La parte idílica del otoño quebequés toca a su fin. Este año se termina un poco antes de lo normal debido a los calores tropicales que hemos tenido este verano, que han provocado que toda la vegetación en Quebec acelere su ciclo vital unas dos semanas. En el verano batimos todos los récords de calor, lo cual no impide que nuestro estimado Primer Ministro se castigue las cervicales negando que el recalentamiento del planeta exista, pero claro, es el mismo gobierno en el que algún que otro ministro cree que la evolución de las especies también es un mito. *Suspiro*.
En un país dirigido por un clon de Bush, y sabiendo que me espera un mes de horas de sol muy limitadas, ramas de árboles peladas y temperaturas que empiezan a rozar el cero (y que en noviembre se instalarán en la parte negativa del termómetro hasta abril), no es de extrañar que necesite algo reconfortante. Como todos los años por estas fechas. Y tengo que hacer algo con todas esas calabazas que me traje de La Courgerie.
(Receta -con toque personal- de "Les courges dans votre assiette: recettes de La Courgerie", de Pascale Coutu y Pierre Tremblay)
INGREDIENTES:
- 2 tazas (unos 500 ml.) de calabaza cruda, cortada en dados
- 1 cebolla picada (grande)
- 2 ramas de apio picadas
- 1/2 taza (125 ml.) de dátiles deshuesados, cortados en dados + 1/4 de taza para la guarnición
- 1 litro de caldo de pollo (o de verduras, si sois vegetarianos, el mejor caldo vegetal para esta crema sería el de garbanzos)
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva
- Queso azul fuerte (Cabrales, si vivís en España, o un Bleu Bénédictin si me leéis desde Quebec)
- Sal y pimienta al gusto
ELABORACIÓN:
En una cazuela bien profunda, sofreír la cebolla y el apio hasta que estén blanditos y transparentes; añadir la calabaza cruda y seguir removiendo de vez en cuando. Cuando la calabaza se haya impregnado bien de aceite y cebolla, incorporar los dátiles y sofreírlo todo un par de minutos más. Echar la sal y la pimienta.
Añadir el caldo (yo lo hago siempre en frío, porque cuando cocino generalmente no tengo prisa, pero si queréis acelerar la receta, podéis calentar el caldo previamente en el microondas) hasta cubrir los ingredientes, y poner a hervir a fuego medio. Cuando empiece a hervir, bajar el fuego y dejar hacer a fuego lento. La calabaza estará hecha en una media hora, aunque eso depende de la variedad y de lo fresca que sea. Cuando podáis pincharla con un tenedor, apagar y dejar enfriar un poco.
Pasar por la batidora hasta obtener una crema untuosa y lisa (no os dejéis intimidar por el color amarronado que le darán los dátiles). Servir salpimentada y bien caliente, con una guarnición de queso azul desmigado por encima y daditos de dátiles. Esperar a que el queso se funda un poco y mezclarlo bien con esta crema dulce-salada. Mirar el cielo gris y la lluvia por la ventana y constatar que ambos os importan un pimiento.
Si señor! sopaterapia! la mejor medicina para los males del cuerpo y del alma. Y cuando son alegrías pues también que hay que terapiar con todos los estados anímicos. Sabes que por aquí nos ha pasado un poco lo mismo? este año se adelantó mucho la calabaza y además, ha sido una cosecha muy mala. Un verano demasiado caluroso y seco. Las plantadas en el jardín las recogimos en agosto y muy pocas. Hubo que repartir ya que no llegaba una pieza para cada casa... así que entre las pocas calabazas que nos hemos llevado y que los adornitos de navidad este año han entrado antes que nunca (el 1 de octubre se puso a la venta todo el material navideño) te juro que ando un poco perdida. Con lo que me gusta el otoño y poco me están dejando para disfrutarlo a gustico, como tiene que ser...
ResponderEliminarBueno, siempre nos quedará la sopa,
Besos
¡Arantza! Estoy en Cambridge, Inglaterra, haciendo una estancia en archivos para la tisis, y creo que esta sopaterapia me va venir también muy bien a mí..: no es que rocemos el cero, pero hace fresquete, y no sé dónde me han escondido el sol, estos ingleses. A ver si encuentro dátiles y un buen queso azul.
ResponderEliminarBesos.
Que rico la sopaterapia. Me gusta esta sopa. Bss.
ResponderEliminarMaite (Mai): vaya, parece que las estaciones andan trastocadas en todas partes. Menos mal que aquí tenemos Halloween , Mai. Porque si no, me temo nos harían lo mismo, darnos la tabarra con los papanoeles desde octubre. Eso sí, el 1 de noviembre las tiendas abren la veda. Uf.
ResponderEliminarAnder: ¿Cambridge? Me pudrrrrrro de envidia, Ander chéri. Tu "tisis" te lleva a investigar a los sitios más chulos. Es verdad que esta sopa puede sacarte del alma la grisura-humedad del otoño británico. Besos envidiosísimos (esta mañana he visto ua fotico tuya en el facebook de J., y me sigues pareciendo extremely handsome :-), si me permites la indiscreción).
Arantza, mi niña, clones de ésos tenemos por todas partes, no sólo ahí. La verdad es que la ignorancia y la negación de la evidencia son tácticas de muchos políticos que creen que repetir 100 veces no hace que la realidad se convierta en lo que ellos quieren. Ignorancia y prepotencia. Ganas de no abandonar el sillón.
ResponderEliminarPero tu sopa es realmente deliciosa... No quiero chincharte, pero ayer estuve en la playita y hacía un solecito... jejejejejeej
Un besoteeeeeeee
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAy es que el tiempo esta loco loco...aquí un día calor y el otro un frío que no veas, y ahora que la necesitamos va y se nos estropea la caldera y con ello la calefacción...vamos un desastre y hasta mañana que no vienen.....suerte de esta sopita que bien calentita se me pondrá de maravilla...
ResponderEliminarun besazo
Ups! y mi mensaje??? pos nada otra vez:
ResponderEliminarQue sopera más chula!!! como mola!! jajajajajajaj....
Oye, y las sopa estará igual de buena sin datiles??, es que a mi los datiles ni fú ni fá, pero vamos que si dices que hay que comerlos se comen y punto!!
Deliciosa esta sopa, de mañana no pasa que vaya al mercado a buscar una para hacer tu receta ahora que ha empezado el frío y apetecen cosas calentitas ¡¡ Además es Hallowen!!. Besicos.
ResponderEliminarque rica crema de calabaza seguro que todo un alimento para alegrar el cuerpo y el alma en estas epocas Otoñales.
ResponderEliminarSaludos
Olguis.
Soy adica a las sopas y cremas.
ResponderEliminarY adoro la calabaza.
Te ha quedado de fábula esta sopa, pero ese juego para servir la sopa me ha enamorado, y que decir de tus fotos son magistrales.
Besos
También se puede agarrar una mantita y salirse al porche a tomarla en esa mecedora, ¿no?
ResponderEliminarSi estuviera en España, yo le pondría queso Picón, aquí Blauschimmelkäse.
Parecer ser que en politiqueo, en todas partes cuecen habas. Otra razón más para olvidar el mundo y salir al porche a tomar cremita.
Qué pintaza, Arantza, y qué sinfonía de tonos anaranjados! Da alegría sólo mirar las fotos. Se nota que la naturaleza sabe compensar las grisuras del otoño. Ñam!
ResponderEliminarAy, qué cosas me dice usted, quite, quite, que aún me lo voy a creer ^_^'
ResponderEliminarUauuu que crema más rica y que fotografías tan preciosas de las calabazas!!!Un besito
ResponderEliminarLaube: vaya, veo que la clase política se deteriora en todas partes... ¿y quién los elige, eh? ¿quién? (eso es lo que digo cuando la familia se queja, que se acuerden de toda esa insatisfacción el día de las elecciones :-)
ResponderEliminarMira, lo de la playa me chincharía en marzo, cuando estoy hasta el gorro (de lana) del invierno. Pero ahora, la verdad es que no. Me gusta el otoño. Y hemos pasado calor de sobra, lo suficiente como para estar contentos de que llegue el fresco.
Núria: Mira, aquí este año el calor ha producido una cosecha estupenda. Pero en cambio las hojas de arce han cambiado menos de color, probablemente porque no ha llovido suficiente. Se han caído antes de volverse completamente rojas. Y la calefacción ya la hemos probado (y funciona todas las mañanas y todos los anocheceres), porque ya andamos a un gradito por las noches y no es cosa de esperar a que haga 20 bajo cero para darse cuenta de que no funciona ;-).
Maïte: mujer, no "hay que" comer nada, si no te gusta. Ésto no es una religión. Si no te van los dátiles, echa un vistazo a una cremita de coliflor que hice el otoño pasado en la cocina montrealesa, con un chutney de pera para acompañar. La acidez de la fruta y el sabor poderoso del queso azul le van estupendamente al dulzor de la calabaza.
Gnomito,Olguis y Fresaypimienta: sí que es una buena receta para estas fechas. En cuanto baja la temperatura, yo abro la veda de las sopas.
Margot: magistrales, jo, es mucha palabra para calificar a mis fotos. Me hace ilusión que te fijes en la vajilla, por aquí es fácil encontrar estas cosillas con motivos otoñales, porque se celebran Halloween y la Acción de Gracias. No dejan de llamarme la atención, aunque hace ya más de una década que vivo a este lado del charco.
Noema: mira, qué cosa, yo lo de sentarme fuera cuando hace fresco no lo practico mucho tiempo (el tiempo de una taza de té, como mucho). Soy friolera, y si estoy fuera, tengo que moverme. Aunque después de una subida al monte, cuando llegamos arriba todos rojos, ahí sí que me gusta cuando nos sentamos en una "piedra con vistas" y monsieur M. abre el termo y me sirve una sopita (el tío va al monte equipadísimo, como tu Herr H. :-).
Aracne: jo, cómo me gusta eso de que mis esfuerzos por llevaros un soplo del otoño canadiense sean apreciados :-). Es verdad, eso de que la naturaleza compensa. Se apaga el cielo (ahora anochece hacia las cinco y media), se encienden los árboles.
Ander: coquetón. :-D
ResponderEliminarMmmmmm, que rica. Me acabo de comer un plato de tu crema acogedora y me ha sabido a gloria, con un poquito de queso de cabrales derritiendose... exquisita. Esta receta me la copio para mas ocasiones, la pienso repetir.
ResponderEliminarEste fin de semana ha empezado el invierno aquí, y ya que tenía calabaza hice esta sopa. ¡Deliciosa, absolutamente reconfortante! Después siesta en el sofá y a hibernar durante dos días. :)
ResponderEliminar