domingo, 18 de noviembre de 2012

Los 50 libros que hay que leer antes de morir. O antes de dormir.



Sí. OTRO post sin receta. Los golosos no estáis de suerte. Sigo trabajando a ritmo inhumano y el horno de Muffin Manor está ahí, triste e inactivo, pero he pensado que este post podría interesar a otro tipo de glotones: los literarios. Los que me leéis desde hace un tiempo recordaréis que este blog, entre las muchas tonterías que cuenta, se permitía de vez en cuando recomendar lecturas. Lecturas ligeras, nada serio ni con pretensiones literarias, novelas con crímenes y recetas de tartas en su mayor parte. 

Hace tiempo un amigo resurgido de un pasado lejano y español, me escribió pidiéndome recomendaciones de lectura. Como ese amigo en cuestión parece confiar extrañamente en mi criterio (lo de extrañamente es porque ambos conocemos a gente mucho más -y mejor- leída que yo), me sentí inmediatamente abrumada por la responsabilidad.  Me puse manos a la obra, seria y aplicada, intentando superar los dos problemas principales: mi amigo es un hombre de mi edad (vamos, joven), pero un hombre, no obstante. No es culpa suya, nació así. Y como lo perdí de vista décadas enteras, (la última vez que nos hablamos creo que él debía tener unos tiernos dieciocho años), pues en realidad no lo conozco bien, no sé quién es ahora. Y yo tampoco leo lo mismo que en aquella época. 

Para los que ya estáis mesándoos el pelo, acusándome de sexista delante de vuestros ordenadores, os diré que, siendo muy consciente de que esto es una generalización, y como todas las generalizaciones no vale gran cosa, con el tiempo he podido constatar que los hombres y las mujeres no leen las mismas cosas. No exactamente. No todo el tiempo. Yo nunca me he extasiado sobre la obra de Jane Austen en una conversación con un miembro del sexo opuesto. No con uno heterosexual, en cualquier caso. Espero impaciente el día en que pueda hacerlo, creo que le pediré que se case conmigo. Pero por eso publico esto hoy: para aprender, para que me derribéis tópicos y, sobre todo, para qué ocultarlo, porque no sé qué leer últimamente.

Así que como a todos nos gusta jugar a hacer el palmarés de «Los 50 libros que hay que leer antes de morir» (o los 100, o los mil), os voy a pedir que me escribáis el vuestro en los comentarios. No tienen por qué ser 50 ni cien libros, sólo escribir los libros que os han marcado ya es estupendo. Pero si queréis tomaros la molestia de escribir una lista más larga, pues genial. En realidad a mí esto de la lectura «obligatoria» para hacerse con una cultura me pone de los nervios... uno lee porque la vida sola, sin libros, es un coñazo, por no hablar de las salas de espera y de los autobuses... uno lee -y escribe- porque la realidad no es suficiente.

Una advertencia: leed mi lista sin juzgar, como yo leeré las vuestras. La mía la he escrito con la mayor honestidad posible, intentando no incluir ningún título que no me haya dejado un recuerdo bueno e imborrable. Vamos, que no aspiro a impresionar a nadie. No hay nada original ni quizá -piensen los puristas- particularmente bueno. Sin embargo, he hecho un poco de selección: he dejado fuera de la lista la enorme cantidad de libros policiacos y otros engendros que me han hecho disfrutar horrores (como, yo qué sé, las novelas de Charlaine Harris), e intentado limitarme a lo que se puede llamar literatura. La idea no es impresionarnos mutuamente con nuestra deslumbrante cultura: la idea es proporcionarnos horas de agradable lectura de autores que no nos hubiera dado por descubrir solos.

Guardaos para vosotros los psicoanálisis de aficionado y los patrioterismos. Lo digo por la anglofilia manifiesta que deja entrever mi lista de favoritos, y la patente ausencia de autores hispanos, así como por mi amor evidente por la novela gótica y las historias de amor tumultuosas y decimonónicas. No empecéis a escribirme comentarios sobre si desprecio las letras hispanas, por favor. Si empezáis a sacar conclusiones sobre mi persona, podéis meteros las conclusiones donde os quepan. Yo lo único que quiero es leer. Y si nos descubrís algo nuevo a todos, incluyendo a mi amigo, os adoraremos por ello.

Ahí va:

•  «Miedo a volar», de Erica Jong. Mi revelación feminista (infinitamente más divertida que la petarda de Sylvia Plath). Si lo releyera ahora quizá me parecería muy malo, pero como me marcó tanto no quiero estropearlo. Lo mantengo en el recuerdo.
«Cumbres Borrascosas», de Emily Brontë
«Jane Eyre», de Charlotte Brontë
«Tess de Uberville», de Thomas Hardy (la traducción del título desanima, lo sé)
«La letra escarlata» y «El romance de Blithedale», de Nathaniel Hawthorne
«Orgullo y prejuicio», de Jane Austen. Para chicas (sí, por mucho que digamos...) o para caballeros bastante románticos.
«A Long Fatal Love Chase», de Louisa May Alcott (sí, sí, la autora de «Mujercitas»... imagino que una se queda enganchada a sus primeras lecturas). Lo peor es que no recuerdo si lo leí en inglés o en español, pero no encuentro ninguna edición traducida. En cualquier caso, largo, melodramático, lleno de amores tormentosos. Seres dotados de testosterona abstenerse. Seres dotados de estrógenos abstenerse si no sentís una fascinación extraña por desenterrar novelas del siglo XIX que no le gustan a nadie.

AMORES PROHIBIDOS (SIEMPRE INTERESANTES)
«Lolita», de Vladimir Nabokov
«El amante», de Marguerite Duras
«Doctor Zhivago», de Borís Pasternak
«El amante de Lady Chatterley», de D. H. Lawrence
«Maurice», de E. M. Forster

PARA ECHARSE UNAS RISAS
«La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey», de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows. Entrañable. El libro que te recuerda tu amor por los libros.
«Sin noticias de Gurb», de Eduardo Mendoza
«Ensayos (o cuentos, depende de la edición) humorísticos», de Mark Twain.
«Un yanqui en la corte del rey Arturo», de Mark Twain. El clásico recomendado desde siempre es «Las aventuras de Tom Sawyer», pero a mí me divirtió mucho más éste.
• Cualquier libro de la serie «El pequeño Nicolás», de René Goscinny
«La reina y yo», o cualquiera de la serie «El diario secreto de Adrian Mole», de Sue Townsend
«El diario de Bridget Jones», de Helen Fielding. Sí. Indispensable.
«Cómo hacer el amor con un negro sin cansarse», de Dany Laferrière (autor quebequés)

UN POCO DE NOVELA INQUIETANTE Y ALGÚN CRIMEN QUE OTRO
«Drácula», de Bram Stoker
«Frankenstein», de Mary Shelley
«El extraño caso de Dr. Jeckyll y Mr. Hyde», de Robert Louis Stevenson.
• Cualquier cuento de Edgar Allan Poe, especialmente «El corazón delator», «La caída de la Casa Usher» y «Berenice».
«El retrato de Dorian Gray», de Oscar Wilde
«Otra vuelta de tuerca», de Henry James.
• Cualquiera de Dickens. Entre los deprimentes, mis favoritos son «Oliver Twist» y «La tienda de antigüedades», aunque un profe de literatura te recomendaría «Casa desolada». Entre los que dan ganas de vivir, sin duda mi favorito es «Canción de Navidad», aunque los «Papeles póstumos del Club Pickwick» también me gusta.
«Las aventuras de Sherlock Holmes», de Arthur Conan Doyle. Por supuesto.
«El nombre de la rosa», de Umberto Eco.
«El secreto», de Donna Tartt. Advertencia: esta novela no es la clásica policiaca con mucha acción. Tartt no abruma con hechos, a ella le gusta inquietar al lector con atmósferas. Es posible que te resulte soporífera. A mí me gustó.

FANTASÍA Y CIENCIA FICCIÓN (Estoico Hermano es en gran parte el culpable de que esto forme parte de mi lista)
«Dune», de Frank Herbert. Esencialmente los dos primeros. Después estira demasiado la saga
«Memorias encontradas en una bañera», de Stanisław Lem
«El hobbit», de J.R.R. Tolkien.
«Harry Potter». TODA la serie. De J.K. Rowling
«Las crónicas de Narnia». Al menos el primero: «El león, la bruja y el armario». De C. S. Lewis

ESOS QUE ME GUSTAN Y NO SON CLASIFICABLES... MELANCOLÍAS Y NOSTALGIAS VARIAS
«La muerte y otras sorpresas», «Despistes y franquezas» de Mario Benedetti (en realidad, cualquiera de Benedetti) y su inventario de poesía.
«El libro de los abrazos», de Eduardo Galeano
• Poesía de Cesare Pavese
• Poesía de Walt Whitman (sí, sí, yo solía leer mucha poesía... *suspiro*)
«Matar un ruiseñor», de Harper Lee
«La cabaña del tío Tom», de Harriet Beecher Stowe
«El animal moribundo» y «La mancha humana», de Philip Roth
«Retorno a Brideshead», de Evelyn Waugh
«Nunca me abandones» y «Lo que queda del día», de Kazuo Ishiguro
«Sangre de mi sangre», de un canadiense: Alistair MacLeod
«Un árbol crece en Brooklyn», de Betty Smith

MALA VIDA (esta fase se me pasó hace mucho, pero siempre viene bien acordarse...)
«Trópico de Cáncer», de Henry Miller
«El Diario de Anaïs Nin», de la autora homónima
«Música de cañerías», de Charles Bukowski
• Jean Genet... etc.

Y, BUENO, LOS CLÁSICOS...
«La montaña mágica», de Thomas Mann
«El perfume», de Patrick Süskind
«Encender un fuego», «Colmillo Blanco»... todo Jack London.
• Boris Vian
• Colette
• Pat Conroy. Prácticamente cualquiera, tanto las novelas sureñas como en las que habla de educación. Mantengo que este hombre va a ser un clásico de la talla de Tennessee Williams o Faulkner. A ver si paran de tratarlo como si fuera un autor de novelas Arlequín.

Estoy segura de que si mañana escribiera otra lista, sería diferente, me vendrían a la memoria otros autores, dependiendo de mi agilidad neuronal del día y de mi estado de ánimo. Pero con esta lista ya hay con qué entretenerse. 

¿Y vosotros? ¿Qué proponéis? Espero vuestras listas.