lunes, 15 de octubre de 2012

Otoño

El otoño ya está aquí de nuevo. Parece que hace dos días que era verano, que nos mudamos, que estuve en Nueva York con Noema en unas vacaciones estupendas de exploración gastronómica. El tiempo pasa tan rápido como las bandadas de gansos salvajes que han sobrevolado Muffin Manor durante las dos últimas semanas, anunciando que la nieve no anda lejos. Los días de octubre que llevan a Halloween se suceden, dorados, el aire matinal es fresco (ya casi frío) y límpido aquí en mi nueva región, los montes Laurentides, las hojas crujen bajo los pies y el olor de la lana de mi jersey favorito vuelve a acompañar mis paseos. La gente ha sacado las calabazas a la puerta y los supermercados venden paquetes enormes de caramelos que los adultos compramos diciéndonos que son para dar a los críos en la noche de Halloween y que nos zampamos a escondidas. Poco a poco nos hemos ido apropiando la nueva barraca. La cocina se ha llenado de aromas de crema de calabaza y jengibre, de tarta de manzana y de pastel de zanahoria con especias, y al fin la casa ha empezado a oler a nuestra casa.

Como le decía a un lector en los comentarios, me muero de ganas de sentarme a escribir y tengo recetas en reserva en el disco duro, y fotos, y los próximos capítulos de la tercera temporada :-) de mi historia detectivesca por entregas (esos en la cabeza, y en un cuaderno). Pero es que la mudanza ha sido brutal. La reforma y pintura de la nueva «choza» han sido brutales (todo con estas manitas). La vuelta a las clases está siendo brutal. La universidad me consume todo el tiempo (porque yo tendré imaginación, pero las clases que doy tengo que prepararlas igual :-). Y también hay que vivir. Hay que andar por el bosque y recoger hojas, hacer galletas, rascarle la barriga a Alfonso, comer sopa, beber tés con los amigos, ir al cine, leer novelas de crímenes y plantar bulbos de tulipanes delante de la ventana de la cocina. 

Que sepáis que no es desidia, ni hartón de blog (hay épocas en las que pasa, porque es mucho trabajo), ni falta de ideas. Es simplemente que en Canadá los días tienen solamente 24 horas. Hasta que las cosas se calmen un poco, os dejo unas fotos de mi nuevo entorno. Para que veáis que el otoño en Quebec sigue siendo espléndido.



   



13 comentarios:

  1. Esa esquinita idílica con "el otoño" al fondo es muffin mannor????? pues ahora comprendo que no "salgas" de ella ni para ir al blog!!!! jajajajaja
    Me alegro de leerte de nuevo.
    Un besuco.

    ResponderEliminar
  2. Que fotos tan preciosas...pues vaya lujo vivir en un entorno así....ya se te echaba de menos...un besote
    p.d. por cierto mi sobrina ya esta en Toronto y esta genial, le encanta.

    ResponderEliminar
  3. Todo un placer para la vista y le supongo también el olfato...bonitas fotos¡!

    ResponderEliminar
  4. Serán cosas del norte pero aquí en Finlandia los días también tienen 24 horas. Es un rollo.

    Me quedo en espera :)

    ResponderEliminar
  5. Que otoño tan tan bonito, qué envidia de otoño...

    ResponderEliminar
  6. Cada que veo tus fotos "quebecquianas" me dan ganas de irme a vivir a una barraca montrealesa.

    ResponderEliminar
  7. Precioso!! pero no te "raciones" tanto que te echamos de menos, pero mucho, mucho, mucho...

    Besos

    Maite

    ResponderEliminar
  8. Muchas gracias por volver, aunque sea para saludar!!! disfruta de tu casita y el otoño, que ya habrá invierno para escribir...
    un beso!

    ResponderEliminar
  9. Qué fotos tannnn bonitas! Esos colores otoñales, ese trocito de casa de cuento, las calabazas, los paisajes... Creo que si viviese en un sitio así estaría todo el tiempo con la boca abierta :-)

    ResponderEliminar
  10. Unas fotos preciosas, me alegra mucho verte de nuevo por aqui dispuesta a facilitar nuestro colesterol y nuestra envidia (de la sana).

    Vicent.

    ResponderEliminar
  11. ¡Has vuelto! ¡OLÉ! ¿has abierto cuenta en twitter? para que mi felicidad sea completa, digo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ra (y todos los demás), gracias por el aprecio. No, no tengo cuenta en Twitter (abrí una para ver cómo funcionaba la cosa, pero nunca he escrito nada). La razón es la habitual: no tengo tiempo. La vida virtual ocupa mucho tiempo, y la real en estos momentos es bastante exigente. Un abrazo.

      Eliminar