... a lo mejor ésa es la razón por la que San Valentín no es una fiesta "de guardar" en esta cabaña montrealesa. Tanto monsieur M. como yo aborrecemos cordialmente estas ocasiones en las que las muestras de afecto son obligatorias. Y a mí las flores y el chocolate me gustan todo el año ;-).
Así que hoy tendréis que conformaros con este borscht, humilde pero festivo. Normalmente sigo la receta clásica y dejo las verduras troceadas, pero la versión en puré de hoy se debe a que un virus maligno ha inflamado gargantas (que no pasiones) por estos lares.
Así que hoy tendréis que conformaros con este borscht, humilde pero festivo. Normalmente sigo la receta clásica y dejo las verduras troceadas, pero la versión en puré de hoy se debe a que un virus maligno ha inflamado gargantas (que no pasiones) por estos lares.
Hmmmm, rojo que te quiero rojo... ¿o era otro color?
ResponderEliminarwau...que colores mas bonitos....
ResponderEliminarPor cierto...e hecho las digestive...un poco a mi aire, y al margen de ser un poco duras :P Estan ricas...Saúdos e apertas
ResponderEliminar¡Cielo santo! ¡Remolachas!
ResponderEliminarAins, que a mí las remolachas me encantan pero me sientan fatal... Lo de las muestras de afecto obligatorias tampoco me van demasiado, ya tenemos algo en común :) ¡Besos!
ResponderEliminarHace años que quiero preparar un borscht, porque no lo he probado en la vida, me encantan las remolachas y me atrae la receta, algo agridulce... Ya te contaré. Pronto hará un año cogí la gripe y J. me daba, para la garganta inflamada, unas ensaladas con unos pedazos enormes de cebolla, zanahoria y pepino, porque decía que así se bajaba la inflamación, machacándola un poco con verduritas frescas y vitaminadas ^_^
ResponderEliminarBesos y que se te pase pronto el trancazo.
A mí me encantan las remolachas cocidas en ensalada con bonito y huevo duro. O en bocata con un pelín de mahonesa... Pero el borscht no lo he probado nunca...
ResponderEliminar¡Qué te mejores!
Noema y Nuria: es que el rojo es muy agradecido :-).
ResponderEliminarAn: mm, ¿duras? Vaya, no sé los cambios que habrás hecho a la receta, a lo mejor horneándolas un poco menos de tiempo...
Lupe: sí, lo siento, pero es que me gustan Lupe. Pero al menos no te he dedicado la receta, ni he dicho que es muy buena para lo tuyo, ni las he mezclado con jugo de áloes, ¿eh?
Marona: es verdad que las remolachas pueden tener ciertos efectos secundarios bastante indeseables. Pero es como zamparse una fabada: todo el mundo sabe que durante la digestión es mejor no ver a nadie :-), pero está tan rica...
Ander: gracias. Cuando publiqué este post, el que estaba malo era monsieur M., y andaba yo chuleándome de sistema inmunitario cuando... zas! Lo he agarrado yo también. Tengo la garganta que cada cosa que trago es como tragarme un puñado de clavos, así que no sé yo, sólo pensar en pasar un bocado de pepino o zanahoria crudos... uy! Mejor como sopita un par de días.
María: gracias. Prueba esta receta, si eres fan de la remolacha te va a encantar.
Yo era por hacerme la mártir, compréndeme. Aunque están perdiendo protagonismo, las malditas remolachas. Ayer me dijo un verdulero en el mercado, con una sonrisa compasiva, que lo que me hacía falta era brécol y zumo de granada. Señor, dame paciencia y modera mis ansias asesinas. Ya sé que no existes, pero inténtalo.
ResponderEliminarEs curioso cómo a nadie se le ocurre recomendarte cosas como un cosmopolitan o un margarita bien frío, un buen revolcón y un fin de semana en Las Vegas. Vamos, por poner un ejemplo. Ya puestos a recomendar, al menos cosas divertidas... (me he visto el primer capítulo de Dexter, y me das mucho miedo, Lupita)
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