viernes, 17 de septiembre de 2010

La vuelta al cole: Santa Madre, la universidad y los ovnis.

Mis lectores cocinillas recorren este post con una mirada y se preguntan: mucha historia, mucha historia ¿dónde está la receta? Los que nunca encienden la cocina y utilizan el horno para guardar números antiquísimos del "Penthouse" y del "Hola" comprueban llenos de deleite (espero) que al fin he publicado algo, pero su entusiasmo disminuye un poco al leerlo. Es normal. Mi entusiasmo también disminuye cuando me releo.

Os juro que la receta estaba preparada y fotografiada, respetados internautas, las fotos cuidadosamente dispuestas en uno de mis ya clásicos collages, la elaboración escrita en un borrador, todo ello almacenado con amor en el disco duro de mi portátil, que en paz descanse. Mi portátil ha fallecido, y con él la receta de esta semana. Mientras escribo esto, me doy cuenta de que le va muy bien a este post de vuelta al cole, tiene un tono muy excusa escolar del estilo "hice los deberes pero no los he traído porque se los comió mi perro/ardió la casa/explotó el portátil". Y con mi nuevo trabajo ahora mismo no están las cosas como para ponerme de nuevo a hornear galletitas. O barras de cereales, que era lo que había previsto para esta entrada de vuelta al cole, por lo fálico de su forma. ¿Qué cómo he conseguido una vez más asociar la forma del falo a la historia de esta semana? Ah, seguid leyendo y lo sabréis.  


Este año en mi ligeramente disfuncional familia somos varios en volver al cole. Yo vuelvo como profesora, lo que impide que por las mañanas utilice como excusa que me duele la tripa y que no quiero ir. Tampoco me voy a quejar, la verdad es que me gusta estar de vuelta. Sobrino Espitoso se incorpora con gracilidad a su escuela primaria, y Bebé Brutita aterrorizará a todo el parvulario con su exceso de carácter. Incluso Santa Madre vuelve a los pupitres, justamente la semana pasada recibí una llamada suya :

Hija Ingrata: -"Oui, allô?"

Santa Madre: -"Hola, chatita. ¿A qué no sabes adónde voy a ir a finales de septiembre?"

Hija Ingrata: -"Mh, ¿A Benidorm?" digo, la cabeza ladeada sujetando el teléfono, mientras apilo en un plato una montaña demencial de tortellini que acabo de cocer (si un día muero de algo súbito, será de un atracón de tortellini).

Santa Madre: -"Noo. ¡A la universidad!" dice, la voz chispeante de una mezcla de júbilo y orgullo.

Hija Ingrata: -"¡¿Ah?!" Ahora tengo curiosidad. Me siento a la mesa, cambio el teléfono de oreja y empuño el tenedor. -"¿Y cómo es eso?" (Aquí tengo que aclarar que Santa Madre tuvo una infancia no precisamente fácil y, que pese a adorar el colegio con toda su alma, tuvo que dejar la escuela antes de terminar la primaria, y ponerse a trabajar. Sí, en España era la época en la que los niños también contribuían a ganar el mendrugo de pan nuestro de cada día. Con un entusiasmo y un tesón envidiables, terminó la escuela primaria conmigo encaramada a sus rodillas, literalmente. Me venía a buscar a la salida de mi colegio y nos íbamos al suyo. Más tarde se lanzó al bachillerato, del que también salió airosa y llena de bien justificado orgullo. Tras el bachillerato, la escuela de idiomas. Inglés, está en tercero. Si la mitad de mis alumnos tuvieran la misma pasión por aprender que Santa Madre, yo tendría un orgasmo académico cada vez que voy a trabajar. Para mi Santa Madre estudiar es un premio, una suerte, un privilegio, una satisfacción. ¿Se podrá extraer un suero de la sangre de mi progenitora, algo que se pueda inyectar en alumnos de secundaria para ver si produce el mismo efecto?)

Santa Madre responde, alborozada como una colegiala (y nunca mejor dicho): -"La Universidad del País Vasco ha creado una universidad de la tercera edad, a la que pueden acceder todos los mayores de sesenta. Me matriculé, pero no había suficientes plazas disponibles. Alguien anuló la matrícula... ¡y me han llamado! ¡Voy a estudiar con profesores universitarios de verdad!"

Los carrillos llenos de tortellini dificultan un poco la maniobra, pero aún así no puedo evitar una sonrisa de oreja a oreja. Me encanta oír a Santa Madre cuando está contenta. Me alegro sinceramente por ella. Me encanta aún más cuando está concentrada en hablarme de su vida y no se ocupa de la mía.
Hija Ingrata: -"¿Y en qué cursos te vas a matricular?"

Santa Madre suena como un niño haciendo la lista para los Reyes: -"Eeh, francés, matemáticas, biología, historia... y... déjame que piense..."

Hija Ingrata: -"Woah! ¿Y te va a quedar tiempo para dormir?"

Risita materna.

Hija Ingrata: -"¿Cuándo empiezas?"

Santa Madre: -"La primera semana de octubre, pero algunas actividades ya han comenzado. Esta semana, por ejemplo, empiezan unas charlas que tienen que ver con el curso de biología."

Hija Ingrata: -"¿Unas charlas sobre...?" Más tortellini.

Santa Madre empieza a farfullar y a emitir esos ruidillos dubitativos que hace cuando se siente incómoda: -"Eh, bien, ajem, la primera fue ayer, era una conferencia de...eh..."

Masticando como si no existiera el mañana (ni el biquini), la incito a seguir, ignorando su malestar: -"¿...de?"

Santa Madre: -"Eh, uhm, bueno, la daba una psicóloga..."

Hija Ingrata: -"¿Una psicóloga? ¿Una charla relacionada con la biología?"

Santa Madre: -"Sí, eh, era, uhm, una psicóloga especializada en, bueno, ya sabes..."

Hija Ingrata: -"¿En...?" Cruel, lo sé, pero tengo bastante hambre y no quiero parar de engullir tortellini para sonsacarla.

Santa Madre baja la voz en una especie de susurro inútil, ya que vive sola: -"...era una sesóloga" (Lo de que a mi madre le patinen las equis cuando habla de temas embarazosos siempre me ha parecido entrañable.)

Hija Ingrata, ahora con cierta diversión en la voz, limpiándome con la servilleta: -"¡Ah! ¿Era una conferencia de educación sexual? ¿Para gente de la tercera edad?" (Nota de incredulidad.)

Santa Madre: -"Bueno, hija, una nunca lo sabe todo. Yo crecí en otros tiempos, ya sabes."

Hija Ingrata: -"¿Y aprendiste algo interesante?" (A veces soy una mala persona, de verdad.)

Santa Madre intenta adoptar un tono de desapasionado interés académico: -"Oh, sí. Nos habló de un montón de cosas. De la importancia del seso en una vida sana y equilibrada, de la frigidez que afecta a las mujeres de mi generación, por la educación que recibimos..."

Hija Ingrata: -"Ah-já..." La animo, mientras pelo una naranja.

Santa Madre: -"...de la m-masturbación..." dice, rapidillo, con la vana esperanza de que no la pare.

Hija Ingrata: -"Ah. ¿Y qué os contó sobre la masturbación?" Pregunto, con una sonrisa sardónica (una nunca lo sabe todo).

Santa Madre: -"Eh, bien, que es importante para mantener los niveles hormonales después de la menopausia, que produce endorfinas, que son antidepresivos naturales, que aunque una se haya quedado viuda, hija mía, no veas la cantidad de viudas que asistíamos a la conferencia, si yo fuera un hombre de setenta tendría miedo, la verdad, había dos y acojonados, estaban, los pobres--"

Hija Ingrata: -"--al grano, mamá-" interrumpo, y divido la naranja en gajos.

Santa Madre: -"...que aunque una sea viuda «eso no quiere decir que tenga que renunciar al placer en solitario» por la forma en que lo dice, con tono de alumna aplicada recitando la lección, sé que está citando a la sexóloga literalmente. Mi madre no habla con ese estilo cruce de  Corín Tellado y la doctora Ochoa.

Hija Ingrata: -"-Mh." asiento, la boca llena de naranja, y empezando a darme cuenta de estoy hablando de masturbación con mi Santa Madre, la misma que cuando Estoico Hermano y yo éramos adolescentes, se refería al sexo con la expresión "El Acto", así, con mayúsculas. Era algo que no se hacía, nos advertía, por su tono intuimos que más bien se cometía. -"¿Y qué más dijo?"

Santa Madre: -"Pues nos dijo que había que hablar del tema con naturalidad, que las mujeres teníamos que volvernos las dueñas de nuestra sesualidad, y fue la tía y sacó una caja llena de cacharros y empezó a enseñárnoslos."

Hija Ingrata: -"¿Cacharros?" Digo, sinceramente perdida. Una imagen un poco absurda de una reunión tupperware presidida por una sexóloga me pasa fugazmente por la mente.

Santa Madre: -"Um, sí, unos, eh, c-cacharros que se, uhm, agitan, en forma de...uh..."

Hija Ingrata: -"¿Unos VIBRADORES?" Olvido el resto de la naranja en el plato. Esto es demasiado. Lucho por no soltar una carcajada.

Santa Madre vuelve a sonar súbitamente como la madre que siempre ha sido, la voz llena de sospecha y desaprobación:  -"¿Tú conocías esos, ah, chismes? ¿Los habías visto?" (sólo le falta completar con un ¿desde cuándo? y terminar con "¡castigada sin tele!").

Hija Ingrata: -"¡Pues claro, mamá!" Barboto. "Todo el mundo sabe lo que es un vibrador. Estoico Hermano sabe lo que es un vibrador. Sobrino Espitoso ya ha sido informado en el patio del recreo, de eso estoy segura. Y Bebé Brutita lo será en breve, cuando se aburra de hablar de los capítulos de Dora de esta semana. "

Santa Madre prosigue el interrogatorio, en parte desaprobadora y en parte horrorizada: -"¿Y sabías para qué, ejem, sirven?"

La conversación toma un camino que no quiero seguir. No con mi Santa Madre. No mientras como. Respondo, neutra: -"Claaro, mamá. Para hacer masajes."

Santa Madre se aferra a la respuesta con desesperación: -"Masajes. Sí. Eso." Asiente frenéticamente. 

Hija Ingrata: -"Relajar tensiones", añado, con media sonrisa.

Santa Madre: -"Sí, agh, sí, eso nos dijo la psicóloga." Aliviada. -"Mira, chatita, te dejo, que tengo un potaje en el fuego." Con voz ahogada.

Tras los recuerdos de rigor, sigo comiendo la naranja, riéndome sola. Santa Madre ha descubierto los Objetos Vibradores No Identificados. Rápido, llamemos a Mulder. La verdad está ahí fuera, en la universidad de la tercera edad y sus charlas de biología cachondona. Yo sabía que la cultura abre nuevos horizontes, pero no pensaba en unos horizontes tan al sur del ecuador. 


Monsieur M. entra en la cocina cargado con un nivel de burbuja y un taladro. Mira la hora en el reloj, me mira a mí, sentada a la mesa aún sonriendo sola, y dice: -"¿Era tu madre?"

-"Sí." Más sonrisas.

-"¿Qué tal está?"

-"Oh, bien. Muy bien."

-"¿De qué hablabais?" Curioso, al ver mi expresión.

-"De vibradores."

Silencio, durante el cual monsieur M. me mira fijamente.

-"No sé para qué pregunto", masculla, mientras entra en el cuarto de baño.

30 comentarios:

  1. ja! jA! me has alegrado el día a pesar de que este gris y lluvioso!
    besitos

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  2. Y yo que pense que lo que aprendian era el arco de medio punto y esas cosas.
    ¿Qué le pides a los Reyes mamá? ¡Vaya peligro!

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  3. Jaja, nunca es tarde si la dicha es buena...

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  4. Jamía, pues me parece estupendo. Para que luego digan que ir a la Universidad no sirve para nada. Y eso el primer día. Agárrate...

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  5. Enhorabuena! tu primera conversación de tú_a_tú/ madre_hija importante. Y ten en cuenta, que esto no acaba aquí. La próxima vez te pedirá consejos en la onda de "hija, dónde se conserva mejor el vibrador, en el congelador o en la mesilla de noche?" Hasta ahora, ha sido tu madre la que ha tenido que hacer de tripas corazón y tragarse su pudor al imaginar a sus angelicales hijos haciendo "guarradas" en la cama... o vete tú a saber dónde! A partir de ahora, serás tú quién tendrás que controlador tus impulsos pudorosos al imaginar a tu madre convertida en la reina del seso disfrutando de la vida con sus compañeros de Uni... mucha suerte mi querida heroína, porque me temo que la vas a necesitar:-) Mientras, espero con impaciencia esas fálicas barritas de cereal...

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  6. Me ha encantado tu post, otro dia nos pones la receta, porque me he hartado de reir..y me has alegrado la mañana que ha empezado un poco mal...

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  7. Oye la receta es lo de menos aunque promete, pero genial el post.
    Yo tengo una tia en Donosti, que desde que se jubiló no ha parado de matricularse en la universidad en todo lo que pilla y creo que ya ha agotado todos los estudios que montan para los de su edad.
    Tan encantada está ella y los amigos nuevos que ha hecho, que sospecho, que tienen a los responsables, inventándose temarios nuevos para satisfacer las exigencias de los jubilatas.
    Y además, ella que es una mujer culta pero bastante tradicional, ha hecho amigos impensados, como algún nacionalista furibundo con cárcel incluida, lo que para el Pais Vasco es toda una proeza además de algo muy saludable.
    Intercambio de opiniones, se llama.

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  8. Ay, jajajaja, ay... espera que me limpio el lagrimón, ¡me he reído mucho con tu conversación madre-hija! :D
    Yo también pertenezco al grupo de las que piensan que estudiar es un privilegio (bueno, ahora, hace 15 años no lo tenía yo tan claro, jajaja) y la verdad es que a mis compañeros de Uni (pipiolines con cuerpos recién estrenados) les parezco marciana :D
    La receta no te la perdono, que dentro de nada empiezo yo también el cole y me va a ir de perlas tener desayunos-on-the-run a mano ;)

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  9. jajajajajajajajajajajajaja Qué bueno lo de Santa Madre!. Lo mal que lo tuvo que pasar hablando con su ingratísima hija con la boca llena de tortellinis. jajajajajajajaja
    No habrá receta, pero lo que me he podido reír...
    Un besoteeeee

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  10. Nunca es tarde si la dicha es buena! me alegro por ella! Un petó!

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  11. Muy bueno tu post.Me he reído mucho con él.Un bico de La ratita en la cocina.

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  12. Hehehe, mezclar mujeres de tu familia de una cierta edad con vibradores siempre resulta gracioso. A una amiga mía le regalaron uno enorme de color negro, y un día, su abuela, ordenándole el cuarto, lo encontró y le fue con el aparatico preguntándole qué era. La pobre no sabía qué contarle entre carcajadas incontenibles, al ver a su abuela con un vibrador gigantesco en mano ^_^
    Pero bueno, que como siempre nos quedamos en la anécdota (y más si hay falos por enmedio): lo realmente importante es el entusiasmo de Santa Madre yendo a la universidad.

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  13. Ja ja ja..que buena ...ayyyy como me has hecho reir...que bien..

    un besote

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  14. ¡Qué pena que mi madre no parece interesada en apuntarse a alguna conferencia similar! No podré tener una charla como esa nunca!.

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  15. Por cierto que sepas que te enlace en mi facebook
    http://www.facebook.com/home.php#!/nieves.diego
    Gracias

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  16. holaaaaa

    no sabes lo que he echado de menos esas cacajadillas de buena mañana!!!

    si no te parece mal, te pongo un enlace en el facebook, asi, cuando lances tu primer libro de relatos cortos erotico-festivo-culinarios ya te conocera media humanidad

    :-))))))))))

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  17. jajaj, Monsuier M debe alucinar, jajaja, lo que es seguro es que no se puede aburrir a tu lado. Me encantan tus recetas, pero con relatos como estos, te perdono que pongas excusas para no publicar ;)

    Salu2, Paula
    htp://conlaszarpasenlamasa.cultura-libre.net

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  18. esto es ficción, ¿no? jajajajajaja
    Mira, deberías escribir un libro, te juro que sería la primera en comprarlo!!!!!

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  19. Jajajajaj...de tal palo tal astilla!! sois geniales las dos!!! me alegra mucho que tu madre este tan ilusionada

    Un besazo!!

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  20. ¿Esa conferencia habrá sido con fines de "educar sexualmente" o pura maldad por parte de la psicóloga? Me la imagino partiéndose de risa al ver la cara estupefacta de tu madre y demás compañeros. Excelente post ¡Como de costumbre!

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  21. para vibradores los que hay en este sexshop
    que acabo de encontrar. Santa madre!!

    bexitos!

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  22. Al fin tengo un rato para responder a los comentarios.

    Ivana y Luisa: no veais lo que me alegra el día saber que le alegro el día a alguien. Me hace sentir de utilidad pública.

    Marisa: qué de material para futuros posts navideños...

    Miriam: eso digo yo. Mira, yo crecí sin Internet...

    Ginebra: es verdad. En una sola conferencia mi Santa Madre ha aprendido cosas más útiles que servidora en un par de años de licenciatura.

    Mai: mujer, dale tiempo para asimilar tanta información. Y ahora mismo estoy zampando una tostada, y este tema de conversación como que va mal con el desayuno... :-)

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  23. Pombolita: aquí hace ya mucho que existen este tipo de universidades, y la iniciativa me parece estupenda. Como bien dices tú, tiene efectos beneficiosos insospechados (en el caso de mi Santa Madre, aún más insospechados).

    marona: mujer, siento lo de la receta (no, no hago copias de seguridad de todo, sólo de lo que considero importante), pero si supieras qué vida llevo ahora mismo (justamente, muy on-the-run), estoy bastante contenta de haber podido publicar algo. Porque no creo que sea capaz de hacerlo todas las semanas. A veces duermo :-).

    Laubè: vaya, parece que al final hasta echáis de menos las recetas. Qué mal pensada soy, que estaba convencida de que pasabais por aquí sobre todo para leer chascarrillos... :-)

    Cuina vermella: uhm, sí, pero no sé... muy llena de dicha no parecía, en ese momento... a lo mejor si le hubieran dado unas muestras gratis para llevarse a casa...

    Ratita: qué bien, eso de hacer reír. Un saludo.

    Ander: es verdad, con esta materia prima es imposible no reír. Es como combinar niños de menos de ocho años y una botella de licor de melocotón, o animales de compañía y un documental en la tele. Espera. no. Igual lo de los animales es pasarse :-D.

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  24. Núria: a mí cuando me dicen que hago reír me hacen sentir como una rock star. Así que gracias a tí.

    Nieves: pues no sé... yo podría prescindir de ese tipo de charlas con mi Santa Madre... no sé lo que diría Freud, pero comer con una imagen mental de tu progenitora sosteniendo un enorme juguete de látex rosa en la mano fastidia un poco el apetito :-). Llámame anticuada.

    JB: gracias, hombre. Y te contrataré como agente ;-).

    Paula: no creas, monsieur M. ya está muy curtido, no alucina con casi nada. El pobre.

    Ajonjolí: te sorprendería la proporción de realidad en ciertas de mis ficciones, y la proporción de ficción en mi realidad. No pienso hablar ni bajo tortura ;-).

    Maïte: lo principal es justamente que Santa Madre está ilusionada con sus clases. Eso mola :-).

    Alicia: vete a saber... mira que hay mucha sexóloga en cruzada por ahí... o a lo mejor comenta estas conferencias mientras cena con su pareja, y se les cae la cabeza de reírse a los dos...

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  25. Ana: pues son muy elegantes, muy "design". Vamos, ni glitter, ni cutres reproducciones anatómicas. Casi se pueden dejar encima de la mesa de café. Parecen diseñados por Alessi. :-)

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  26. Genial !!
    ¿Que les pasa a nuestras santas madres?
    El otro día una amiga me contó que su madre le había pedido que le comprara un "tanga". El caso es que esta madre casi no puede andar y la persona que la cuida le hace masajes y claro unas bragas tamaño XXL, no iban bien, necesitaba el tanga. (El cuidador es un chico guapo, guapo )

    saludos

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  27. Buenísimo, los Objetos Vibradores No Identificados,por favor no dejes de escribir, aunque estés cargada de tranajo y el ordenador se funda.
    Besos

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  28. Lo que me he reido... Gracias, echaba de menos tus historias y tus recetas.

    Lo de la universidad para mayores está muy bien. Si es que una no se hace vieja (de mente) si sigue siendo curiosa. Lo bueno es seguir aprendiendo toda la vida. Mi madrina que tiene 90 años dice que no se quiere morir sin ver las cataratas de Iguazú. La señora se ha recorrido medio mundo pero le faltan años para lo que no conoce ¡Bendita curiosidad!
    Saludos

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  29. Cecilia: estas madres se nos están despendolando, Cecilia. Y ya era hora, proclamo.

    Cris: bueno, ya he fundido dos en un mes, mi récord hasta ahora. Tomo tu comentario como un super-cumplido de alguien a quien le gusta leerme. Pero si estoy cargada de trabajo, me tomo una pausa de blog. Y no sin tristeza, porque me encanta escribir. Pero esto no me paga la hipoteca de la barraca, y tú ya sabes tan bien como yo el trabajo que supone escribir y hacer las fotos (¡y las recetas!) para publicar :-).

    María: Completamente de acuerdo. Envejecer es dejar de tener curiosidad y ganas de hacer cosas nuevas. Tu madrina es de esas personas mayores que nunca serán viejas.

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  30. Madre mía, en el trabajo riendo a carcajada limpia, porque en algunos aspectos me recuerda a mi madre una barbaridad. Lo de seso sin equis, es lo mismito que dice mi madre, jajaja. Que genial eres!

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