miércoles, 29 de junio de 2011

Simetría transatlántica

(Post escrito en colaboración con el Señor Alto).


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En un archipiélago muy, muy lejano...


Señora Hernández: - "¿Qué bañador te vas a poner?"
Señor Alto: -"El que digas tú."
Señora Hernández: - "Tú te pones el que tú quieras."
Señor Alto: -"¿Cuál quiero, Jefatura?"
Señora Hernández: - "Cualquiera."
Señor Alto: Silencio.
Señora Hernández: - "Bueno, cualquiera menos..."


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Al otro lado del Atlántico, en el nada suntuoso dormitorio de la barraca montrealesa:


Monsieur M.: -"¿Y adónde dices que vamos?"
Esposa Indigna: -"A una barbacoa." Piensa un momento, y añade, por si acaso: -"...en casa de tu hermana."
Monsieur M.: Silencio.
Esposa Indigna completa: -"...por su cumpleaños."
Monsieur M.: -"Ah."
Esposa Indigna, resignada: -"...le vas a regalar el último libro de Yann Martel. Tienes gusto para elegir regalos."
Monsieur M., que sigue siendo grande, zen, y que ha eliminado tanto el apego que nunca jamás va a comprar nada (que no tenga que ver con el bricolaje, se entiende): -"Oh. Gracias." Mira al armario, perdido.
Esposa Indigna, respirando hondo: -"Como hace calor, y es algo informal, no estás obligado a ponerte pantalones largos. Puedes ir en bermudas y sandalias, siempre que te pongas una camisa. O un polo. Es más vestido que una camiseta."
Monsieur M., un poco picado, rebuscando en el ropero: -"A ver, que ya soy mayorcito. Sé cómo vestirme solo." Mete medio cuerpo dentro del armario, rebusca con furia.
Esposa Indigna lo contempla, tranquila, sentada en la cama.
Monsieur M. extrae su corpachón sudoroso del ropero, junto con un par de pantalones cortos de color azul marino y un polo negro. Los muestra, dubitativo: -"Esto está bien, ¿no?"  
Esposa Indigna, lacónica: -"No." 
Monsieur M., asombrado: -"¿No?"
Esposa Indigna: -"Si los invitados son todos daltónicos, igual sí. Si no, no. Negro y azul marino juntos: No. Son colores demasiado cercanos y al mismo tiempo demasiado dispares como para ir bien juntos. Por no hablar que vestido todo de oscuro vas a asarte al sol."
Monsieur M. mira al armario, desamparado, como si fuera un reactor nuclear que fuera a autodestruirse en cinco minutos.
Esposa Indigna: -"Prueba las bermudas caqui. Y el polo azul, o el rojo."  
Monsieur M., en un amago de rebeldía: -"¿Ah, y el rojo pega con el caqui?" 
Esposa Indigna, paciente: -"Todo pega con el caqui. Es un color neutro. Y el rojo del polo es lo suficientemente diferente como para que haga un contraste bonito." 
Monsieur M. gruñe y mete de nuevo la cabeza en el armario. Sale con las bermudas caqui y una camisa blanca en la mano. Se las pone, se remanga la camisa y dice, victorioso:  -"¿Ves? Soy capaz de elegir la ropa, tengo cierto sentido de la elegancia." Se calza las sandalias y se dirige a la puerta, muy ufano. 
Esposa Indigna, mirándole los pies: -"Mmh, igual quieres quitarte los calcetines de tenis antes de salir. Las rayas estropean un poco el efecto del conjunto." 






TÉ VERDE HELADO "EXTINTOR VERANIEGO"

Ingredientes (para un litro)

  • - 1 cucharada sopera de jengibre fresco, pelado y cortado en rodajas muy finas, o unas hojas de menta fresca
    • - 1 cucharada sopera de miel (o más, si os gusta dulce)
    • - 2 cucharadas soperas de té verde (a mí me gusta el japonés) en hojas sueltas, o 3 bolsitas 
    • - 2 cucharadas soperas de zumo de limón
    • - 1 litro de agua
    • - Rodajas de lima o de limón
    • - Cubitos de hielo 

    Hervir el agua y esperar un momento tras apagar el fuego (el té verde no debe de ser infusado con agua hirviendo, a 100 grados, necesita una temperatura ligeramente inferior). Verter el agua sobre el té, y  dejar infusar unos cuatro minutos (el tiempo de infusión será ligeramente superior, dando como resultado un té más fuerte, para compensar el que luego vayamos a rebajarlo con cubitos de hielo). Retirar el té y endulzar con la miel, añadir el jengibre en rodajas y el zumo de limón. Dejar enfriar y meter en la nevera. Servir con muchos cubitos, rodajas de limón o lima y hojas de menta.

    Beber a la sombra, contemplando lo bien que le queda a tu hombretón su atavío veraniego.  





lunes, 20 de junio de 2011

Santa Madre & the World Wide Web: De aquellos trigos vienen estas pajas

Santa Madre e Hija Ingrata tienen la costumbre de recomendarse mutuamente películas. Aunque sus gustos difieren bastante, cuando se trata de ver algo ligerito se suelen reír con el mismo tipo de comedia. A las dos les gusta la comedia británica, películas del estilo "El jardín de la alegría" ("Saving Grace"), o "Full Monty". A veces Hija Ingrata, intentando ser lo menos ingrata que puede, hace recomendaciones de cosas que a ella personalmente no le gustan demasiado, pero que sabe que van a gustarle a Santa Madre. Hija Ingrata suele buscar la película con su título original, que es como ella la conoce en Canadá, y luego investiga un poco hasta encontrar el título con el que ha sido distribuida en España.  

Ahora que Santa Madre tiene acceso a Internet, una de las ventajas es que Hija Ingrata puede mandarle enlaces con el título exacto de la película que le recomienda (Santa Madre aún no tiene la experiencia suficiente como para ver las pelis en l­ínea, ella prefiere alquilarlas y ser una de las escasas personas en España gracias a las cuales los autores, directores -y sobre todo las productoras- pueden vivir). A simple vista esto no parece una gran ventaja, pero si conocierais a Santa Madre y supierais el despiste que lleva siempre, sabríais que no es de esas personas que van a anotar el título que les interesa para luego ir a alquilar la peli al videoclub, no. El estilo de Santa Madre es memorizar (o creer que memoriza) el título, o apuntarlo en un pedazo de papel que luego pierde de forma invariable, o apuntarlo de manera irreconocible, y  luego plantarse en el videoclub de su barrio (orgullosamente, porque lo suyo le costó llegar a dominar el manejo del DVD) y explicarle al joven y paciente empleado la peli que le gustaría alquilar. Si sus explicaciones se parecen a las que le da a Hija Ingrata para recomendarle una película que le ha gustado mucho, el chico del videoclub debe de ser un genio, porque siempre termina adivinando el título y gracias a su poder de deducción casi sobrehumano, Santa Madre puede ver todo lo que su hija le recomienda. Ella llega al videoclub, con su venerable pelo plateado y sus zapatos de tacón bajo de persona sensata, y apoyando el inmenso bolso en el mostrador le dice al joven dependiente:

Santa Madre, con sonrisa afable: -"Hola, majo. Vengo para alquilar una película que me ha recomendado mi hija." Pausa. -"Mi hija, la que vive en Canadá." (A estas alturas, Santa Madre está segura que el joven empleado ya me conoce. De hecho, estoy segura de que le ha enseñado alguna foto. Probablemente de mi primera comunión. Santa Madre es así, maternal en exceso. Orgullosa de su progenie. Ella enseña fotos de sus hijos y regala polvorones a los dependientes, al electricista, al empleado del gas natural que viene a revisarle la caldera y al señor del censo.)

Chico del Videoclub, atento, paciente: -"¿Recuerda el título que le dio su hija, señora?"

Santa Madre frunce un poco el entrecejo: -"Uhm, no. Lo apunté en un papel, pero hijo, no sé dónde lo he metido. Es una película muy conocida. Reciente."

Chico del Videoclub ya sabe lo que se le viene encima, y sin perder la compostura, empieza a teclear en el ordenador: -"¿Reciente? ¿Es de este año?"

Santa Madre, pensativa: -"No. Del pasado, quizás, o del anterior, no estoy segura. Lo que sí que es seguro es que es reciente. Con este actor tan conocido, cómo se llama.... ese morenito, tan guapo, que hizo esa película tan famosa..."

Chico del Videoclub espera pacientemente. Nadie se lo ha dicho nunca, pero está perdiendo el tiempo en un videoclub, con su actitud debería trabajar en las Naciones Unidas. O en una embajada.

Santa Madre, concentrada: -"Mi hija me ha dicho que es una comedia, muy graciosa. El actor éste está casado, la que hace de su mujer es esa actriz que me gusta tanto, una que es muy elegante, con un tinte rubio no demasiado llamativo, no como el de tantas que se pasean por ahí con la melena oxigenada, tú que sabes tanto de cine ya debes saber de quién te hablo...." Santa Madre tiende a mezclar la realidad de la vida de los famosos con los papeles que interpretan, con lo que es difícil distinguir si el matrimonio del que habla es real o ficticio, lo que aumenta el mérito del dependiente que la escucha.

Chico del Videoclub contempla los esfuerzos de Santa Madre con expresión de simpatía: -"Pues no,  no caigo, señora. Igual si me cuenta un poco el argumento..."

Y ahí se lanza Santa Madre, tomándose su tiempo, porque es la parte de la transacción que más le gusta, ella que es una contadora de cuentos nata, a Sobrino Espitoso y Bebé Brutita los fascina con esos cuentos que deforma en una versión suya muy personal, porque nunca recuerda muy bien cómo los contó la última vez): -"Pues es de un hombre casado con una cocinera, no, una pastelera, y se divorcian, y los dos van a la ceremonia de graduación, creo que la llaman los americanos, de los críos, bueno, que ya son mayores, ay, es como lo que me dice mi hija, que ella ya no es una cría, pero ya sabes, majo, nosotras las madres no dejamos nunca de ser madres--"

Chico del Videoclub intenta encauzar de nuevo la conversación hacia un curso más productivo: -"Sí, claro, y decía usted que los padres divorciados van a la ceremonia..."

Santa Madre: -"Ay sí, y se encuentran y parece que aún se quieren, lo que son las cosas, y que empiezan a verse de nuevo sin que lo sepan los hijos, les da apuro, ya sabes, como son maduritos, ya no es edad de andar tonteando..." Se interrumpe y se sonroja un poco.

Chico del Videoclub, con cara de tener la respuesta correcta en el concurso: -"La actriz rubia que le gusta a usted... ¿No será Meryl Streep? ¿La de "Memorias de África"?"

Santa Madre, iluminada: -"¡Sí! ¡Esa misma!"

Chico del Videoclub, con cara de satisfacción por deber cumplido: -"La película de la que me está hablando es "Es complicado". Ahora mismo se la traigo." Y sale de detrás del mostrador, solícito, para buscarle el DVD. En recompensa, recibe una radiante sonrisa y un -"Ay, cómo te lo agradezco, majo. ¿Te gustan las almendras garrapiñadas?"

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Así que ahora que Santa Madre ha descubierto Internet, ella e Hija Ingrata están en medio de una de sus conversaciones semanales, conversaciones que ahora transcurren vía Skype, cosa que la cuenta de teléfono de Hija Ingrata agradece sobremanera. Hija Ingrata está aún medio dormida, porque acaba de levantarse. Un estado apropiado para conversar con su Santa Madre, que además de haberla parido, no exige que se peine y acicale para tener un aire presentable, y la encuentra guapísima igual.

Hija Ingrata, los párpados hinchados, la marca de la almohada aún impresa en el carrillo derecho, en bata cochambrosa de cuadros, pantalón de pijama a elefantes rosas, camiseta con el logo "Shit Happens", gafas, una pinza sujetándole el pelo en lo alto de la coronilla y un zumo de naranja y un par de Adviles en la mano, vamos, el súmmum del erotismo: -"¿Y qué tal? ¿Has visto alguna peli buena últimamente?"

Santa Madre: -"Ay, chatita, ya lo creo. He visto una comedia buenísima. Cómo me reí."

Hija Ingrata, con cierto interés (lo de reírse no le vendría nada mal en estos momentos): -"¿Ah, sí?" Con escasas esperanzas: -"¿Te acuerdas del título?"

Santa Madre: -"Para nada."

Hija Ingrata, tragándose los analgésicos con un trago de zumo: -"Mmh. ¿Y de qué va?" Hija Ingrata ya conoce lo suficiente la coyuntura como para saltarse las etapas del director, actores protagonistas o la nacionalidad del largometraje. Y aunque no lo confesaría ni bajo tortura, lo de escuchar a Santa Madre relatando el argumento a su manera le parece bastante entrañable.

Santa Madre, lanzada, se acerca demasiado al micrófono y por un momento el subidón de volumen asusta a los gatos de la cocina montrealesa, que dan un salto de sus lugares de siesta respectivos: -"Es de una señora mayor..." lo piensa mejor -"...bueno, no mayor, madura..." (Santa Madre ha adoptado ese término últimamente, desde que va a la Universidad de la Tercera Edad) -"...que se encuentra sin dinero, y lo necesita para su nieto, y la pobre tiene que ponerse a buscar trabajo, fíjate, a su edad..."

Hija Ingrata completa la frase: -"...a su edad madura"

Santa Madre: -"Sí, y busca, y busca, y no encuentra nada, y se va a uno de estos sitios, no sé cómo los llaman..."

Hija Ingrata está llenando de agua la cafetera, así que su poder de deducción está bajo mínimos, no es sobrehumano, como el del Chico del Videoclub, aún menos antes del primer café: -"¿...? ¿Algo que ver con el sexo, imagino?"

Santa Madre, azorada, agitándose un poco en la silla: -"Sí, una especie de..."

Hija Ingrata, encendiendo la cafetera: -"¿...sex shop?"

Santa Madre, incómoda: -"Uhm, no, eso es como una tienda, ¿no? No, donde va ella es más como un...." Hija Ingrata la ve luchar, buscando la palabra...

Hija Ingrata: -"¿... club de strip tease?"

Santa Madre, esforzándose: -"¡Sí! Pero no para hacer estritis, hija mía, que a nuestra edad--"

Hija Ingrata, la mano en el bolsillo de la bata, esperando al café, interrumpe, sin poderse reprimir: -"--madura--" Trago de zumo.

Santa Madre: -"--eso, pues no está el horno para bollos. Así que ella cree que el trabajo va a ser de señora de la limpieza, pero no, resulta que se pone a trabajar de pajera."

Hija Ingrata se atraganta con el zumo, la acidez lo empeora, se pone a toser y se vuelve a toda prisa hacia el fregadero, intentando no escupir en el teclado del portátil. Cuando consigue volver a respirar, se enjuga la boca y se vuelve a la pantalla, creyendo haber entendido mal: -"¿PERDÓN?????"

Santa Madre, con una desenvoltura pasmosa para una mujer septuagenaria con una moral católica tallada a golpe de misal, de miedo al fuego eterno y de cura integrista: -"De pajera. O pajillera. Como se diga. Al principio le da mucho asco, claro, la pobre, no para de lavarse las manos--"

Hija Ingrata se encuentra completamente despierta, de golpe. No sólo estaba convencida de que Santa Madre no conocía otra acepción de paja que la puramente agrícola, sino que oírla -y verla- soltar el término con tanta naturalidad la desconcierta bastante. Mira a la pantalla del portátil, boqueando ligeramente.

Santa Madre prosigue, como si tal cosa: -"--pero bueno, tampoco es como si estuviera de cara a los hombres, verás, ella está en una cabina..."

Hija Ingrata, sin poder parpadear: -"¿A-ah?"

Santa Madre: -"...y hay un tabique, que está agujereado..."

Hija Ingrata, enderezando el vaso de zumo, que se estaba inclinando peligrosamente: -"¿...Uh?"

Santa Madre, con toda naturalidad: -"Y los señores, vamos, los clientes, van y meten ahí-- hija, yo no sabía que se hacían estas cosas, qué tiempos-- pues meten ahí el..." Momento de duda.

Hija Ingrata explota súbitamente de risa. Aúlla a sonoras carcajadas, se le caen lagrimones de risa por las mejillas. El ataque le dura un par de minutos, y le impide hablar. Santa Madre se contagia. Cuando a una de las dos se le pasa un poco, la risa de la otra arrecia.

Santa Madre consigue dominarse la primera: -"Ay, chatita, qué risa. No me había reído tanto desde que a tu tía le dio la incontinencia en misa de doce."

Hija Ingrata, enjugándose los ojos y apoyándose en el mostrador de la cocina: -"Así que la protagonista se dedica a, euh, masturbar en un club erótico."

Santa Madre se concentra en la historia de nuevo, seria: -"Uy, sí. Al principio a la pobre le da mala conciencia, pero cuando ve que se le da muy bien, y el dinero que puede ganar, y cómo puede ayudar a su nieto, se pone a trabajar como loca, hasta le da una tendinitis de esas que les dan a los deportistas, cómo lo llaman...un tennis elbow--"

Hija Ingrata, sin poder contenerse: -"...será más bien un penis elbow..." y estalla de nuevo en risotadas, esta vez sola.

Santa Madre, sin desanimarse: -"Pues sí, que le duele tanto el brazo que tiene que dejar de trabajar, hija, no sé, no deben de conocer el Voltarén, en Inglaterra, porque lo bien que va a los dolores musculares, ya te dije que a mí para el lumbago me va estupendo, y que sería muy bueno para lo tuyo... oye, ¿ya te estás frotando el brazo con Voltarén, como te dije?"

Hija Ingrata, dócil: -"Sí, mamá. Oye, ya intentaré buscar la peli*. Tiene pinta de ser, er, interesante. Te tengo que dejar, me voy a la fisio." Agita la mano y le manda un beso.

Santa Madre: -"Te llamo mañana. Qué guapísima que estás, chatita. Chuiick." Santa Madre acerca los labios a la cámara, hace sonoros besos que pegados al micro suenan así, "Chuiiicckkk", y cuelga.

Tengo que pedirle a Estoico Hermano que mire el historial de navegación de Santa Madre.

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(Por si tenéis curiosidad, la peli en cuestión resultó ser "Irina Palm". No os la recomiendo particularmente. No entraré en detalles sobre cómo la encontré, pero la búsqueda en Google fue... peculiar. La vi con bastante perplejidad, pensando en que no conseguía encontrarle el lado cómico. Al menos, no como lo encuentro en las conversaciones con mi progenitora. Quizá exista una versión musical que desconozco: "Irina Palm, cantando al trabajar", o algo así.)



No sólo de postres vive el hombre. Ni la autora de este blog. Aunque suelo concentrarme en los dulces, porque por algo éste es un terreno para la evasión (de la realidad, de vuestro cónyuge, de los críos, del régimen... de lo que sea que necesitéis evadiros), de vez en cuando me gusta proponeros otras cosillas. Y ahora que empieza el verano -sí, en Quebec también existe el verano- pensar en encender el horno como que da sudores. Así que aquí va esta ensalada nutricionalmente irreprochable y gastronómicamente estupenda, inspirada de una que me trajo Lady D. a casa. Ella es así, inventiva, orgánica, de comercio justo y trato sumamente agradable. Y lo que más me gustó fue que me dijo : -"Prueba, creo que te va a gustar." Y se abstuvo de decirme que esta ensalada es muy buena para lo mío.

ENSALADA AL ESTILO DE LADY D. DE TRIGO FARRO Y LENTEJAS

INGREDIENTES (No doy cantidades muy exactas, porque realmente la hice al tuntún.)
  • 1 taza de lentejas de buena calidad
  • 1 taza de trigo farro (o escanda, o espelta, no son exactamente lo mismo, pero pueden sustituirlo)
  • 1/2 cebolla grande picada menudo
  • 2 dientes de ajo picados bien picaditos
  • 1 pimiento verde crudo troceado pequeño, o dos mitades de diferentes colores si podéis encontrarlos (en mi foto, pimiento naranja y amarillo)
  • cilantro fresco
  • nueces picadas (opcional)
  • aceite de oliva virgen
  • vinagre de sidra de manzana
  • comino molido
  • cúrcuma, pimentón dulce, pimienta, sal

ELABORACIÓN

Cocer -aparte, porque los tiempos de cocción son distintos- el trigo farro y las lentejas. Escurrir bien y dejar enfriar. Mezclar en una ensaladera. Picar la cebolla, el ajo, el cilantro y el pimiento. Mezclarlo todo. Aliñar con el aceite y el vinagre, y las especias al gusto. Yo eché más cantidad de comino que de las demás especias, aunque sin dejarlo predominar demasiado. Salpimentar. Esta ensalada es un plato único estupendo. Si se quiere darle un toque diferente, servir con espinacas crudas (de las pequeñas para ensalada).








lunes, 13 de junio de 2011

Santa Madre 2.0




















                     
(Este post ha sido escrito con la colaboración y el permiso de las ilustres blogueras Noema y La Lupe, que en la vida real tienen un talento natural para los diálogos divertidos.)

Hija Ingrata está sentada a la mesa de la cocina montrealesa, en pantalones cortos y camiseta con la frase "Claro que son operadas, las mías intentaron matarme", estampada en la pechera. Está enfrascada en plena conversación (bueno, en pleno intercambio de paridas por Facebook)  con sus buenas amigas Cocinera Intercultural y Señora Hernández, mientras se hornea una tanda de galletas de avena y cranberries, previstas como soborno para Mentsch Surgeon, cuando escucha el familiar "bip-bip-bip-di-dup-bip" de una nueva llamada Skype. Hija Ingrata se sobresalta al ver que la persona que llama es nada más y menos que Santa Madre.

Es oficial: se terminaron los tiempos de tranquilidad internauta. Santa Madre acaba de recibir su ordenador y su conexión a Internet, y ha descubierto Skype. Que dios nos pille confesados. Y todo por culpa de Estoico Hermano, que además de Estoico es informático, y bienintencionado, y le ha regalado un ordenador para que pueda hablar con su Hija Ingrata.


Hija Ingrata escribe un nuevo comentario: -"Voy a tener que dejaros, tengo una llamada de... ¡mi madre! Es su primera llamada Skype, tengo que responder. Argh."

Cocinera Intercultural: -"Bueno, pon que estás ocupada y te llamará más tarde."


Hija Ingrata: -"Santa Madre ha aprendido a utilizar el correo electrónico y Skype, pero aún no domina las sutilezas que explican cuando una persona no está disponible y no hay que molestar. Y para qué engañarnos: cuando las domine, las ignorará por completo."

Cocinera Intercultural: -"Jejeje, bueno, piensa en las ventajas, como poder preguntarle en directo cómo se rellenan los chipirones... aunque si es como la mía, igual te critica lo sucios que tienes los cristales."

Hija Ingrata gruñe: -"Ya, y en lugar de recibir recortes de artículos de periódico como: "La fe en Dios y su poder curativo", "El 150 aniversario del Puente Colgante" y "Concurso de habaneras en Bilbao" ahora voy a poder recibir los enlaces."

Señora Hernández: -"Mi madre también me envía recortes. Del "Pronto". Y, desde hace unos años, también enlaces."

Hija Ingrata: -"Mire, señora , cuando me contaba lo de su madre y los recortes del Pronto, no osé interrumpirla porque se notaba que necesitaba desahogarse, pero mi Santa Madre es que me anega con sobres llenos de recortes de "El Correo", el periódico ignaro-nacionalista-de-derechas por excelencia en Euskadi."

Señora Hernández: -"Compruebo con malévola alegría que en todas parte cuecen habas."

Hija Ingrata: -"¿Lo dice por lo de los recortes? ¿O por lo del nacionalismo de derechas?"

Señora Hernández: -"Por ambos. Me temo."

Hija Ingrata: -"Santa Madre selecciona artículos con especial énfasis en temas como la religión, los cocineros vascos, la grandeza y gloria general de Euskadi y los artículos sobre la coral en la que canta, por ese orden. Y ahora va y se me informatiza. Santa Madre goes worldwide. O en su caso, más bien Santa Madre goes viral.

Cocinera Intercultural: -"Cielosanto."

Señora Hernández: -"¿A que a usted no le manda anuncios de ofertas de trabajo, con el propósito de que se mude de vuelta a casa?

Hija Ingrata: -"...Eso lo he incluído en la sección "grandeza y gloria general de Euskadi", que, según Santa Madre, es la tierra prometida y carece totalmente de paro. (Porfvorporfavorporfavor que no le regalen un Iphone.)"

Señora Hernández: -"Nuestra gemelitud ultramarina acabará haciendo que su Santa Madre tenga un Iphone 4 con una funda galáctica y 700 aplicaciones variadas. Ya verá."

Cocinera Intercultural: -"Ya debe de existir una aplicación «Cómo enderezar la vida de su hija». Y si no existe, me pongo a ello, porque en España triunfa. Seguro."
Hija Ingrata, inquieta, oyendo el "bip-bip-bip-di-dup-bip" insistente: -"Tengo que dejaros. De verdad."

Cocinera Intercultural: -"...No hay problema. Valor. Dile a tu hermano que ante todo no le abra un perfil facebook."

Señora Hernández: -"Mi madre acaba de mandarme un powerpoint de chihuahuas, madame. Yo también la dejo."



La voz de Santa Madre (versión 2.0), suena alborozadísima y a un volumen brutal, aún sin imagen:
-"¡HOLA, CHATITA!!!!!"
-"¿CHATITA? ¡NO TE VEO, CARIÑO!!!!!

Conecto mi webcam. -"Dale al botón "Encender vídeo", mamá. En la barra de abajo."

Santa Madre, a muchos, muchos decibelios: -"¡YYIIIIIIIHHHHHH!!!! ¡QUÉ MONA ESTAS, HIJA!!!!!!"

Hija Ingrata suspira. -"Mamá, no necesitas comerte el micro. Te oigo perfectamente."

Santa Madre, apareciendo en pantalla: -"Y tú a ver cuándo te cortas el flequillo, que tienes todo el pelo en los ojos."

Hija Ingrata: -"Ggrf."

Santa Madre, autoritaria: -"Ponte derecha, que siempre andas toda encorvada."

Hija Ingrata, débilmente: -"Jrumpf, mamá..."

Santa Madre: -"Te vas a quedar cheposa, ya te lo tengo dicho."

Hija Ingrata suspira de nuevo: -"Ésa soy yo. La jorobada de Notre-Dame de Montréal."

Santa Madre: -"Qué flaca estás, hija. ¿Ya me comes como es debido?"

Hija Ingrata: -"..."

Santa Madre: -"Mira que anchoas más hermosas he comprado hoy."

Un plano gigantesco de un plato de pescado crudo ocupa el monitor entero.


COOKIES "SALUD PÚBLICA" DE AVENA Y ARÁNDANOS ROJOS

Normalmente hago estas galletas atiborradas de fibra, vitamina E y antioxidantes en forma de barra de cereales, a veces añado nueces y semillas de calabaza y me sirven de merienda cuando voy al monte o tengo que tirarme un día entero dando vueltas por el hospital (como paciente... o como empleada). Esta vez las preparé en forma de galleta tradicional para regalar a Mentsch Surgeon, al que le gustaron tanto que no sólo las terminó de una sentada, sino que me encargó una docena para regalar (previo pago). La versión con azúcar es más crujiente y un poco más dura, con lo que "sobrevive" mejor al transporte en el bolso. La versión con miel es igualmente deliciosa y más interesante desde un punto de vista nutricional, pero da como resultado una galleta más blanda, menos apta para el transporte.

INGREDIENTES

  • 2 tazas y 1/2 de copos de avena (los que se utilizan para las gachas)
  • 1/2 taza de salvado de avena, semillas de linaza molidas y semillas de chía (o salvia hispánica) mezclados. Si no tenéis todos estos ingredientes en la despensa, uno de ellos bastará.
  • 1 taza + 2 cucharadas soperas de harina integral
  • 1/2 taza de germen de trigo
  • 1 cucharada de té de bicarbonato sódico
  • 1 cucharada de té de levadura en polvo (tipo Royal)
  • 1 cucharada de té de canela en polvo
  • 1/2 cucharada de té de sal (mejor de grano medio, pero la sal corriente también sirve)
  • 1 taza de aceite de canola o colza (mejor orgánico), u otro aceite vegetal de sabor suave
  • 1 taza de azúcar moreno (o miel, si utilizáis miel el tiempo de horneado puede ser ligeramente superior)
  • 1 huevo a temperatura ambiente + la clara de otro
  • 1 cucharada de té de extracto natural de vainilla
  • 1 taza y 1/2 de arándanos rojos (cranberries) secos. Cualquier otro fruto seco (pasas... etc.) en pedacitos puede servir. También podéis añadir nueces, avellanas o almendras picadas.
ELABORACIÓN

Precalentar el horno a 180º. En un bol o ensaladera grande, mezclar los ingredientes secos: los copos de avena, el salvado, la linaza, las semillas de chía, el germen de trigo, la harina integral, el bicarbonato, la levadura, la canela y la sal.

En otro bol, batir bien el azúcar (o la miel) y el aceite, hasta que el azúcar deje de "crujir" y se haya disuelto bien. Añadir los huevos y el extracto de vainilla, y seguir batiendo. Cuando todo esté bien mezclado, echar la mezcla de ingredientes secos. Seguir batiendo sólo hasta que la mezcla tenga aspecto homogéneo. Incorporar los arándanos (o pasas).

Cubrir dos bandejas de horno con papel de hornear (papel pergamino, no encerado), y depositar en ellas cucharadas (mejor aún si tenéis una cuchara especial para formar bolas de helado) a unos 5 cm. de distancia entre ellas. Aplanar ligeramente con la palma de la mano o el revés de la cuchara. Si os quedan unas cuantas pasas o arándanos, podéis utilizarlos para decorar por encima las galletas.

Hornear hasta que  las galletas se doren ligeramente (depende de cómo os gusten de crujientes), unos 14 minutos. Dejar enfriar en la bandeja (depositada encima de una rejilla) unos 5 minutos, y después pasarlas a la rejilla con una espátula.  Dejar enfriar por completo antes de guardar. Se conservan estupendamente en una caja de metal o recipiente hermético.

A pesar de todos los prejuicios que podáis tener contra los dulces "sanos", creo poder afirmar -con toda modestia- que he conseguido una receta tan equilibrada como deliciosa (y muy popular en el hospital... y en casa). Ya me contaréis. Si se os ocurre una variante rica, escribidme, todo es mejorable.