír, deja de mirarla y se apresura a terminar con una agitación visible. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La
señora empuja su carro por el aparcamiento, bastante abochornada. La
Chica, que la espera en el coche sacando la cabeza por la ventanilla, le
dedica su mejor sonrisa llena de amor perruno. -«Espero que te guste,
perra del averno. Y que dure. Porque no voy a poder volver por este
supermercado en un tiempo.» </span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQwu5_UI3RINIiZb-VmjU4VqwJiJvE78-k3flX3DDHgBydhdfIIw6snOQbU-l2EMFxLS2DXYQYefuFxVrXj3LM3v2rBxRbdu2ab_a4EjDzd5kBW4G0ETY4kgX21tqTkEQhH-3bpepMF6HN/s1600/cartel.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="388" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQwu5_UI3RINIiZb-VmjU4VqwJiJvE78-k3flX3DDHgBydhdfIIw6snOQbU-l2EMFxLS2DXYQYefuFxVrXj3LM3v2rBxRbdu2ab_a4EjDzd5kBW4G0ETY4kgX21tqTkEQhH-3bpepMF6HN/s400/cartel.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<u><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><i>POULTRYGEIST </i>CASERO: RANCHO PARA PERROS</span></u></div>
<div style="text-align: justify;">
<u><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></u></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">INGREDIENTES (Para un perro de unos 30-32 kilos, una ración, equivale a unas dos tazas)</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<ul>
<li><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">1/2 taza de copos de avena (ya cocidos, en agua, sin sal ni azúcar)</span></li>
<li><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">1/4 taza de brécol, coliflor o col cocida, sin sal, cortada en ramitos</span></li>
<li><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">1/4 taza de zanahoria, o, aún mejor, calabaza cocida sin sal</span></li>
<li><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">1 taza de casquería variada, cortada en pedazos para impedir la asfixia de tu tragón de cuatro patas</span></li>
</ul>
<div>
<span style="background-color: white; color: #111010; line-height: 18px; text-align: start;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div>
<span style="background-color: white; color: #111010; line-height: 18px; text-align: start;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">ELABORACIÓN</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; color: #111010; line-height: 18px; text-align: start;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; color: #111010; line-height: 18px; text-align: start;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La elaboración no es complicada. Si os lanzáis a cocinar para vuestro amado chucho, o, aún mejor, si no queréis cargaros con más trabajo y tener que cocinar específicamente para él, tenéis que recordar algunas cosas de base: los perros comen como nosotros deberíamos comer si quisiéramos vivir cien años y llevar una vida muy triste. Nada de sal, nada de azúcar y limitad las grasas. Así que si contáis con reservar algo de comida para Fido, acordaos simplemente de cocer las verduras sin sal ni especias, y añadid eso al final, en vuestro plato. Fido estará más sano si come sin sal. Y de todas maneras no parece notar la diferencia.</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; color: #111010; line-height: 18px; text-align: start;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; color: #111010; line-height: 18px; text-align: start;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La proporción de cereales que dáis a vuestro perro no debe ser muy alta, ya que en la mayoría de los piensos industriales ya se encuentran en exceso (añaden mucha harina de maíz porque abarata los costes de producción), y son el principal motivo por el que los animales domésticos engordan. Así que si combináis los dos tipos de comida, la industrial y la casera, vuestra prioridad es que Fido coma vitaminas (verduras) y proteínas, especialmente estas últimas. La avena es una buena opción como cereal (mejor que el sempiterno arroz blanco) por exactamente los mismos motivos por los que es buena para los humanos: llena, favorece el tránsito intestinal y se digiere bien. Una opción diferente al brécol son las vainas (judías verdes), poco calóricas y excelentes para vuestro perro. La calabaza cocida es mano de santo para los perros con el estómago revuelto. En cambio, hay algunas frutas y verduras que son tóxicas para los perros y que nunca, nunca, deben comer: la cebolla, el ajo, los tomates, los aguacates, las uvas, las nueces y las setas en general. Otras no son muy buenas y es mejor evitarlas: los pimientos, </span></span><span style="background-color: white; color: #111010; font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; line-height: 18px; text-align: start;">las berenjenas, </span><span style="background-color: white; color: #111010; font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; line-height: 18px; text-align: start;">los tomates, las acelgas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; color: #111010; line-height: 18px; text-align: start;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; color: #111010; line-height: 18px; text-align: start;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En cuanto a la casquería, os recomiendo hacerla en una sartén a la plancha, con un poco de aceite de oliva, que es excelente para el pelaje. Y dadle al extractor de humos o la casa olerá de asco. Ver unos cuarenta corazoncitos de pollo salteándose en la sartén es bastante, uh, peculiar. Especialmente si sois comedores de tofu. Simplemente recordad que la proporción de carne «muscular» (filete, pechugas y muslos de pollo, corazón) debe de ser bastante superior a la de hígado. El hígado es bueno para los perros por su contenido en hierro y en vitamina A, pero en cantidad excesiva produce efectos, eh, rápidos y no deseados. Así que poquito. Otra opción estupenda para la salud de vuestro can es el pescado: el salmón, las sardinas y el pescado azul en general. Aunque tal y como están los tiempos, creo que es un lujo hasta para nosotros. </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; color: #111010; line-height: 18px; text-align: start;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; color: #111010; line-height: 18px; text-align: start;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Servir casi frío en las proporciones indicadas y observar cómo el fruto de al menos media hora de trabajo desaparece en dos minutos. Disfrutar de las miradas de adoración y de -«¿De verdad que no hay más?» de ese par de ojazos marrones. Decirse que esa mirada ha valido todas las demás en la caja del supermercado.</span></span></div>
Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-27162428762628358802013-05-19T16:29:00.002+02:002013-12-22T17:59:04.836+01:00Arf, arf, arf<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8liLeccKFJ_qMHUGpK5cCIslMvcpFhb9rjOoQxecWDGNPATahzq6cSXCAykGXgxr5QG9tm0hRFDqHFuJfO5pM9Yr5MunZPlobiA1mlzQ7a-CJI8IDLR2KhYCGnxTd450gkRwCclw30SSF/s1600/935691_571996489506823_1499496045_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="468" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8liLeccKFJ_qMHUGpK5cCIslMvcpFhb9rjOoQxecWDGNPATahzq6cSXCAykGXgxr5QG9tm0hRFDqHFuJfO5pM9Yr5MunZPlobiA1mlzQ7a-CJI8IDLR2KhYCGnxTd450gkRwCclw30SSF/s640/935691_571996489506823_1499496045_n.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
Abandonados lectores: no, el título de esta entrada no es porque este sea un <i>post </i>erótico. Bueno, en él hay jadeos, saliva y bastante amor libre. Pero no es lo que estáis imaginando, guarros. También va a ser un <i>post </i>sin receta. Imagino que ya he perdido la mitad de la audencia: sin sexo, sin comida... pues vaya mierda<i>. </i>Hablando de mierda... de eso sí que va a haber en esta entrada. (Vaya, acabo de perder a la otra mitad.)</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
La entrada la escribo más que nada porque quería tranquilizar al bueno de Vicent, que me ha dejado un comentario inquieto en el <a href="http://arantza-shithappens.blogspot.ca/2011/08/fin.html" target="_blank">otro blog </a>que tengo, el que habla de pechos (tampoco es erótico, os lo advierto), y como sé que tras sobrevivir a un cáncer antes de los cuarenta en cuanto una estornuda los médicos le mandan una resonancia magnética y dos colonoscopias y todo el mundo se angustia, pues no quería que Vicent (ni Urko, ni otros amables conocidos y desconocidos que me han escrito estos últimos meses) se preocupara inútilmente. Tranquilos: no me muero. Al menos, no ahora mismo. Igual me matan de asco los médicos (parafraseando a la Señora Hernández) con tanta prueba, examen, palpación, pinchazo, ultrasonido, hurgamiento y aplastujamiento vario, pero de momento muchos oncólogos y otros -ólogos se están ensañando con este cuerpo serrano para asegurarse de que no tengo otro cáncer y de que tengo mucha paciencia. No parece quedarme cáncer (paciencia tampoco). Lo que sí tengo es mucho trabajo (tampoco me voy a quejar, tal y como anda la madre patria). Un profesor de la universidad me aseguró el otro día que la docencia universitaria es un poco como vivir en pareja: el trabajazo son los diez primeros años. Luego es bastante llevadero. Eso me consoló mucho. Miré mi pila de redacciones por corregir y me comí otro Kitkat.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
Otra cosa que tengo es una barraca en el sexto pino (vivo unos kilómetros más al norte del quinto pino) bautizada Muffin Manor en un ataque de grandeza, una gata que se llama Julieta y es nuestro objeto delicado decorativo, un estanque con ranas (sin nombre), tres manzanos y un cerezo (también sin nombre). Que vigilo de cerca, obsesivamente. Todas las mañanas salgo taza de café en ristre a inspeccionar mis árboles. Es lo que pasa cuando te mudas al campo: hay gente que agranda su obra y hay gente que vigila a sus frutales, por si se van, o algo. También dejas de llevar maquillaje y te paseas en Crocs. Y te compras sombreros de paja estrafalarios y respiras hondo diciendo: «¡Ah! ¡Qué frescor en el aire!», normalmente cuando tu vecino granjero acaba de echar el abono de estiércol de cerdo en el campo colindante. Monsieur construye cobertizos y sierra y clavetea con pasión. Cada loco con su tema.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
Como no tengo ni tiempo de cocinar (Monsieur sigue en modo <a href="http://siropedealce.blogspot.ca/2012/03/las-recetas-del-ejecutor-aloo-gobi.html" target="_blank">Ejecutor</a> y me alimenta como buenamente puede), he decidido que lo que necesitaba era aún más trabajo. Porque yo llevaba un par de meses diciendo a mis amigos: «A ver: yo ya he tenido perro. Recuérdame todo lo que dije sobre que nunca tendría otro y por qué». Mis amigos no hicieron muy bien su trabajo. Así que este viernes me fui al refugio de animales con Monsieur a que nos adoptara un perro. Tuvimos suerte: fue muy rápido. Nos adoptó Chica. Fue vernos, olernos, y decidirse: «Estos son los humanos que me convienen. Pinta de incautos, un poco pardillos... les hago dos fiestas y no los dejo pensar hasta que estemos ya en el coche». Y así fue. Una vez en el coche, con Chica sentada en el asiento trasero babeándome la nuca con pasión, durante todo el
trayecto de vuelta a casa me iba diciendo «Yo me he dado un golpe en la cabeza.
O Algo. Quéhehechoquéhechoquéhehecho». </div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
Chica es un perrazo (una perraza), un bouvier de Berna mestizo y tiene dos años. La encontraron aullando en una
carretera de campo: parece que quiso jugar con un puercoespín (sí, en Quebec esas cosas pululan por el bosque) y al animalito no
le gustó. La verdad, tras haber sobrevivido a un encontronazo con dos cervatillos en la carretera del barrio esta mañana, empiezo a imaginarme por qué el puercoespín quiso deshacerse de ella. Algo en su actitud (arfarfarfarfjugarjugarjugarjugar). Nos enseñaron una foto de cuando llegó, tenía el morro que parecía
un erizo, la pobre. La tuvieron que operar varias veces para extraerle las
púas, que en el caso de los puercoespines pueden tener casi el grosor de un lapicero. También tiene las patas traseras un poco torcidas, parece que las ha
tenido fracturadas. El veterinario no sabe si fue un atropello o malos tratos. Eso no parece molestarle para correr y saltar, aunque
cuando envejezca tendrá problemas de artrosis, claro. Por el momento tengo compañera de <i>jogging</i>. Chica es lo más afable y cariñoso del mundo, cuando llegamos al refugio estaba acostada entre gatos
y nos adoptó en dos segundos, (a Monsieur en uno). Las presentaciones a Julieta están siendo un poco más laboriosas. Aunque nos han dicho que adora a
los gatos y a los humanos de todas formas y tamaños. Su nombre... cuando la vi la llamé -"¡Ven aquí, chica", y Monsieur, cuyo castellano anda un poco oxidado, asumió en el acto
que era su nuevo nombre. </div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
Así que dos días, dos vómitos, muuuchas cacas (os lo he advertido, de hecho, iba a titular este post <i>«Shit happens again»</i>, pero no quería asustar a nadie) y varias tazas de pienso para perros más tarde, aquí estamos, yo molida por haber retomado el <i>jogging </i>y con Chica sentada encima de mi pie izquierdo mientras escribo (pesa, la condenada)<i>, </i>Monsieur construyendo una caseta de perro y Julieta temblando bajo la cómoda de mi cuarto. Ayer, tras un muy traumático primer intento de presentaciones (arfarfarfarfjugarjugarjugarjugarMEAOWarfarfarfjugarjugarME-AOW!!), le ofrecí pedacitos
de atún para que saliera de debajo de la cómoda. Mientras
masticaba, toda delicada, me miraba con cara de grave reproche: -«Cabrones. No hay atún
suficiente en el universo para perdonaros el haber metido en casa a ese
monstruo del averno». <span style="font-family: inherit;">Yo ahora ando practicando todo eso que recomiendan César y la <a href="http://thepetsjournal.com/es/perritudes" target="_blank">Señora Hernández</a>: intento servirme <span style="line-height: 115%;">de mi experiencia como profe en secundaria y practico la asertividad, la
fuerza tranquila, cómo ser jefa de manada. Y viene la Chica y me tira al suelo
de dos lametazos y me joroba todo el asunto.</span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPfmR98u4aCb_WwyaI7cgAseZ0oKltf4_l67J2HvDqU4Ud8nBmzY4gkRMXS0b4niQF5r2iJNeC0PV7iB-1foMyaTSz2efdGtO2DjWA3PCuuTEHFU3H1_-TJRMf_Qp87rDD5R7SXupB_zVt/s1600/310113_571230462916759_430724556_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPfmR98u4aCb_WwyaI7cgAseZ0oKltf4_l67J2HvDqU4Ud8nBmzY4gkRMXS0b4niQF5r2iJNeC0PV7iB-1foMyaTSz2efdGtO2DjWA3PCuuTEHFU3H1_-TJRMf_Qp87rDD5R7SXupB_zVt/s640/310113_571230462916759_430724556_n.jpg" width="506" /></a></div>
Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com19tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-18623996373228113032013-02-16T19:28:00.002+01:002013-02-17T00:03:56.916+01:00Nutella casera antidepresiva<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOYruqVK4k_aBxY3nz47l-nOhPIAv5X1Jf5-dVhWQLL3kpfnI7QrKZiFpLPQSp_pMLqX2JgtE3OAsVqXIlqHysFgiT99CkAVhk13cXhVJ-Orw3tNR7lu51-fEk4SUYFD92CUpRXaW-LSwh/s1600/Nutella1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOYruqVK4k_aBxY3nz47l-nOhPIAv5X1Jf5-dVhWQLL3kpfnI7QrKZiFpLPQSp_pMLqX2JgtE3OAsVqXIlqHysFgiT99CkAVhk13cXhVJ-Orw3tNR7lu51-fEk4SUYFD92CUpRXaW-LSwh/s640/Nutella1.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Queridos lectores: si os portáis bien, un día os contaré cómo nos conocimos Monsieur M. y yo. Por el momento, y para entrar en contexto en la receta de hoy, os basta saber que el hecho de que yo viva en Quebec, Canadá, a dos kilómetros al norte del quinto pino, se debe principalmente a las feromonas. Podría intentar ser más refinada y decir que cuando me tropecé en el camino (literalmente) con mi quebequés de marido, ese homérico hombretón que es grande, zen, y que ha eliminado el apego, sentimos una conexión espiritual profunda, nuestras almas se reconocieron, blablabla, pero lo cierto es que soy bastante cartesiana y creo más bien que el encontrarnos en un contexto en el que ambos estábamos sucios, sudados, y no disponíamos de ningún desodorante y tan sólo de una muda limpia para cambiarnos (muda que dosificábamos con gran parsimonia), probablemente creó un remolino de feromonas que fue el culpable de que ahora yo esté aquí, helándome el trasero seis meses al año. El que yo no hablara francés en la época y él tampoco supiera una palabra de español, y ambos chapurreáramos un inglés aproximativo, debió de ayudar a que las feromonas cumplieran su misión. Cuando no entiendes un pimiento de lo que te está diciendo el hombretón frente a tí, tiendes a fijarte en los detalles: mandíbula viril, hombros anchos como una pala mecánica, ojitos soñadores... ya véis por dónde voy. Cuando un día Monsieur M. se ofreció a lavarme los calcetines en un arroyuelo (suena a madrigal, pero es totalmente verídico), terminó de ganarse mi duro corazoncito. Así que nos enamoramos, nos separamos temporalmente, nos reencontramos, yo emigré, cohabitamos, nos casamos muy a mi pesar, contrajimos una hipoteca -y después otra-, nos mudamos al campo y hasta hoy. Vivimos felices y comimos muchas cosas, la mayor parte de entre ellas cocinadas por mí. </div>
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Recuerdo que la primera vez que me estrechó entre sus brazos de oso yo susurré sin aliento: -«Llévame lejos». Os recomiendo vivamente que tengáis mucho cuidado con lo que susurráis cuando estáis sin aliento, porque, caray, vale lo de <span style="color: #cc0000;"><a href="http://micocinaenmontreal.blogspot.ca/2009/11/northern-exposure.html" target="_blank">irse lejos</a>,</span> pero es que me llevó<span style="color: #cc0000;"> <a href="http://micocinaenmontreal.blogspot.ca/2008/11/mis-das-de-bruce-lily-chinatown-y-sus.html" target="_blank">al norte del paralelo 50</a>.</span> </div>
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Ahora, una vez asentados en el Quebec bastante profundo, una vez terminada la mudanza (aún nos quedan cajas por abrir, estamos pensando en donarlas tal cual sólo por no tener que ordenar lo que haya dentro) y la pintura de Muffin Manor, sólo queda mirar el invierno por la ventana. Dicho así suena muy lírico, pero si tenemos en cuenta que llevamos desde noviembre a temperaturas bajo cero y viendo nevar, que en enero hemos pasado un par de encantadoras semanitas a treinta y tantos bajo cero, pues llegado mediados de febrero <span class="userContent"><span id=".reactRoot[280].[1][2][1]{comment10200478973273866_6314698}.0.[1].0.[1].0.[0].[0][2].0.[3]"><span id=".reactRoot[280].[1][2][1]{comment10200478973273866_6314698}.0.[1].0.[1].0.[0].[0][2].0.[3].0"><span id=".reactRoot[280].[1][2][1]{comment10200478973273866_6314698}.0.[1].0.[1].0.[0].[0][2].0.[3].0.[0]">cada
vez que me pongo la parka a las seis de la mañana para rascar el hielo
del parabrisas de un coche gélido en el que tengo que ir a trabajar, tengo ganas de agarrar una escopeta de
postas y emprenderla a tiros con la parka, las botas, las manoplas y el
coche.</span></span></span></span></div>
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<span class="userContent"><span id=".reactRoot[280].[1][2][1]{comment10200478973273866_6314698}.0.[1].0.[1].0.[0].[0][2].0.[3]"><span id=".reactRoot[280].[1][2][1]{comment10200478973273866_6314698}.0.[1].0.[1].0.[0].[0][2].0.[3].0"></span></span></span> </div>
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<span class="userContent"><span id=".reactRoot[280].[1][2][1]{comment10200478973273866_6314698}.0.[1].0.[1].0.[0].[0][2].0.[3]"><span id=".reactRoot[280].[1][2][1]{comment10200478973273866_6314698}.0.[1].0.[1].0.[0].[0][2].0.[3].0"><span id=".reactRoot[280].[1][2][1]{comment10200478973273866_6314698}.0.[1].0.[1].0.[0].[0][2].0.[3].0.[0]"></span></span></span></span><span class="userContent"><span id=".reactRoot[280].[1][2][1]{comment10200478973273866_6314698}.0.[1].0.[1].0.[0].[0][2].0.[0]"><span id=".reactRoot[280].[1][2][1]{comment10200478973273866_6314698}.0.[1].0.[1].0.[0].[0][2].0.[0].[0]">Ayer nos cayeron quince centímetros -más- de nieve, que fueron a apilarse sobre el metro diez que rodea Muffin Manor, y todo eso</span></span><span id=".reactRoot[280].[1][2][1]{comment10200478973273866_6314698}.0.[1].0.[1].0.[0].[0][2].0.[3]"><span id=".reactRoot[280].[1][2][1]{comment10200478973273866_6314698}.0.[1].0.[1].0.[0].[0][2].0.[3].0"><span id=".reactRoot[280].[1][2][1]{comment10200478973273866_6314698}.0.[1].0.[1].0.[0].[0][2].0.[3].0.[0]"> a finales de abril aún no se habrá fundido del todo. </span></span></span>Mientras nieva a grandes copos (a copones, que diría mi amiga María Fernanda y olé) corrijo pilas y pilas de redacciones. Una sabe que empieza a estar cansadita del invierno cuando se apresura a incorporar a la lista de Monsieur -que se va al súper- la Santa Trinidad para combatir el <i>blues </i>del invierno: Nutella, Oreos y Cheetos. La Nutella a cucharones no será muy sana, pero siempre es mejor que una botella y media de vodka. O emprenderla a perdigonadas con el guardarropa invernal. </span></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgicWEKmIx9aUIz46UMvLIRFcgo2fosGrq74srv_2igkSiMg6d1d48qSwENOPxw6coEJzMfmZUSSaGIFj9FoqhNbteUNd3KxPAYJbfI9fAjdGDyKOek0XH4DjPMweUV_MYE96JtkAnVL6au/s1600/Nutella2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgicWEKmIx9aUIz46UMvLIRFcgo2fosGrq74srv_2igkSiMg6d1d48qSwENOPxw6coEJzMfmZUSSaGIFj9FoqhNbteUNd3KxPAYJbfI9fAjdGDyKOek0XH4DjPMweUV_MYE96JtkAnVL6au/s640/Nutella2.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
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Esta receta es el producto de varios intentos de hacer Nutella (o algo que se le parezca bastante) en casa. ¿Por qué? Si bien es cierto que algunos productos en su versión industrial nunca podrán ser sobrepasados por una versión artesanal, el problema principal de la Nutella es el aceite de palma que contiene. Este producto perverso y adictivo sería mucho menos perverso si estuviera elaborado con una grasa más cardiosaludable. Mi receta no contiene más grasa que el aceite natural de las avellanas, y está edulcorada con sirope de arce, mejor que el azúcar blanco refinado. He probado otras versiones edulcoradas con leche condensada (por lo de inventar una receta con ingredientes más accesibles a los lectores españoles), pero me pareció que la crema resultante era tan empalagosa o más que la industrial. No quiero engañaros con la etiqueta «sin culpa»: esto sigue siendo una bomba calórica. Pero bastante más saludable que la que compráis en el súper. Seguro que alguna madre me lo agradecerá. </div>
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NUTELLA CASERA ANTIDEPRESIVA: CREMA DE CHOCOLATE Y AVELLANAS <br />
INGREDIENTES<br />
<ul>
<li>3/4 de taza de mantequilla de avellanas (mejor) o almendras (en tiendas de alimentación natural). Si no podéis encontrarla, probad a moler en el robot de cocina avellanas naturales tostadas (sin sal), aunque tendréis que añadir un poco de aceite (girasol o colza) hasta que la textura sea como la de la mantequilla de cacahuete, cremosa pero bastante espesa. </li>
<li>1/2 taza de cacao negro en polvo puro, de la mejor calidad posible (Valrhona es excelente).</li>
<li>1/2 taza de sirope de arce (o de miel, aunque el sabor cambia bastante y se parece menos al de la Nutella comercial).</li>
<li>1/2 taza de leche.</li>
<li>Podéis sustituir los dos ingredientes anteriores (el sirope y la leche) por leche condensada, aunque entonces lo saludable de la receta disminuye bastante. </li>
<li>1 cucharadita de café (o media de té) de extracto natural de vainilla.</li>
<li>1 cucharada sopera de<span style="color: #cc0000;"><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Az%C3%BAcar_de_palma" target="_blank"> azúcar de coco</a></span> o <span style="color: #cc0000;"><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Stevia" target="_blank">stevia</a>,</span> o simplemente de azúcar moreno o blanco. </li>
<li>Una pizca de sal.</li>
</ul>
<div style="text-align: justify;">
Verter todos los ingredientes en un recipiente de batidora (los ingredientes en polvo al final). Batir hasta que la mezcla sea homogénea y untuosa. Se conserva en el frigorífico (por la leche fresca que contiene), así que endurecerá. Si os sale muy líquido podéis ajustar la textura aumentando gradualmente la cantidad de cacao y avellanas. </div>
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheaEF7Do_m0jMPvNhk8jUzFoUFdxbSqfxvbey0gbeKK9BTwaaVyRii9ZutXGtI1hyphenhyphen11PKQ13O9TBF8CSIhVxa7udyUk2rqtZxblCtaPFwEBWpvaM289lXh3_1ikWZ2WXmr6mnXECtMLFK1/s1600/Nutella3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheaEF7Do_m0jMPvNhk8jUzFoUFdxbSqfxvbey0gbeKK9BTwaaVyRii9ZutXGtI1hyphenhyphen11PKQ13O9TBF8CSIhVxa7udyUk2rqtZxblCtaPFwEBWpvaM289lXh3_1ikWZ2WXmr6mnXECtMLFK1/s640/Nutella3.jpg" width="640" /></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgk7t2BfLREfej8-RkUGp4l_s-Upi-etveZFlk2-DrzAMhFRJ_gGOBVlai2oTOr4paA1dHLgt5Ys4OIN0j6MJ-Q076Ck_V2y4yNMutGIfoILH3QS-uGDLa5PdaLp-NyBkFDzfzphYZ0DXJP/s1600/Nutella4.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a> Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-77843617067223606092013-02-03T19:06:00.000+01:002013-02-04T15:39:34.415+01:00Galletas del bosque con especias y... un misterio de mierda<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyoepyVidSB3iGxlzwoZEW3GJx101p_bIlixT4x8gZ9pHIP-qvU24LttewGNnPua4_6emn_YlPDOvfi3pf6la9qrb8h7UzxTgjbwjp2Rmm-j0giCnwdQ63ULY2gt35-2aOZHV36GA-4YFs/s1600/speculaas1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyoepyVidSB3iGxlzwoZEW3GJx101p_bIlixT4x8gZ9pHIP-qvU24LttewGNnPua4_6emn_YlPDOvfi3pf6la9qrb8h7UzxTgjbwjp2Rmm-j0giCnwdQ63ULY2gt35-2aOZHV36GA-4YFs/s640/speculaas1.jpg" width="640" /></a></div>
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Interior, día. En la cocina de Muffin Manor, en un punto norte de las boscosas tierras quebequesas, a dos kilómetros del quinto pino. Bloguera Indigna desayuna en el mostrador de la cocina delante del portátil, instalada en un taburete. A su espalda, la ventana de la cocina da a un grupo de abetos cargados de nieve. Frente a ella desfilan los resultados de su búsqueda en Google Imágenes: fotos de excrementos de oso pardo, deyecciones de oso negro, heces de grizzly, defecaciones de alce, estiércol de ciervo, deposiciones de reno, detritus de zorro. Hasta cree haber visto pasar una foto de los excrementos de Pippa Middleton y otra (santa reliquia) de los de Juan XXIII, de feliz memoria. Pero no está muy segura. Es muy temprano en esta zona nórdica del mundo para poder discernir muy bien entre tanta mierda que uno encuentra por Internet. Y miren que ella ha pasado horas viendo mierda en línea (sí, Bloguera Indigna también está enganchada a Facebook). Hasta el momento, durante su investigación exhaustiva Bloguera Indigna no ha encontrado nada concluyente. Sólo muchas fotos que le confirman que por el mundo anda una cantidad increíble de gente fotografiando caca (y subiendo las fotos a Internet) y que existen muchos más sinónimos de la palabra «excremento» de lo que uno pueda pensar en un principio. </div>
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Mientras se toma su café matinal con <b>galletas de especias</b> contemplando diversos montones de excrementos y sus descripciones (de oso pardo, de mapache, de mofeta, de marmota), Bloguera Indigna piensa que la gente normal
probablemente no desayuna leyendo estas cosas. ¿Cómo ha caído tan bajo, os preguntaréis? ¿La vida forestal ha acabado con el poco refinamiento y cosmopolitismo que le quedaban? ¿Es posible que en tan sólo seis meses de vida campestre haya pasado de mirar recetas de <i>macarons </i>a la lavanda a fotos de boñigos? </div>
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Este deterioro progresivo de la vida interior de Bloguera Indigna no se debe sólo a su mudanza campestre, ni a los meses de brocha y rodillo que sucedieron a la mudanza, ni a la vuelta a la docencia (y a la decencia, tras tanto escayolismo y brocha gorda), que la mantiene tan ocupada que ya casi ni cocina. No. En Muffin Manor, tranquila cabaña rodeada de abetos y arces, donde el estruendo mayor es el de los grillos y las ranas en verano y el de los ronquidos de Monsieur M. en invierno, pasan <b>cosas</b>, queridos lectores. <b>Cosas misteriosas. </b>Todo comenzó una noche de finales de otoño, cuado los arces ya habían perdido las hojas y las temperaturas empezaban a caer bajo cero...</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMFC5-cpyUcTWmJIgaJOUK7LkVkUjAFvp9M9pH59DyJXXmF10Ro0y45ZXM11HPyEaldM98-YRG6oaz9WZit9Dkr5TMnkSFenfGWO-IbrAzqMb6zyUBn05UPa0OGehFAPsR33c9VxgQvrqg/s1600/speculaas3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMFC5-cpyUcTWmJIgaJOUK7LkVkUjAFvp9M9pH59DyJXXmF10Ro0y45ZXM11HPyEaldM98-YRG6oaz9WZit9Dkr5TMnkSFenfGWO-IbrAzqMb6zyUBn05UPa0OGehFAPsR33c9VxgQvrqg/s640/speculaas3.jpg" width="640" /></a></div>
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********************</div>
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<br /></div>
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Interior, noche. En el salón de Muffin
Manor. Monsieur M. y Esposa Indigna vegetan tranquilamente en el sofá,
cuando un ruido enorme suena en el tejado y hace temblar toda la casa.
Esposa Indigna, que como de costumbre ha dado el golpe de Estado por el
control del mando a distancia, corta el sonido de la tele. No hay
viento, así que no puede ser una rama. A Esposa Indigna le da por
preguntarse como a una cretina si un oso podría haber aterrizado ahí.
Monsieur M. sale a explorar con una linterna por la puerta lateral que
da al terreno boscoso que rodea la casa y ella le sigue valientemente,
pero a una distancia respetable. Si el oso está cabreado ahí se las
merenguen los dos. Ella es demasiado mona para ser desfigurada por un
oso negro. Una mofeta enorme corre a refugiarse bajo el porche de madera
que rodea la casa y Esposa Indigna retrocede lentamente hacia la
puerta. Ella es demasiado mona para apestar durante días. Y trabaja de
cara al público. La mofeta no parece tener la intención de salir de
debajo del porche, pero nunca se sabe. En sus años de vida canadiense Esposa Indigna ha aprendido que es mejor no sobresaltar a una mofeta. </div>
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Monsieur M. termina su vuelta de reconocimiento y entra en casa con aire de haber cumplido la parte masculina del contrato de vida en pareja. Debate sobre el causante del ruido en la cama conyugal: las mofetas no trepan. -«Quizá un mapache haciendo el tonto», aventura Monsieur M. -«Un mapache <b>enorme</b>», comenta Esposa Indigna. Monsieur M., siempre tranquilizador, se pone a roncar suavemente. Esposa Indigna mira al
techo y piensa en el lado inquietante de vivir en el bosque. </div>
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(Aquí debería hacer un aparte zoológico para mis lectores españoles: los mapaches son cosa corriente no sólo en el campo profundo quebequés donde vivimos, sino en los suburbios y en pleno Montreal. Así como las mofetas, las marmotas y las ardillas. Quebec es inmenso, con enormes superficies inhabitadas, y hasta en una ciudad como Montreal hay muchas zonas verdes y una densidad de población mucho menor que en cualquier capital española, lo que permite que estos animalitos se adapten bastante bien a la vida urbana. Los que viven alrededor de Muffin Manor, que viven una vida mucho más tranquila que los de la capital, han tomado nuestro contenedor de compost como un <i>buffet</i>. Nosotros echamos nuestros restos vegetales y ellos se sirven. Barra libre.)</div>
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Días después del incidente National Geographic el misterio del animal que saltó sobre el tejado se pone más y más inquietante. Al volver de su paseo habitual
por el bosque colindante, Monsieur M. llama a Esposa Indigna y le enseña una inmensa pila de excrementos que ha
encontrado sobre una roca en la linde del bosque detrás de casa y, o tres vecinos
adultos llenos de fibra han venido a aliviarse en su terreno al
mismo tiempo, o aquí hay bichos muy gordos. Esposa Indigna entra en casa y googlea frenética imágenes
de <i>"bear poop".</i> Un poco sobrepasada, decide consultar a expertos. Escribe un correo a la señora Hernández, amiga y aguerrida periodista del <a href="http://thepetsjournal.com/es/perritudes" target="_blank">Pets Journal</a> y experta en excreciones animales de todo tipo. En vano. </div>
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Bloguera Indigna no ceja en su empeño de aclarar el origen de los misteriosos excrementos del bosque rodeando a
Muffin Manor. Sobre todo porque piensa tomar algunos tés con galletitas en el jardín el verano que viene y no le gustaría ser masticada por ningún mamífero de talla respetable. Tras haberlos debatido minuciosamente con <a href="http://micocinaenmontreal.blogspot.ca/2009/01/todo-lo-que-usted-siempre-quiso-saber.html" target="_blank">Lady D.</a>
(que aparte de ser alternativa y bastante <i>hippie </i>tiene un punto muy <i>girl scout,</i> y que vino expresamente para hurgarlos con un palo,
fotografiarlos, estrujarlos, ugh, entre los dedos y olerlos detenidamente), ésta le envía un correo lleno de fotos
de boñigas y cagotes varios. Éste es el motivo por el que Bloguera Indigna desayuna mirando imágenes de materias fecales. El veredicto de Lady D.: es un alce. A pesar de su experiencia montañera no fue fácil de reconocer porque el dicho alce que había venido a desahogarse en nuestro terreno parece que no se encontraba bien, vamos, que eran excrementos de alce recién salido de un <i>sushi bar</i> un poco sospechoso. </div>
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<br /></div>
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Alborozada por haber encontrado al fin la solución al enigma, Bloguera Sherlock corre al taller de carpintería de Monsieur M. para contarle el resultado de sus investigaciones. Monsieur M. continúa lijando, imperturbable. -«¿Y? ¿No dices nada? ¡Es la solución al misterio!», exclama Bloguera Sherlock. </div>
<div style="text-align: justify;">
-«Pues vaya misterio de mierda», responde Monsieur M. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnsDF_BcL29rXZYPRE9Q1crshKObFxGnF9X_u-FOP8711xoIVyrv18dHWTmG7L81O-2KKWHIanprla6XuTKhLzPQNZ7I6aV5CdK6ByjFfoF3PGIpp6Cxcok5udmNuJ10B3NYZrhO-bmmgU/s1600/speculaas2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnsDF_BcL29rXZYPRE9Q1crshKObFxGnF9X_u-FOP8711xoIVyrv18dHWTmG7L81O-2KKWHIanprla6XuTKhLzPQNZ7I6aV5CdK6ByjFfoF3PGIpp6Cxcok5udmNuJ10B3NYZrhO-bmmgU/s640/speculaas2.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
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<u>GALLETAS DEL BOSQUE CON ESPECIAS (SPECULOOS AL ESTILO BELGA)</u><br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
A menudo se describe a estas aromáticas y picantitas galletas como galletas navideñas. Lo cierto es que en Holanda (donde se llaman <i>speculaas</i>) se comen todo el año. Son deliciosas untadas en un té, porque, ojo, resultan un poco duras -aunque muy ricas- para comer tal cual. El que avisa no es traidor. </div>
<br />
INGREDIENTES (para unas dos docenas, dependiendo del tamaño de los cortapastas).<br />
<br />
Todas las especias que incluye esta receta son molidas. Las galletas ganarán mucho en sabor y aroma si podéis moler (o rallar) las especias en el momento de prepararlas. <u><br /></u><br />
<ul>
<li>2 tazas de harina blanca</li>
<li>1 cucharada sopera de canela </li>
<li>2 cucharadas de té de jengibre </li>
<li>1 cucharada de té de clavo </li>
<li>1/2 cucharada de té de cardamomo</li>
<li>1/4 cucharada de té de nuez moscada</li>
<li>1/4 cucharada de té de pimienta de Jamaica (<i>allspice</i>)</li>
<li>1/4 cucharada de té de pimienta negra (o rosa, aún mejor)</li>
<li>1/2 cucharada de té de levadura en polvo (tipo Royal)</li>
<li>1/2 cucharada de té de sal</li>
<li>1 taza y 1/4 (bien comprimida) de azúcar moreno </li>
<li>1/2 taza (1 bastón aquí en Norteamérica) de mantequilla a temperatura ambiente o punto pomada</li>
<li>1 huevo hermosote</li>
</ul>
<br />
ELABORACIÓN<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
Precalentar el horno a 180º. En un bol o ensaladera grande, tamizar y mezclar la harina, las especias, la sal y la levadura. En otro bol, batir vigorosamente el azúcar moreno y la mantequilla hasta que estén bien mezclados y tengan un aspecto pálido y ligero. Añadir el huevo y batir de nuevo hasta que todo resulte cremoso y blancuzco. Incorporar gradualmente la mezcla de harina y especias, pero esta vez procurar batir sólo lo justo para que desaparezcan en la mezcla. Cuanto más se bate, más densas resultan las galletas. </div>
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Dividir la masa resultante en dos bolas, aplanarlas ligeramente en dos discos gorditos y envolverlos con <i>film </i>plástico. Refrigerar la masa durante 1 hora, será mucho más fácil de manipular y de cortar en formas más precisas. </div>
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Cubrir un par de bandejas de horno con papel de pergamino de cocina. Aplanar los discos con el rodillo hasta un espesor de unos 4 milímetros. Un truco para que las galletas resulten menos secas es frotar la superficie del mostrador donde las cortéis con azúcar glas en lugar de con harina. Las galletas se imprimen con unos moldes tradicionales en Holanda y en Bélgica, pero con unos cortapastas con formas bonitas también serán muy comestibles. Untar el cortapastas en azúcar glas cada vez que vayáis a cortar una galleta. Si en lugar de trabajar directamente encima del mostrador de la cocina lo hacéis sobre una hoja de papel encerado, será más fácil levantar las galletas una vez cortadas y pasarlas a la bandeja de horno. Espaciarlas unos dos centímetros. Hornear hasta que se doren (olerán divinamente) y los bordes empiecen a oscurecer, unos 8 minutos. Tras sacarlas del horno, esperar unos 5 minutos y pasarlas a una rejilla para que se enfríen. Repetir la operación («reciclando» los recortes de masa) hasta terminar la masa. Si la masa se ablanda tanto que es difícil levantar las galletas y pasarlas a la bandeja de hornear sin que se rompan, meterla un cuarto de hora en el frigorífico. </div>
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Decorar con glasa real o chocolate blanco. Se conservan más de una semana en una caja hermética, y la masa se congela muy bien. Untarlas en un buen té chai o café con leche atisbando por la ventana al acecho de animales silvestres. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDbbYwiByjb7Am4xxfrXegNjjYjAo-DpBCjMAsCAoRiT1ZmoQbo-uvfWS_MonkfwPaqeMzB16ZWuT7GxPAA2FlFaj7Z7P-DCrMF3lc-XZKCksde8Ut7qpf8HdQ2l4cuyKgsacRuIEsV4tW/s1600/speculaas5.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDbbYwiByjb7Am4xxfrXegNjjYjAo-DpBCjMAsCAoRiT1ZmoQbo-uvfWS_MonkfwPaqeMzB16ZWuT7GxPAA2FlFaj7Z7P-DCrMF3lc-XZKCksde8Ut7qpf8HdQ2l4cuyKgsacRuIEsV4tW/s640/speculaas5.jpg" width="640" /></a></div>
<br />Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-27543319164845978162013-01-07T01:00:00.003+01:002013-01-07T01:01:41.415+01:00InvernalEmpiezo el año dejándoos un regalito de Reyes: unas imágenes del magnífico invierno quebequés tomadas en los bosques que rodean a Muffin Manor.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibd7Pz66DeRy4VRaKFsKhxAuMjUipAIPebQ4S2I3AZFe1CdVz5I9A2jIvpSwcq68yySmfMpBTO-BtjAANbN0wiKWRvFztyq-jsjcM8EB08GE45cxMyAcFE7tC50yio2ZzeAtGQfVK2vec1/s1600/Invierno.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibd7Pz66DeRy4VRaKFsKhxAuMjUipAIPebQ4S2I3AZFe1CdVz5I9A2jIvpSwcq68yySmfMpBTO-BtjAANbN0wiKWRvFztyq-jsjcM8EB08GE45cxMyAcFE7tC50yio2ZzeAtGQfVK2vec1/s640/Invierno.jpg" width="640" /></a><span id="goog_1633906481"></span><span id="goog_1633906482"></span><span id="goog_1640314718"></span><span id="goog_1640314719"></span><span id="goog_1681446675"></span><span id="goog_2114721320"></span><span id="goog_2114721321"></span><span id="goog_232752842"></span><span id="goog_2<div class=" separator="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7v7XVCOCYsUrKG6L31STnme5wQUmEGnc8ik20odva5h2KH-lijY7JBxSYW6V0bVCaQysdgsXxtzkiihqhWLp0caCHGHbY_DVxs_2Vjj5cu_9w-bgWaA2RJ0_9VcsUaPta7SxBghO8W15q/s1600/Invierno_2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7v7XVCOCYsUrKG6L31STnme5wQUmEGnc8ik20odva5h2KH-lijY7JBxSYW6V0bVCaQysdgsXxtzkiihqhWLp0caCHGHbY_DVxs_2Vjj5cu_9w-bgWaA2RJ0_9VcsUaPta7SxBghO8W15q/s640/Invierno_2.jpg" width="640" /></a></div>
<br />Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-66216987785355436252012-12-24T02:23:00.000+01:002012-12-24T14:45:36.407+01:00Feliz Navidad<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<i> “There are many things from which I might have derived good, by which I have not profited, I dare say,' [...] 'Christmas among the rest. But I am sure I have always thought of Christmas time, when it has come round [...] as a good time; a kind, forgiving, charitable, pleasant time; the only time I know of, in the long calendar of the year, when men and women seem by one consent to open their shut-up hearts freely, and to think of people below them as if they really were fellow-passengers to the grave, and not another race of creatures bound on other journeys. And therefore, though it has never put a scrap of gold or silver in my pocket, I believe that it has done me good, and will do me good [...]! ”</i><br />
― Charles Dickens, A Christmas Carol <br />
<br />
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Ya está. El pavo -del tamaño de mi sobrino- está marinando en vino blanco y hierbas. El relleno está esperando listo a ser introducido de manera muy poco digna en el pavo. Las galletitas de jengibre están hechas, el árbol decorado, los regalos envueltos. Monsieur M. ha paleado la abundante nieve que nos ha caído aquí en los Laurentides para abrir un caminillo hasta la puerta principal de Muffin Manor. Quedan exámenes por corregir, pero pueden esperar hasta después de Navidad. La limpieza no está hecha, pero en mi opinión limpiar antes de recibir a la horda familiar es tan inútil como absurdo. Prefiero servirles abundante vino caliente con canela y ponche de huevo con ron, ambos disimulan las pelusas de manera asombrosa. ¿Qué me queda por hacer? Pues mil cosas. El blog está entre ellas. Mi historia culinario-policiaca por entregas. Y mis recetas de temporada. Y mi ya casi tradicional cuento de Navidad, que se ha quedado en borrador. Lo realmente importante en estos momentos es que la vida no se nos quede sólo en un borrador, absortos delante de una pantalla. Y pasar tiempo con la gente que queremos, comer cosas ricas, abrazar a los amigos, besar a nuestras parejas, jugar con los sobrinos, achuchar a los padres y a los hijos, rascar a los gatos. Esas cosas. Y poder seguir haciéndolo este año que va a comenzar. Y muchos otros, si es posible. </div>
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Se os echa de menos. Para el 2013, y todos los años por venir, os deseo que lo urgente no os haga olvidar lo importante, como dice Marona. Un abrazo virtual a todos. Ahora id a dar a alguien uno real. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjixqPg-UgLLrDhIDoSQ6rMAI4EyJWR73KCaKPHF7UIyQ34ucALuWvR7w6WwEcJOhldRB4K6v5B9cgH1ASgUDSGj4t0JZH1J_1wBlpLNbVjCZCEd-i7ujkq39ATLhTXg_ABLqoD1272d9t-/s1600/IMG_0224.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="425" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjixqPg-UgLLrDhIDoSQ6rMAI4EyJWR73KCaKPHF7UIyQ34ucALuWvR7w6WwEcJOhldRB4K6v5B9cgH1ASgUDSGj4t0JZH1J_1wBlpLNbVjCZCEd-i7ujkq39ATLhTXg_ABLqoD1272d9t-/s640/IMG_0224.JPG" width="640" /></a></div>
<br />Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-7951335052989987028.post-20519591933359932352012-11-18T16:52:00.000+01:002012-11-23T16:32:54.611+01:00Los 50 libros que hay que leer antes de morir. O antes de dormir. <br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZMeL_MV_eUz4kGBU8D8yxvUtnuv_2PLDW2z0uQCKJGC0NUHWUROK-KJ6xma58KcexcEhGU4CgxoKC1n_gGulG_4b-D48YAyjOUmXPipoZ1buy8NsrdqdQsAN2RjOcPkM2Px23sjwz3IiR/s1600/Elvgren-RareEdition-1962.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZMeL_MV_eUz4kGBU8D8yxvUtnuv_2PLDW2z0uQCKJGC0NUHWUROK-KJ6xma58KcexcEhGU4CgxoKC1n_gGulG_4b-D48YAyjOUmXPipoZ1buy8NsrdqdQsAN2RjOcPkM2Px23sjwz3IiR/s640/Elvgren-RareEdition-1962.jpg" width="492" /></a></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVjqwqUrYf5yPnWevrJrrAQdetvqNfiQwGLkAfExOez7Qf3H9XTQRQqbYfcro-IUJpSxgF7fjOhU3d2jr0_pfXpKyr-fbiVYuTbhqYF60HRYFrVnri7G1L6XKA_8zNnSyiAuYxnutTqL1r/s1600/Elvgren-RareEdition-1962.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><br /></a></div>
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Sí. OTRO post sin receta. Los golosos no estáis de suerte. Sigo trabajando a ritmo inhumano y el horno de Muffin Manor está ahí, triste e inactivo, pero he pensado que este post podría interesar a otro tipo de glotones: los literarios. Los que me leéis desde hace un tiempo recordaréis que este blog, entre las muchas tonterías que cuenta, se permitía de vez en cuando recomendar lecturas. Lecturas ligeras, nada serio ni con pretensiones literarias, novelas con crímenes y recetas de tartas en su mayor parte. </div>
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Hace tiempo un amigo resurgido de un pasado lejano y español, me escribió pidiéndome recomendaciones de lectura. Como ese amigo en cuestión parece confiar extrañamente en mi criterio (lo de extrañamente es porque ambos conocemos a gente mucho más -y mejor- leída que yo), me sentí inmediatamente abrumada por la responsabilidad. Me puse manos a la obra, seria y aplicada, intentando superar los dos problemas principales: mi amigo es un hombre de mi edad (vamos, joven), pero un hombre, no obstante. No es culpa suya, nació así. Y como lo perdí de vista décadas enteras, (la última vez que nos hablamos creo que él debía tener unos tiernos dieciocho años), pues en realidad no lo conozco bien, no sé quién es ahora. Y yo tampoco leo lo mismo que en aquella época. </div>
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Para los que ya estáis mesándoos el pelo, acusándome de sexista delante de vuestros ordenadores, os diré que, siendo muy consciente de que esto es una generalización, y como todas las generalizaciones no vale gran cosa, con el tiempo he podido constatar que los hombres y las mujeres no leen las mismas cosas. No exactamente. No todo el tiempo. Yo nunca me he extasiado sobre la obra de Jane Austen en una conversación con un miembro del sexo opuesto. No con uno heterosexual, en cualquier caso. Espero impaciente el día en que pueda hacerlo, creo que le pediré que se case conmigo. Pero por eso publico esto hoy: para aprender, para que me derribéis tópicos y, sobre todo, para qué ocultarlo, porque no sé qué leer últimamente. </div>
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Así que como a todos nos gusta jugar a hacer el palmarés de «Los 50 libros que hay que leer antes de morir» (o los 100, o los mil), os voy a pedir que me escribáis el vuestro en los comentarios. No tienen
por qué ser 50 ni cien libros, sólo escribir los libros que os han
marcado ya es estupendo. Pero si queréis tomaros la molestia de escribir
una lista más larga, pues genial. En realidad a mí esto de la lectura «obligatoria» para hacerse con una cultura me pone de los nervios... uno lee porque la vida sola, sin libros, es un coñazo, por no hablar de las salas de espera y de los autobuses... uno lee -y escribe- porque la realidad no es suficiente. </div>
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Una advertencia: leed mi lista sin juzgar, como yo leeré las vuestras. La mía la he escrito con la mayor honestidad posible, intentando no incluir ningún título que no me haya dejado un recuerdo bueno e imborrable. Vamos, que no aspiro a impresionar a nadie. No hay nada original ni quizá -piensen los puristas- particularmente bueno. Sin embargo, he hecho un poco de selección: he dejado fuera de la lista la enorme cantidad de libros policiacos y otros engendros que me han hecho disfrutar horrores (como, yo qué sé, las novelas de Charlaine Harris), e intentado limitarme a lo que se puede llamar literatura. La idea no es impresionarnos mutuamente con nuestra deslumbrante cultura: la idea es proporcionarnos horas de agradable lectura de autores que no nos hubiera dado por descubrir solos. </div>
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Guardaos para vosotros los psicoanálisis de aficionado y los patrioterismos. Lo digo por la anglofilia manifiesta que deja entrever mi lista de favoritos, y la patente ausencia de autores hispanos, así como por mi amor evidente por la novela gótica y las historias de amor tumultuosas y decimonónicas. No empecéis a escribirme comentarios sobre si desprecio las letras hispanas, por favor. Si empezáis a sacar conclusiones sobre mi persona, podéis meteros las conclusiones donde os quepan. Yo lo único que quiero es leer. Y si nos descubrís algo nuevo a todos, incluyendo a mi amigo, os adoraremos por ello. </div>
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Ahí va: <br />
<br />
• <b>«Miedo a volar»</b>, de Erica Jong. Mi revelación feminista (infinitamente más divertida que la petarda de Sylvia Plath). Si lo releyera ahora quizá me parecería muy malo, pero como me marcó tanto no quiero estropearlo. Lo mantengo en el recuerdo. <br />
• <b>«Cumbres Borrascosas»</b>, de Emily Brontë<br />
• <b>«Jane Eyre»</b>, de Charlotte Brontë<br />
• <b>«Tess de Uberville»</b>, de Thomas Hardy (la traducción del título desanima, lo sé)<br />
• <b>«La letra escarlata»</b> y <b>«El romance de Blithedale»</b>, de Nathaniel Hawthorne <br />
• <b>«Orgullo y prejuicio»</b>, de Jane Austen. Para chicas (sí, por mucho que digamos...) o para caballeros bastante románticos.<br />
• <b>«A Long Fatal Love Chase»</b>, de Louisa May Alcott (sí, sí, la autora de «Mujercitas»... imagino que una se queda enganchada a sus primeras lecturas). Lo peor es que no recuerdo si lo leí en inglés o en español, pero no encuentro ninguna edición traducida. En cualquier caso, largo, melodramático, lleno de amores tormentosos. Seres dotados de testosterona abstenerse. Seres dotados de estrógenos abstenerse si no sentís una fascinación extraña por desenterrar novelas del siglo XIX que no le gustan a nadie.<br />
<br />
AMORES PROHIBIDOS (SIEMPRE INTERESANTES)<br />
• <b>«Lolita»</b>, de Vladimir Nabokov<br />
•<b> «El amante»</b>, de Marguerite Duras<br />
•<b> «Doctor Zhivago»</b>, de Borís Pasternak<br />
•<b> «El amante de Lady Chatterley»</b>, de D. H. Lawrence<br />
•<b> «Maurice»</b>, de E. M. Forster <br />
<br />
PARA ECHARSE UNAS RISAS<br />
• <b>«La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey»</b>, de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows. Entrañable. El libro que te recuerda tu amor por los libros.<br />
•<b> «Sin noticias de Gurb»</b>, de Eduardo Mendoza<br />
•<b> «Ensayos</b> (o cuentos, depende de la edición) <b>humorísticos»</b>, de Mark Twain.<br />
• <b>«Un yanqui en la corte del rey Arturo»</b>, de Mark Twain. El clásico recomendado desde siempre es «Las aventuras de Tom Sawyer», pero a mí me divirtió mucho más éste.<br />
• Cualquier libro de la serie <b>«El pequeño Nicolás»</b>, de René Goscinny<br />
•<b> «La reina y yo»</b>, o cualquiera de la serie <b>«El diario secreto de Adrian Mole»</b>, de Sue Townsend<br />
• <b>«El diario de Bridget Jones»</b>, de Helen Fielding. Sí. Indispensable. <br />
• <b>«Cómo hacer el amor con un negro sin cansarse», </b>de Dany Laferrière (autor quebequés)<br />
<br />
UN POCO DE NOVELA INQUIETANTE Y ALGÚN CRIMEN QUE OTRO<br />
• <b>«Drácula»,</b> de Bram Stoker<br />
•<b> «Frankenstein»,</b> de Mary Shelley<br />
•<b> «El extraño caso de Dr. Jeckyll y Mr. Hyde»,</b> de Robert Louis Stevenson.<br />
• Cualquier cuento de Edgar Allan Poe, especialmente <b>«El corazón delator»</b>, <b>«La caída de la Casa Usher» </b>y <b>«Berenice»</b>.<br />
• <b>«El retrato de Dorian Gray»,</b> de Oscar Wilde<br />
•<b> «Otra vuelta de tuerca»</b>, de Henry James.<br />
• Cualquiera de Dickens. Entre los deprimentes, mis favoritos son<b> «Oliver Twist»</b> y<b> «La tienda de antigüedades»,</b> aunque un profe de literatura te recomendaría <b>«Casa desolada».</b> Entre los que dan ganas de vivir, sin duda mi favorito es<b> «Canción de Navidad»</b>, aunque los <b>«Papeles póstumos del Club Pickwick»</b> también me gusta.<br />
• <b>«Las aventuras de Sherlock Holmes»</b>, de Arthur Conan Doyle. Por supuesto.<br />
•<b> «El nombre de la rosa»</b>, de Umberto Eco. <br />
• <b>«El secreto»</b>, de Donna Tartt. Advertencia: esta novela no es la clásica policiaca con mucha acción. Tartt no abruma con hechos, a ella le gusta inquietar al lector con atmósferas. Es posible que te resulte soporífera. A mí me gustó. <br />
<br />
FANTASÍA Y CIENCIA FICCIÓN (Estoico Hermano es en gran parte el culpable de que esto forme parte de mi lista)<br />
•<b> «Dune»</b>, de Frank Herbert. Esencialmente los dos primeros. Después estira demasiado la saga<br />
•<b> «Memorias encontradas en una bañera»</b>, de Stanisław Lem<br />
•<b> «El hobbit»,</b> de J.R.R. Tolkien.<br />
•<b> «Harry Potter». </b>TODA la serie. De J.K. Rowling<br />
•<b> «Las crónicas de Narnia»</b>. Al menos el primero:<b> «El león, la bruja y el armario». </b>De C. S. Lewis<b>. </b> <br />
<br />
ESOS QUE ME GUSTAN Y NO SON CLASIFICABLES... MELANCOLÍAS Y NOSTALGIAS VARIAS<br />
•<b> «La muerte y otras sorpresas»</b>, <b>«Despistes y franquezas»</b> de Mario Benedetti (en realidad, cualquiera de Benedetti) y su inventario de poesía.<br />
• <b>«El libro de los abrazos»,</b> de Eduardo Galeano<br />
• Poesía de Cesare Pavese<br />
• Poesía de Walt Whitman (sí, sí, yo solía leer mucha poesía... *suspiro*)<br />
•<b> «Matar un ruiseñor», </b>de Harper Lee<br />
•<b> «La cabaña del tío Tom», </b>de Harriet Beecher Stowe<br />
•<b> «El animal moribundo»</b> y <b>«La mancha humana»,</b> de Philip Roth <br />
•<b> «Retorno a Brideshead»</b>, de Evelyn Waugh <br />
•<b> «Nunca me abandones»</b> y<b> «Lo que queda del día»</b>, de Kazuo Ishiguro<br />
•<b> «Sangre de mi sangre»</b>, de un canadiense: Alistair MacLeod<br />
•<b> «Un árbol crece en Brooklyn», </b>de Betty Smith <br />
<br />
MALA VIDA (esta fase se me pasó hace mucho, pero siempre viene bien acordarse...)<br />
•<b> «Trópico de Cáncer»</b>, de Henry Miller<br />
•<b> «El Diario de Anaïs Nin»</b>, de la autora homónima<br />
• <b>«Música de cañerías»</b>, de Charles Bukowski<br />
• Jean Genet... etc. <br />
<br />
Y, BUENO, LOS CLÁSICOS...<br />
• <b>«La montaña mágica»,</b> de Thomas Mann<br />
•<b> «El perfume»,</b> de Patrick Süskind<br />
•<b> «Encender un fuego»</b>, <b>«Colmillo Blanco»</b>... todo Jack London. <br />
• Boris Vian<br />
• Colette <br />
• Pat Conroy. Prácticamente cualquiera, tanto las novelas sureñas como en las que habla de educación. Mantengo que este hombre va a ser un clásico de la talla de Tennessee Williams o Faulkner. A ver si paran de tratarlo como si fuera un autor de novelas Arlequín. <br />
<br />
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Estoy segura de que si mañana escribiera otra lista, sería diferente, me vendrían a la memoria otros autores, dependiendo de mi agilidad neuronal del día y de mi estado de ánimo. Pero con esta lista ya hay con qué entretenerse. </div>
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<br /></div>
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¿Y vosotros? ¿Qué proponéis? Espero vuestras listas. </div>
<br />Arantzahttp://www.blogger.com/profile/13858728804656709586noreply@blogger.com106