sábado, 25 de diciembre de 2010

Un cuento de Navidad montrealés: Navidades de bolsillo (Parte 4). Christmas Plum Pudding.

-"¿Cómo os habéis enterado de que estábamos aquí?" Pregunto, mientras indico a Jules con un gesto dónde puede colgar la parka.

Jules, la cara enrojecida por el frío y una sonrisa jovial, saluda a monsieur M. y a Dan con un apretón de manos y unas palmaditas en el hombro. Monsieur M. se dirige a la nevera portátil y vuelve con una cerveza. Nunca entenderé por qué esta panda de locos adora la cerveza fría cuando vienen de un exterior a quince bajo cero.

-"Esta mañana he pasado por vuestra casa, para un cafecito espontáneo, y cuando he visto que no estábais, pensaba en volver por la tarde para felicitaros las fiestas, cuando justo he visto a vuestra vecina que salía de su casa. Me ha explicado que os habiais ido un par de días, ha mencionado un chalet, me he acordado del de Dan y le he llamado por teléfono. Voilà." Explica, jubilosa, Lady D. -"Jules y yo hemos traído un montón de cosas ricas: paté de pato a la naranja, champagne, quesos, pan... nos falta algo de postre. Pero para eso confiamos en tí." Me estrecha en sus brazos, me frota amistosamente la espalda y me deja incapaz de oponer resistencia. Monsieur M. mira a Dan con sarcasmo, y vocaliza, sin hacer ruido: -"Gracias." Dan se encoge de hombros.

-"Bueno, no había previsto, uhm, nada de postre--"

-"...y alguien se ha comido todos los scones" me interrumpe monsieur M., lanzando una mirada rencorosa a Dan, que se limita a poner su cara más inocente,

-"...y claro, existe el ínfimo detalle de que no tenemos horno", prosigo ignorando una vez más a monsieur M.,  -"pero disponemos de mucho pan, frutos secos y huevos... con un poco de alcohol para macerar las pasas y el resto de las frutas, puedo hacer un pudding de Navidad tradicional inglés...", pienso en voz alta. La idea de una Nochebuena romántica apartada de mi mente con resignación (más o menos), acepto que vamos a celebrarla en grupo. Y mi cerebro está lanzado en modo estratégico. Supongo que es la costumbre de llevar la intendencia de cocina.

-"El alcohol no es problema", dice Dan, con cara de pillo, blandiendo una botella de scotch. -"He encontrado las reservas de tu hombre." Monsieur M. se apresura a intentar quitarle la botella de un zarpazo, pero Dan es más rápido y la pone fuera de su alcance.

-"Pero la falta de horno... ¿no va a ser un problema?" pregunta Lady D.

-"No, el plum pudding se cocina al baño maría. Normalmente uso un molde especial, con tapa hermética, pero creo que metiendo una cacerola pequeña dentro de una cazuela más grande podría arreglármelas. Se  llama plum pudding, pero la receta tradicional no lleva ciruelas. Aunque mi versión sí. Los nombres de las cosas deberían de ser representativos." Digo, doctoral. Y me pongo a buscar cacerolas.

-"Cierto. Como "navidades románticas en el bosque", gruñe monsieur M. Me vuelvo y lo miro, llena de censura. Él suspira y ayuda a Lady D. con su mochila. Los dos se ponen a organizar dónde van a dormir las visitas.

Al cabo de un rato, el fuego ruge en la estufa, el pudding cuece tranquilamente en la cacerola, Lady D. tararea por lo bajo villancicos mientras corta pan para tostar, Dan asa castañas en una sartén e intercambia bromas con monsieur M. y Jules nos ha servido una taza de vino caliente y especiado. El ambiente cálido y el buen humor de las visitas parecen haber aplacado a monsieur M., que ríe con esa risotada suya que hace temblar las vigas del techo, cuando llaman a la puerta a grandes golpes. Con una sensación de déjà vu, abro la puerta.

-"¡Jo, jo, jo! ¡Feliz Navidad!" Una oleada de aire frío y un corpachón enorme se me echan encima. No, no es Papá Noel. Es mi cuñado, Cuñado Lascivo, el hermano mayor de monsieur M. Aparte de la constitución y el legendario ancho de tórax de los hombres de su familia, Cuñado Lascivo no tiene gran cosa en común con su hermano. Su estrecho abrazo me saca todo el aire que tenía en los pulmones, y me asfixia momentánemamente. 

Monsieur M. viene al rescate, obligándole a moverse para cerrar la puerta, cuando en el umbral aparece Cuñada Autoritaria, mujer de Cuñado Lascivo, que le dice con una sonrisa torcida: -"Cariño, déjala que respire." Mientras echa sin mucha ceremonia en los brazos de monsieur M. unas bolsas llenas de lo que parece ser comida, se dirige a él: -"Espera, no cierres. Ahí vienen los demás." Y añade su enorme parka a la pila que ya llena los brazos de mi confuso marido. -"Cuélgame esto, anda."

-"¿Los demás?" Pregunta monsieur M.

Cuando consigo zafarme de mi cuñado y ver más allá de su pecho, veo que entran en tromba Flaming-Hot-Sister, (hermana de monsieur M.) y Fornido Sobrinazo 1, uno de los dos sobrinazos gemelos, los fornidos retoños de Cuñado Lascivo y Cuñada Autoritaria. Monsieur M. y yo nos miramos, boqueando como peces, de puro asombro. Cuando creo que ya no va a entrar nadie más, veo que detrás del sobrinazo llegan una jovencita adolescente de enormes ojos azules y cara de Barbie, y un hombre desconocido de mediana edad.

Mientras monsieur M. y yo recogemos las parkas de las manos de los recién llegados y las vamos apilando en el suelo, bajo los colgadores (que ya están llenos), todo el mundo da besos y apretones de manos a todo el mundo, y se llevan a cabo las presentaciones. Fornido Sobrinazo 1 me presenta a la jovencita rubia, rodeando sus delgados hombros con un brazo gigantesco y posesivo: -"Mi novia, Jolie, que pasa las fiestas con nosotros." Hago lo que puedo por saludar lo más amablemente posible a esta chica con aspecto de muñeca, intentando ignorar el volumen increíble de las múltiples conversaciones que de repente llenan por completo esta minúscula y -no hace tanto tiempo- solitaria cabaña. Flaming-Hot-Sister se acerca del brazo del hombre de mediana edad, y lo presenta como Guy, "un buen amigo", y un guiño que acompaña la presentación me indica que su última cita al fin dio resultado. Guy, un hombre menudo, bajito y medio calvo, con cara amable y aspecto tímido, sonríe de forma inofensiva mientras me da la mano.

Mientras yo me pongo en modo anfitriona (puro automatismo), y empiezo a buscar algo que pueda servir como asiento a tanta gente, oigo a monsieur M., mucho menos ceremonioso con su clan, que pregunta con su voz estruendosa: -"¿Quién os ha dicho dónde estábamos?"

Cuñado Lascivo pellizca con desenvoltura una nalga de Lady D., que pega un salto sorprendido, y responde: -"Flaming-Hot-Sister no conseguía hablar contigo, M., tu móvil parecía desconectado, así que ha llamado a Lady D., que le ha explicado que probablemente donde estabas no hay cobertura, y nos ha enviado a todos un mapa para llegar hasta aquí. Hace siglos que tenía ganas de volver a sacar la motonieve, y ¡ha sido la ocasión perfecta!", termina, muy contento. Y da otro pellizco a Lady D., que inmediatamente se aleja de él todo lo que permite el espacio restringido de esta sala llena de gente. Cuñada Autoritaria le lanza una mirada aviesa.

Monsieur M. y yo nos miramos brevemente a los ojos y experimentamos esa comunión de sentimientos perfecta que ocurre en las parejas de vez en cuando: los dos queremos retorcer el cuello de Lady D. y enterrarla detrás del chalet.

-"Fornido Sobrinazo 2 nos ha traído a Jolie, a mí, a Guy y a Fornido Sobrinazo 1 en su pickup-monstruosamente-super-todoterreno. No pensaba  que pudiéramos llegar hasta aquí, pero lo hemos conseguido", dice Flaming-Hot-Sister, mientras enciende un cigarro. Monsieur M. le quita inmediatamente el cigarro de un tirón y gruñe, visiblemente de malas pulgas: -"Ni hablar. Afuera. Necesitamos todo el oxígeno disponible. Especialmente con este llenazo." -"Vaale, hombre." Replica su hermana, -"¿Qué se bebe aquí?" mirando alrededor.

Dan sirve un vaso de tinto a Flaming-Hot-Sister mientras yo digiero la información: -"Si el que os ha traído es Fornido Sobrinazo 2, eso quiere decir--" La puerta se abre de par en par, dejando entrar una nueva ráfaga de aire helado. La tranquila nevada parece haber arreciado.

-"Creo que voy a apagar el fuego. Total, la puerta lleva abierta la mitad de la noche", masculla monsieur M.

-"La proximidad también sirve para mantenerse calentitos", dice Lady D., arrimándose un poco a Jules.

Fornido Sobrinazo 2 anuncia a grito limpio: -"¡Echad un vistazo afuera!". Su monstruoso camión tiene todos los faros encendidos, incluídos los de encima de la cabina, que se usan para la caza nocturna. Cegados por la luz que invade la cabaña, monsieur M. y yo pestañeamos como ciervos paralizados en medio de la carretera. Miro por la ventana y descubro con estupor que Fornido Sobrinazo 2 tiene un enorme generador en la caja de la camioneta que funciona a plena marcha, y ha enchufado unas luces navideñas con las que ha decorado el abeto más cercano a la casita. Oigo un ruido mucho más fuerte que el ya ruidoso motor del generador, y distingo música rap a todo volumen: Fornido Sobrinazo 2 ha venido bien equipado, ha traído también un enorme CD portátil, y lo ha encendido en el porche. Entra con paso de elefante y anuncia a todo pulmón: -"¡También he traído el karaoke!" Mientras se quita las botas gigantescas (¿qué demonios han comido estos chavales en la infancia? los dos tienen aspecto de luchadores profesionales que han pasado la gestación marinando en esteroides) olfatea los olores de la cocina y suelta: -"¿Qué se come aquí?" Empiezo a constatar un cierto parecido de familia.

-"No tenemos pavo." Lanzo, con la esperanza de que la ausencia de carne los desanime a todos y se vayan.

-"Eso se arregla rápido. Ahora mismo te mato algo", bromea Dan, cogiendo su carabina, que reposaba apoyada en la pared.

-"Empieza por mis sobrinos. Son los que más comen." Rezonga monsieur M.

-"Tenemos muchas cosas para picar. Hay para todos." Dice la eternamente optimista Lady D.

-"Y después de cenar karaoke y... ¡he traído el BINGO!" Anuncia Flaming-Hot-Sister, alborozada. Con el alborozo olvida la prohibición y enciende un cigarro. Echa una bocanada de humo hacia Dan, que agita un poco la mano delante de la cara.

Decido dejar de hacer la anfitriona, que cada uno se las merengue como pueda. Mientras sigue la búsqueda de asientos y Fornido Sobrinazo 1 se aplica a fabricar un banco con una tabla y dos cubos, me voy a vigilar el pudding. Monsieur M. y Dan se acercan al mostrador.

-"Euh, lo siento, chicos. No creía que esto iba a terminar pareciéndose al camarote de los hermanos Marx." Dan hace lo que puede por mantener una expresión contrita mientras se disculpa. Pero se le nota que se lo está pasando en grande.

-"Yo creo que no hay suficiente comida", me dice monsieur M., con ligero aire de desesperación, -"Si nos damos prisa, aún pillamos algo abierto en Montreal."

Miro un momento por encima del hombro a toda esa gente que se agita en la ahora ridículamente pequeña cabaña, sintiendo una fuerte tentación de escuchar a monsieur M. y salir huyendo. -"Karaoke. Bingo." Murmuro, tapando la cazuela del pudding. -"Si alguien propone jugar a las cartas, cojo la escopeta de Dan y me pego un tiro en la boca." 

-"¿Una partidita de brisca mientras se hace la cena?" Oigo decir a Guy.

Dan va a buscar la carabina y me la tiende: -"Hacia arriba, en el paladar. Es lo más eficaz."

Monsieur M. se acerca y me susurra a la oreja: -"Abrígate. Parka, pantalón de esquí y botas. Te espero fuera."

Veinte caóticos minutos más tarde, un poco aturdida, me pongo el abrigo y murmuro algo sobre salir a buscar leña. Excusa inútil, porque dentro del chalet hay un estruendo de mil demonios y nadie me escucha. Fornido Sobrinazo 2 ha metido en casa el enorme CD portátil, está haciendo de DJ con entusiasmo y algo que se parece vagamente a "Feliz Navidad" en versión de los Pitufos Makineros resuena a todo volumen. Lady D. baila con Flaming-Hot-Sister, que ahora encadena un cigarrillo tras otro sin ningún recato y lleva una colilla colgando del labio inferior. Cuñado Lascivo jalea dando palmas, sentado en el banco improvisado, mientras Guy y Jules juegan a las cartas. Cuñada Autoritaria ha conseguido acaparar a Dan y se ha puesto a dar órdenes en la cocina. Fornido Sobrinazo 1 y la bella Jolie se besan con entusiasmo en el sofá, y parecen encontrarse en un punto cercano al coito. Me deslizo discretamente por la puerta.

Fuera, la calma es de un contraste violento con el ambiente dentro del chalet. Miro brevemente por encima del hombro. Por la ventanita de la cocina veo a toda esa gente a la luz dorada de las velas, como si fuera un mural navideño pintado por un artista trastornado. Monsieur M. está sentado en las escaleras del porche, esperándome. La nevada se va calmando. De vez en cuando cae un copo ligero, lentamente. Me siento junto a mi hombretón quebequés y le hago esa pregunta que intento no hacer nunca a nadie: -"Hola. ¿En qué estás pensando?"

Me mira con media sonrisa: -"En cuatro metros cuadrados. Doce personas. Una cama."

-"Ah." Respondo. Y apoyo la barbilla en una mano enguantada. Un copo me cae exactamente en la punta de la nariz. La arrugo un poco hasta que desciende hasta el labio superior. Saco la lengua y me lo como. Minúsculo y húmedo.

Monsieur M. se levanta y me ofrece el brazo. Galante, mi chico. Empezamos a pasear, disfrutando de la tranquilidad. Damos una vuelta entera al chalet, admiramos los abetos con las ramas pesadamente cubiertas de nieve. Si  no fuera por el ruido del generador, hasta el abeto decorado me parecería perfecto. Nuestro paseo se termina delante de la motonieve en la que hemos llegado hace lo que parece un siglo. La miramos.

-"Si salimos ahora, a las tres estamos en casa. Sin correr." Propone suavemente monsieur M.

-"Ya sé." Respondo.

-"Solos." Añade.

-"Sí". Digo.

-"Sin sobrinazos, sin karaoke." Insiste.

-"Sí". Suspiro.

-"Lejos de la horda de locos." Ahora estamos muy cerca de la motonieve.

-"Pero esa horda de locos es la familia." Señalo.

-"Sí". Ahora el que suspira es él.

-"Es gente que nos quiere. Gente irritante, inoportuna, pero que nos quiere". Sigo.

-"Sí". Monsieur M. agacha un poco la cabeza, se mira la punta de una bota, con la que da pataditas a la nieve.

-"Y los queremos".

-"Es verdad." Nuevo suspiro.

-"Y parece que al fin y al cabo, las navidades son eso, estar con la gente que quieres". Concluyo. "Aunque lo que realmente te apetece sea salir huyendo despavorido".

-"Jo. Al final la más zen de los dos vas a ser tú." Monsieur M. me pasa un brazo por los hombros y me da un achuchón. Asi, enlazados, nos encaminamos a la puerta de la casita. El ruido aumenta con cada paso. Nos detenemos en el porche. Nos miramos. La nieve chispea y brilla.

-"Feliz Navidad, monsieur M.", digo, bajito. Y poniéndome de puntillas, le doy un beso.

-"Feliz Navidad, mon p'tit loup." Me estrecha fuerte.

La puerta se abre de golpe. Fornido Sobrinazo 2 vocifera: -" ¿Y aquí cuándo se cena?"

FIN

CHRISTMAS PLUM PUDDING (VERSIÓN CAÓTICA)

INGREDIENTES DEL PUDDING:
(Para demasiadas personas)

• 500 ml. (2 tazas) de frutas secas. Yo uso albaricoques, cranberries secas, ciruelas pasas, un poco de jengibre confitado y pasas de Corinto.
• 125 ml. (1/2 taza) de ron
• Mantequilla suficiente para engrasar el molde
• 375 ml. (1 taza y ½ ) de harina
• 15 ml. (1 cucharada sopera) de levadura en polvo
• 1 pizca de sal
• 5 ml. (1 cucharada de té) de canela molida
• 1 pizca de nuez moscada recién rallada
• 1 pizca de clavo molido
• 4 huevos
• 45 ml. (3 cucharadas soperas) de mantequilla fundida
• 125 ml. (1/2 taza) de azúcar moreno
• 125 ml. (1/2 taza) de melaza, de miel, o, en mi caso, de sirope de arce
• 125 ml. (1/2 taza) de leche
• 250 ml. (1 taza) de miga de pan, picadita en cubos


INGREDIENTES DE LA SALSA:

• 60 ml. (1/4 de taza) de ron
• 125 ml. (1/2 taza) de mantequilla
• 60 ml. (1/4 de taza) de harina tamizada
• 1 taza de sirope de arce o de caramelo (comprado o hecho)
• 2 cucharadas soperas de nata líquida
• 1 pizca de sal


ELABORACIÓN DEL PUDDING:

Macerar las frutas secas en el ron, un día entero si es posible. Enmantequillar un molde de flan de unos 2 litros de capacidad. Reservar. En un bol grande tamizar los ingredientes secos: la harina, la sal, la levadura y las especias. Reservar. En otro bol, batir bien los huevos, la mantequilla, el azúcar moreno y la miel o el sirope (esta receta puede hacerse estupendamente bien sin azúcar ni dulce, y sorprender a los familiares diabéticos con un postre adaptado). Añadir la leche y la miga de pan, mezclar bien, incorporar los ingredientes secos y las frutas maceradas. Verter todo en el molde. Cubrir con papel de aluminio y atar el papel con un cordel de cocina (¡de plástico no, por favor!). En el fondo de una gran cazuela con agua hirviendo, colocar una rejilla o un cacharro de metal, que resista el calor. La idea es que el molde no esté en contacto directo con el fondo de la cazuela. Colocar encima el molde, teniendo cuidado de que el agua lo cubra unos dos tercios, pero que no esté tan sumergido que haya riesgo de que el agua entre. Dejarlo hervir a fuego suave unas cuatro horas. Vigilar a menudo el nivel del agua y añadir un poco –caliente- si es necesario. Sacar el molde de la cazuela (con cuidado, quemarse es fácil) y dejarlo reposar, tapado, un cuarto de hora antes de desmoldarlo. El Plum Pudding se sirve templado, con salsa de ron por encima.

ELABORACIÓN DE LA SALSA DE RON:
Mezclar el sirope de arce con la harina y el ron y calentar en un cazo a fuego medio. Cuando empiece a hervir, incorporar la mantequilla, bajar el fuego y dejar espesar un poco, hasta que tenga la consistencia de un caramelo. Cuando esté hecho, echar la pizca de sal y mezclar bien. Ajustar la consistencia con la nata líquida. La salsa tiene que poder verterse bien encima del pudding.

11 comentarios:

  1. Genial Arantza....buffff yo no se si hubiera tenido narices de meterme de nuevo en la cabaña...si si es Navidad pero.....
    Feliz Navidad guapa que disfrutes de estas fiestas....
    un abrazo muy fuerte...

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  2. Gracias por el lindo cuento con moraleja incluida, para todos. Justo leyéndolo la mañana del 25 de Diciembre en plena Navidad.

    Aunque he de decir que yo... si me hubiera fugado de vuelta jaja. ¡Felices fiestas!

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  3. Hola, gracias por el cuento.. vaya que familia ;-)

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  4. Ay, Arantza, qué bonito...! me ha encantado la historia, pero hasta yo me he agobiado con la cantidad de peña que se ha metido de golpe en la bucólica cabaña. La próxima vez tendréis que buscar un refugio más remoto aún. Yo te sugiero que vuelvas a tierras patrias...;-)).

    Muchas gracias por la receta y el relato. Espero que estés disfrutando de unos felices días navideños.

    María

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  5. Me encantó tu pudding se ve muy rico y tentador justo con mi cafecito cortado del momento y me quedo en tu blog para seguir viendo tus maravillas ,cariños de una Chilena con tradición,besos.

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  6. No puedo entrar a seguidores amiga otro día intento,te sigo igual,saludos y Feliz Año Nuevo,besos.

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  7. Muy bonito el final, me ha encantado.Feliz Navidad.

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  8. No podía tener mejor final (y no me refiero al pudding, que también podría estar incluido).

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  9. Pa matarlos a tós!!! Vaya panda de "inoportunos"

    Me encantan los "alias" de todo el mundo, jijijiji...Escribes realmente bien :-)

    Cuenta pronto como sigue el pobre professor

    Risa Sardónica

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  10. Fantastico!!!
    Te deseo un Feliz 2011.
    Besos
    Margot

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  11. pues porque estaba con gripe que sino.. ahí que me planto yo también. Total, uno más ni os hubierais enterado:-)

    Feliz apañejo, guapa!

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