"When we lose twenty pounds... we may be losing the twenty best pounds we have! We may be losing the pounds that contain our genius, our humanity, our love and honesty." ~Woody Allen
"Inside some of us is a thin person struggling to get out, but they can usually be sedated with a few pieces of chocolate cake." ~ Unknown
"Flabbergasted: adj. Appalled over how much flab you have gained." ~ Unknown
Esposa Indigna lleva puesta una camiseta verde con la frase "Kiss me: I'm almost Irish", y está mirando libros de recetas sentada a la mesa de la cocina montrealesa, buscando inspiración para un postrecillo que alegre la cena y de paso sirva para postear algo en el blog, muy abandonado últimamente. La falta de inspiración es más creativa que culinaria, porque Esposa Indigna lleva un mes cocinando a un ritmo que parece que se vaya a acabar el mundo. A juzgar por lo que oye de fondo en la tele, encendida en el canal de noticias, se diría que el mundo está acabándose, efectivamente.
"Inside some of us is a thin person struggling to get out, but they can usually be sedated with a few pieces of chocolate cake." ~ Unknown
"Flabbergasted: adj. Appalled over how much flab you have gained." ~ Unknown
Esposa Indigna lleva puesta una camiseta verde con la frase "Kiss me: I'm almost Irish", y está mirando libros de recetas sentada a la mesa de la cocina montrealesa, buscando inspiración para un postrecillo que alegre la cena y de paso sirva para postear algo en el blog, muy abandonado últimamente. La falta de inspiración es más creativa que culinaria, porque Esposa Indigna lleva un mes cocinando a un ritmo que parece que se vaya a acabar el mundo. A juzgar por lo que oye de fondo en la tele, encendida en el canal de noticias, se diría que el mundo está acabándose, efectivamente.
Entre Haití, que aún no ha levantado cabeza, la represión salvaje en Oriente Medio, el terremoto y subsiguiente tsunami en Japón y su propio cataclismo personal, Esposa Indigna piensa que este año empieza a tener un toque "año de la hecatombe" que la fatiga mucho. No hay chocolate suficiente para compensar tanta mala noticia. De ahí la necesidad imperiosa de hacer un buen postre. El cráter monstruoso abierto en el techo de la cocina montrealesa (cortesía de nuestro Jules) tampoco contribuye a mejorar su estado de ánimo.
Tras levantar la vista brevemente y ver la cara acongojada de un niño nipón en los brazos de un soldado, Esposa Indigna suspira y cambia de canal. La panda de "Lord of the dance" zapatea frenéticamente jigas irlandesas vestida con lo que parece un disfraz de policía antidisturbios, y la verdad, da bastante miedo. Está claro que la Saint Patrick se acerca. Esposa Indigna decide que es el momento de hacer algo verde y japonés, por aquello de seguir la actualidad.
Mientras Esposa Indigna hojea un libro de cocina japonesa, Monsieur M. pasa por delante, de camino al cuarto de baño. Según anda, va quitándose ropa. El hecho de que la ventana y la puerta acristalada que dan al patio trasero tengan las cortinas abiertas y que en la casa de nuestros vecinos de enfrente viva una familia musulmana con dos hijas, que a estas alturas deben saberse de memoria su anatomía, no parece molestarle mucho. A Esposa Indigna tampoco, la verdad. Trabaja en educación, y le consta que esas chicas encuentran el vecindario de lo más educativo.
Monsieur M. hace una pausa y mira hacia la tele: -"¿Qué estás viendo? ¿La invasión de la división fascista irlandesa?"
Esposa Indigna, levantando la vista del libro, la fija en la porción de marido más cercana: -"Estaba viendo las noticias. Pero he cambiado. Las catástrofes engordan." Señala al libro. -"¿Y tú? ¿Intentas decirme algo? Porque tras una hora de telediario apocalíptico, te lo advierto, vas a tener que bailarme una jiga si quieres ponerme de humor." Dirigiéndose al ombligo velludo.
Monsieur M., muy digno (bueno, todo lo digno que puede estar uno desnudo en medio de su cocina): -"El sexo no lo es todo en esta vida."
Esposa Indigna, inconmovible, señala de nuevo a su libro: -"No. También existe la comida."
Monsieur M. la ignora: -"Voy a pesarme. Estoy soltando lastre." Dicho lo cual, le da la espalda en todo su esplendor dorsal y bastante peludo, entra en el cuarto de baño, deja caer la ropa que llevaba en la mano y se sube a la báscula.
"¡Ka-chink!" Nuestra báscula digital emite un sonido absurdo imitando los pesos antiguos cuando uno de los pesos pre-programados aumenta. A juzgar por el ¡kachink! que acabo de oír, mi homérico marido, que no se pesa muy a menudo, ha engordado. Monsieur M. es grande -mucho-, es zen -mucho-, y ha eliminado el apego, pero eso no quiere decir que cuando se pasa un poco con las cervezas y las patatas fritas los kilos no se apeguen a su colosal y nórdico cuerpo.
Esposa Indigna, pasando una página con indolencia: -"Uhm. ¿Cuánto?"
Breve silencio. Monsieur M., desde el cuarto de baño: -"..." Silencio. -"Eh... ¿Esta báscula va bien?"
Esposa Indigna, aún hojeando recetas japonesas: -"Es digital. Cuando no va bien, no pesa de más, simplemente no pesa. Deja de funcionar. ¿Cuánto?"
Monsieur M.: -"Mon petit loup, ¿tú crees que he engordado?"
(Inciso: A todos los lectores pertenecientes al género masculino: no os engañéis. Cuando vuestra compañera os hace esa pregunta... salid huyendo. Si os veis acorralados y obligados a responder... La. Única. Respuesta. Correcta. Es. NO. Da igual que la frase empiece por un traicionero: -"Dime la verdad...". NO. Tenéis. Que. Decir. NO. O asumir un infierno. Espero que esté claro. No digáis que no os he avisado.)
Cuando la pregunta proviene de un hombre... bien. Es diferente. Depende del hombre. En el caso de Monsieur M., Esposa Indigna sabe que él quiere una respuesta sincera. Pero no brutal. Monsieur M. tiene un cuerpo de una talla bastante colosal, con lo que puede permitirse engordar unos kilos sin que se note demasiado. En su peso normal, anda por los noventa kilos, de los cuales ochenta y cinco son de puro buen corazón. En pleno invierno puede subir hasta los noventa y cinco sin que se note apenas (tiene tórax de sobra donde repartirlos). Pero a partir de ahí la tripilla hace su aparición.
Esposa Indigna, ligeramente evasiva: -"Euh, quizá un poco. ¿Cuánto pesas?"
La voz de Monsieur M. llega un poco ahogada desde el baño: -"Estooo, digamos que he alcanzado los tres dígitos."
Esposa Indigna levanta las cejas y suelta un silbidillo entre dientes. Ahora lo entiende: el ¡kachink! de la báscula era un grito de angustia.
Monsieur M., que no la ve pero que es capaz de interpretar su silencio, dice, defensivo: -"Bueno, soy muy ancho, ya sabes, tengo un esqueleto--"
Esposa Indigna interrumpe la famosa excusa de la constitución y el esqueleto: -"Si has alcanzado los cien kilos, entonces has aumentado al menos ocho de masa ósea. Cher."
Monsieur M., la voz un poco más tenue: -"Wow. Hace como cinco meses que no me pesaba..."
Esposa Indigna: -"...Y es sorprendente cómo ha aumentado la fuerza de la gravedad desde noviembre."
Monsieur M. sale del cuarto de baño con aire resuelto, vistiéndose: -"Esto lo pierdo en un abrir y cerrar de ojos. Porque estoy en forma." Mirada oblicua de Esposa Indigna, que levanta una ceja. -"Redondo es una forma." Dice, defensivo.
Esposa Indigna: -"No lo digo por desanimarte, pero por lo que he leído, es imposible librarse de toda la grasa. Parece que dos tercios del cerebro están compuestos de grasa. Sin grasa tendrías que terminar trabajando en la tele española. O en TVA." Pausa. Cierra el libro de golpe. -"No quiero sabotearte las buenas intenciones. Hoy no hago postre."
Monsieur M. pone su cara de oso grizzly degollado.
Esposa Indigna chasca la lengua con exasperación: -"Agh. Tú sabes que a mí me pareces el hombre más sexy del planeta, sea cual sea tu peso. Pero en tu familia hay antecedentes de problemas coronarios. Soy muy joven para ser viuda. Y te lo advierto, los genes pueden ponerse muy chulos, lo digo por experiencia: mírame a mí."
Monsieur M. sigue poniendo esa cara.
Esposa Indigna, claudicando: -"Bueno. Voy a hacer un bizcocho japonés bajo en grasa, con té matcha. Que además parece que es muy bueno para lo mío. Pero esta tarde vamos a correr."
Monsieur M.-"¿Correr? ¿Estás loca? Hace un par de días salté un poco a la cuerda y mira la que he armado en Japón."
Esta receta es un clásico japonés especialmente fácil de preparar. Lleva muy pocos ingredientes, y lo de que sea baja en grasa por una vez no es una adaptación mía, la receta original es así. Como no lleva ningún tipo de materia grasa ni levadura, la consistencia de este bizcocho es particular. A mí me gustó, pero no se parece a los bizcochos a los que estamos habituados, ni en color (verdoso), ni en textura.
- 2 cucharadas soperas de leche (yo utilicé desnatada, es la que teníamos por casa)
- 2 cucharadas soperas de miel
- 3/4 de taza de azúcar
- 3/4 de taza de harina de panificación o, si no tenéis, de harina blanca corriente
- 1 cucharada sopera de té matcha
- 2 huevos y 2 claras (versión baja en grasa) o 4 huevos enteros, a temperatura ambiente
ELABORACIÓN
Cubrir un molde rectangular (de cake) con papel de hornear. Reservar. Precalentar el horno a 185º. Poner a calentar una cazuela llena de agua.
Calentar las dos cucharadas de leche y disolver la miel en ellas. Reservar. Mezclar la harina y el matcha y reservar. En un bol, batir los huevos, añadiendo el azúcar gradualmente. Poner el bol al baño maría dentro de la cazuela con agua caliente (no es necesario que hierva), asegurándose de que el fondo del bol no toca el fondo de la cazuela (podéis colocar el bol dentro de otro bol más grande), y batir los huevos y el azúcar hasta que se pongan de un amarillo pálido, casi blanco. Sacar del agua. (Podéis saltaros este paso y batir los huevos y el azúcar directamente, no hay mucha diferencia en el resultado, pero aseguraos de que los huevos están a temperatura ambiente).
Añadir la mezcla de miel a los huevos. Mezclar bien. Añadir la mezcla de harina y té e incorporarlo sin remover demasiado tiempo (sólo lo necesario para que la mezcla sea homogénea). Verter la masa en el molde y golpearlo suavemente en el mostrador para dejar salir las burbujas de aire.
Hornear 10 minutos a 185º, después bajar la temperatura a 150º y hornear 40 minutos más o hasta que esté hecho (cuando pinchéis el centro con un palillo y salga limpio). Sacar del horno, dejar enfriar diez minutos y desmoldar. Cuando esté frío, envolver en film plástico y conservar en un sitio fresco. Está más rico de un día para otro, acompañado de una taza de té verde.
Bueno, bueno, lo que me he reído con tu post, gracias por alegrarme la mañana entre tanto cataclismo...
ResponderEliminarBuenísimo post, como siempre.
ResponderEliminarHolaaa
ResponderEliminardebe ser la epoca, una situacion parecidiiiisima acontecio por estos lares el pasado finde.
ya he eliminado las galletas de chocolate, bueno... casi :-)))
v'sss
Qué buena pinta, y seguro que el matcha le da una textura rasposa al bizcocho… Iría muy bien con las trufas de té verde que aún no he hecho, ehem.
ResponderEliminarJa ja ja...por lo que cuentas mi Monsieur es ma o meno como el tuyo...de tamaño y de corazón....el pastel me gusta mucho..tengo ganas de hacerlo por lo diferente....
ResponderEliminarbesitos esposa Indigna...
El bizcocho tiene una pinta buenísima y la verdad es que me has tentado con la textura diferente... Pero a ver de dónde saco yo té matcha :( . En fin, a buscar toca.
ResponderEliminarlo que me he reído, lo de "no, también existe la comida" me ha encantado!!!
ResponderEliminarmmm... debe ser la época, porque mi oso mediterráneo también está a dieta. Y yo que tenía en mente preparar un chocolate fudge cake... ay...
Monsieur M. es un hombre "con formato", como dice en un berlinés entrañable la protagonista de La peluquera, la última de Doris Dörrie.
ResponderEliminarEse bizcocho, aunque me lo veo venir..., voy a tener que hacerlo, cachis!
Hola wapa, siempre da gusto venir a leerte, donde me has arrancado la risa ha sido en la que armó tu marido en Japón tras saltar a la comba.
ResponderEliminarAl mio lo meten en quirófano este martes (como ya te comenté), ya te contaré como le va ;)
Besos, Paula
http://conlaszarpasenlamasa.cultura-libre.net
http://galletilandia.blogspot.com
Muy bueno, muy bueno, me reí bastante... y eso que no los conozco
ResponderEliminarLo de las 3 cifras es un mal por lo que parece bastante común, mi costillo dice que lo suyo es porque su madre le dilató el estómago de pequeño y por eso ahora está así.
ResponderEliminareste bizcocho tiene buenísisima pinta!
ResponderEliminary si es con sirope, más!!
saludos
me gustan mucho tus post como sp. Y el bizcocho tb. Bss.
ResponderEliminarSin duda un rico bizcocho.
ResponderEliminarUn beso.
; )
ResponderEliminarMe haces sonreir siempre, ya me gustaría poder devolverte un poco de todo lo bueno que nos compartes.
(Dile a Monsieur M. que no vuelva a saltar, como mucho que vaya en bicicleta y que no se preocupe por los 3 dígitos, Obelix también era ancho de pecho)
Eres genial.
Besinos
Muy bueno!! Montse
ResponderEliminarME HA ENCANTADO TU BLOG A SI QUE CON TU PERMISO ME QUEDO DE SEGUIDORA,TE INVITO A QUE VISITES EL MIO HABER QUE TE PARECE.BESOS
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